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Un mismo destino, diferentes caminos: la desigualdad en las clasificaciones de las selecciones a la próxima Copa del Mundo Femenina

FIFPRO, sindicato de jugadores y jugadoras de fútbol de la FIFA, realizó una contundente investigación en dónde expuso las desigualdades entre las selecciones de todas las confederaciones durante sus respectivas clasificaciones al Mundial. Salud, economía y entrenamiento, los ejes principales. ¿Qué factores dan cuenta de la brecha de desigualdad entre algunas selecciones con otras? A […]

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FIFPRO, sindicato de jugadores y jugadoras de fútbol de la FIFA, realizó una contundente investigación en dónde expuso las desigualdades entre las selecciones de todas las confederaciones durante sus respectivas clasificaciones al Mundial. Salud, economía y entrenamiento, los ejes principales. ¿Qué factores dan cuenta de la brecha de desigualdad entre algunas selecciones con otras?

Fotos Argentina e Inglaterra: FIFA

A menos de un mes para el inicio de una nueva Copa del Mundo, FIFPro dió cuenta de algunos de los motivos que marcan las grandes diferencias entre una selección y otra. ¿Por qué Suecia es una potencia y Argentina no? ¿Por qué Brasil clasificó al Mundial y Uruguay no? ¿Por qué nuestra selección femenina aún no ha ganado un partido en 3 mundiales disputados? El sindicato que vela por los derechos de los jugadores y jugadoras de fútbol de la FIFA publicó una investigación que responde a esas preguntas.

FIFPro, de forma anónima, encuestó a 362 jugadoras de fútbol de todas las confederaciones:  AFC (Asia), la CAF (África), la Concacaf (Norteamérica, Centroamérica y el Caribe), la CONMEBOL (Sudamérica), la OFC (Oceanía) y la UEFA (Europa). Las deportistas calificaron sus experiencias en el proceso de clasificación a la Copa del Mundo Australia - Nueva Zelanda 2023 en los últimos 18 meses. Calificaron la salud, el descanso, entrenamientos, economía y trasladados, entre otros
La investigación también da cuenta que la UEFA es la única confederación de todas que realizan partidos eliminatorios para clasificar a la Copa del Mundo, misma dinámica que es habitual en el fútbol masculino. El resto de las confederaciones accede a los Mundiales y Juegos Olímpicos mediante competencias intercontinentales que no duran más de un mes. Es decir, mientras España, Inglaterra o Alemania se aseguran su participación en el máximo certamen del fútbol durante meses y años en eliminatorias, Argentina, Bolivia o Perú se juegan el pase al Mundial en los escasos partidos de Copa América cada 4 años. Lo que significa que un par de partidos define el trabajo de años de todo un equipo.

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Las cifras de la desigualdad

En cuanto a la salud de las futbolistas, la encuesta arrojó cifras que encienden las alarmas contemplando que son deportistas de alto rendimiento. El 70% de las jugadoras encuestadas aseguraron que no fueron sometidas a chequeos cardiacos antes de las competencias para clasificar. Inclusive, el 54% no recibió ninguna atención médica previa a la competición. Y un dato no menor, que invita al debate por su importancia, es que el 39% de las jugadoras no tienen apoyo ni soporte para resguardar su salud mental.

En lo que respecta al entrenamiento y preparación física, el 66% de las jugadoras aseguran que las instalaciones de recuperación luego del desgaste físico no están a la altura de élite, o inclusive, que ni siquiera existen dichos lugares. En la misma línea, el 33% aseveró que no tienen el suficiente tiempo de recuperación entre partido y partido. Este porcentaje se puede contrastar lo que son los partidos de la Copa América, competencia en la que las selecciones juegan partidos cada 48hs. También, el 70% afirmó que las instalaciones de los gimnasios son insuficientes para realizar los trabajos adecuados que el alto rendimiento y el nivel de élite exige. Así, el 32% dijo que los campos en dónde compiten no están en buenas condiciones.

La extensa investigación de FIFPro también arrojó resultados que eran de esperarse, y que a priori se suponían las siguientes situaciones. El 66% de las jugadoras solicitó permiso no remunerado en su otro trabajo para entrenar y disputar los partidos clasificatorios con su respectiva selección. Un problema que continúa latente en el mundo del fútbol femenino: aún las jugadoras no pueden dedicarse 100% al deporte. 

Por último, el eje económico también es un factor que socava la desigualdad no sólo entre selecciones femeninas y sus países, sino a comparación del fútbol masculino. El 29% de las 362 jugadoras encuestadas aseguraron que no recibieron ningún aporte económico por clasificar al mundial ni durante la clasificación. Un dato que también corresponde al anterior, el que expone la necesidad de las deportistas en tener uno o dos trabajos más para poder vivir.

El vaso medio lleno: buenas nuevas desde FIFA

A días de una nueva edición de la Copa del Mundo Femenina, la casa madre del fútbol internacional aseguró un hecho histórico y sin precedentes: las jugadoras cobrarán un sueldo por participar en el Mundial. Cada representante de las 32 selecciones cobrará 30.000 dólares por disputar la fase de grupos. La cifra aumentará a medida que las jugadoras avancen de fase, por ejemplo, la selección que pase a octavos de final, la cifra individual aumentará a 60.000 dólares, 90.000 a cuartos y así sucesivamente. Las jugadoras de la selección campeona del mundo recibirán cada una una suma de 270.00 dólares. Una medida sumamente positiva que empezaría a litigar las cifras arrojadas en la investigación de FIFPro.

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Entendiendo los alarmantes porcentajes sobre la falta de paridad entre las selecciones, más específicamente entre la UEFA y las demás confederaciones, se puede reflexionar y entender el presente de algunos equipos a comparación de otros. Dar cuenta de porque el rendimiento deportivo de algunas jugadoras es extremadamente superior al de otras con las que se chocaran en una cita mundial. Entender que consolidar una selección en el grupo de las potencias es una consecuencia de inversión, interés y desarrollo, que con “ser futboleros” no es suficiente. Si el 59% de 362 jugadoras asegura que viajó en un avión de clase turista a larga distancia previo a una competición decisoria, responde a muchas preguntas de la desigualdad del nivel y rendimiento de unos equipos con otros.

¿Cómo un equipo puede ser potencia si no tienen gimnasios en dónde entrenar? ¿Cómo un equipo sudamericano le puede hacer frente a uno europeo si muchas de sus jugadoras aún tienen uno o dos trabajos más para poder sobrevivir? ¿Cómo pueden nivelarse las selecciones de un Mundial si muchas no se dedican 100% al fútbol? ¿Cómo se puede exigir una disciplina técnicamente atractiva si no todas las selecciones tienen los recursos básicos para desarrollarse como deportistas? ¿Cómo podemos exigirles a nuestras jugadoras que estén a la altura del masculino si no tienen todos los recursos para hacerlo? Estamos hablando de selecciones potencias y en desarrollo. Equipos integrados por jugadoras ganadoras de balones de oro, ganadoras de competencias intercontinentales e inclusive mundialistas. La deuda con la rama femenina es una herida que de a poco se achica, pero que de momento no deja de lastimar.

Pese a los números arrojados, el crecimiento del fútbol femenino es una realidad cotidiana, pero claramente aún falta mucho. El exhaustivo informe de FIFPro que se realizó por primera vez en la antesala del Mundial, será el precedente a comparar en la próxima Copa del Mundo, instancia en la que se esperará que las cifras hayan mejorado.

Macarena Jorge Caamaño

Periodista especializada en deportes. Diplomada en la UBA en deporte y género. Me gusta mucho el fulbo. Y sí, Jorge es mi apellido.
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