"Queremos ser escuchadas": El reclamo histórico de la Selección Femenina
La actualidad de la Selección Argentina es una consecuencia de luchas, reclamos y represalias por alzar la voz. Un breve repaso por un reclamo sin precedentes. Año 2014, la Selección Argentina consigue la medalla de oro en los Juegos Odesur de Chile. Luis Nicosia, a cargo del combinado nacional que gana los Odesur, es apartado […]
Por Macarena Jorge Caamaño | 04/12/2023
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La actualidad de la Selección Argentina es una consecuencia de luchas, reclamos y represalias por alzar la voz. Un breve repaso por un reclamo sin precedentes.
Año 2014, la Selección Argentina consigue la medalla de oro en los Juegos Odesur de Chile. Luis Nicosia, a cargo del combinado nacional que gana los Odesur, es apartado del equipo y lo reemplaza Julio Olarticoechea, campeón del mundo en el 86. Con el Vasco a cargo, Argentina compite de manera desapercibida en los Panamericanos de Toronto 2015, pero en ese mismo año, Olarticoechea deja la Selección. Desde allí y todo el 2016, la Selección Femenina dejó de existir.
Es en el 2017 cuando vuelven los entrenamientos con Carlos Borrello iniciando su segundo mandato en la dirección técnica. Ese año se gestó una manifestación que culminaría en el regreso a una Copa del Mundo luego de 12 años.
Durante el 2017, la Selección Femenina cobraba $150 de viáticos y había dormido en un colectivo para jugar contra Uruguay en el país vecino. Impotentes e imposibilitadas para entrenar y competir debido a la falta de recursos básicos, las jugadoras de la Selección deciden hacer un histórico paro.
Los reclamos se cobraron nombres de jugadoras históricas y referentes que pusieron la voz y el cuerpo en exigir recursos básicos para desarrollar el deporte. Fue el caso de la cordobesa Florencia Quiñones, flamante DT de Boca e histórica jugadora, quien no volvió a vestir nunca más la camiseta de Argentina.
Tras el paro y los reclamos direccionados a Ricardo Pinela, quien estaba a cargo del fútbol femenino de AFA, la huelga se levanta por una situación especial: Copa América 2018. Argentina, sin haber entrenado previamente para la competencia intercontinental, durante la previa del partido contra Colombia, sucede un hecho inédito. Todo el plantel, es decir, las 20 jugadoras convocadas para la Copa América, posan con el banner de la Conmebol haciendo un gesto similar al Topo Gigio con un mensaje contundente: queremos ser escuchadas. En poco tiempo, esa foto recorre el país y el mundo.
¿Qué exigían? Lo básico: ropa para entrenar, viáticos, infraestructura e interés de las autoridades para que puedan desarrollar el deporte de una forma digna para representar al país. Con toda la situación de hechos sin precedentes, Argentina clasifica entre los 5 mejores del continente, accede al repechaje contra Panamá y, luego de 12 años de sequía, vuelve a jugar una Copa del Mundo.
Pero antes, en medio de los reclamos, presentaron la nueva camiseta de Argentina que el femenino usaría para la Copa América y el masculino para el Mundial de Rusia. Pero dicha campaña tuvo una particularidad: los jugadores de Argentina fueron los encargados en presentarla, ¿Y para la rama femenina? Modelos.
Laurina Oliveros, arquera de Argentina, quién concentraba en La Serena junto al equipo en medio de esa movilizante Copa América, escribe en Twitter: “¿Y las jugadoras del seleccionado femenino? ¿Acaso no tendríamos que ser nosotras las que presentamos camiseta?” VERGONZOSO.”
Las represalias y supresiones, uno de los mecanismos por excelencia en el fútbol femenino cuando las deportistas alzan la voz, se dieron en muchos momentos de la historia del seleccionado femenino de los últimos años. Como muchos nombres fueron desapareciendo de las listas de convocadas, el tweet de Oliveros se viraliza por completo, y, curiosamente, Laurina no es convocada al Mundial. De tantas jugadoras que fueron marginadas de las convocatorias de Argentina, junto a Banini, Bonsegundo, Potassa y Bravo, las últimas apartadas luego del Mundial de Francia, se podría haber formado un equipo de fútbol.
Luchar sirve
El convenio de profesionalización a comienzos del 2019 marcó un antes y un después en el deporte nacional. Fue el inicio de un proceso que toda la disciplina atraviesa de forma ascendente estos últimos años. Una consecuencia de lucha dentro de la cancha, pero sobre todo afuera. Queda mucho que recorrer, y las deudas del deporte, como el federalismo en la disciplina femenina, son varias. Al igual que las certezas de que el fútbol femenino no deja de crecer.
Como a comienzos de 1930, en vísperas a la profesionalización del fútbol masculino que fue una consecuencia de huelgas y protestas desde sus deportistas, el rol de las jugadoras de fútbol, como en la cancha, también es polifuncional. Es saber gambetear en el césped, y golear a las injusticias en la vida. Es luchar con una pelota pegada al pie, y que el mejor gol sea la justicia.
No sólo que hoy en día las jugadoras de la Selección, desde la campaña del Mundial de Francia 2019, son las protagonistas en presentar la indumentaria para las competencias, sino también cuentan con los recursos para entrenar y transitar este proceso. Las fechas FIFA para el seleccionado femenino eran inexistentes, y la ropa en desuso de los varones era su vestimenta. Hoy la realidad es muy distinta, más allá de que el camino por recorrer es muy largo, ya hay un punto de partida.
Las jugadoras de Argentina, en consecuencia a la invisibilidad y destratos recibidos durante muchos años, tampoco conocían el reconocimiento y afecto del público. Argentina, ya con el pasaje y pasaporte listo para su segundo Mundial consecutivo, hoy disfruta de un apoyo y acompañamiento inédito. Los récords de asistencia a los estadios del país en cada partido son la prueba de que nunca más caminarán solas.
