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<strong>Humedales y una histórica deuda silenciosa</strong>

Publicado por:Ramiro Quintanilla

El 2 de febrero se celebró mundialmente el día de los Humedales. Son de los ecosistemas más valiosos por la biodiversidad que hospedan, pero también de los más descuidados históricamente. En esta columna, un breve repaso de su importancia, algunas reflexiones y acciones concretas para protegerlos. 

Por Magdalena Gavier

¿Qué son los humedales?

Los humedales son superficies de la Tierra que se encuentran cubiertas de agua y/o inundadas temporal o permanentemente. Pueden ser de agua dulce, salada, o una mezcla de las dos. 

En los humedales, el agua es el regulador principal que determina el tipo de comunidad biológica que los habita.  Dependiendo de su ubicación, son continentales o costeros/marítimos. En Argentina, los más comunes son los continentales, como por ejemplo: pantanos, ríos, praderas de pastos marinos, lagos y esteros. Mundialmente, están distribuidos de la siguiente forma:

Continentales:

Fuente: “Perspectiva Mundial sobre los Humedales” – Ramsar

Costeros:

Fuente: “Perspectiva Mundial sobre los Humedales” – Ramsar

Los humedales representan el 7% de la superficie de la Tierra: aproximadamente una superficie similar a la que ocupa Canadá. 

A lo largo y ancho del mundo, se distribuyen de la siguiente manera por continente:

Fuente: “Perspectiva Mundial sobre los Humedales” – Ramsar

2 de febrero: una fecha para recordar todos los días

En 1971 se realizó la primera Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional en la ciudad de Ramsar, Irán. Allí se firmó el tratado para la acción y cooperación en la conservación y uso racional de los humedales. Participaron 18 países, y hoy son 164 los estados miembros de todo el mundo. 

Al igual que sucede con muchos temas, las efemérides surgen a modo recordatorio y en general sólo nos acordamos ese día y después durante el año, ni idea. 

Pero es importante que tomemos conciencia a diario, que no olvidemos que hay proyectos de leyes frenadas por intereses políticos y económicos de unos pocos, que hay innumerables personas humanas y no humanas cuyas vidas hoy dependen de la preservación de los humedales (aunque, a la corta o a la larga, claro que todxs dependemos de todos los ecosistemas naturales), y que hay que tomar acciones concretas para frenar su degradación atroz.

¿Por qué son importantes en el ecosistema? 

Estos espacios son vitales para mantener en armonía los ecosistemas de la Tierra: son entornos de una inigualable diversidad biológica. Entre tantos beneficios al equilibrio planetario, se encuentran:

  • abastecimiento del agua dulce y de alimentos: además del alimento (especialmente el arroz) cultivado en esas zonas -cuando se cultiva con respeto y en armonía-, proveen de aceites y plantas medicinales.
  • hogar de miles de especies vegetales y animales: son espacios que albergan más de 100.000 especies animales (es decir un 40% de las especies del mundo), y un sinfín de plantas, algas y árboles. 
  • reservorios de carbono: retienen gases de efecto invernadero (incluso más que los bosques).
  • fundamentales en la adaptación climática y en la reducción de riesgos de desastre:  al tener capacidad de absorber precipitaciones, reducen el impacto de inundaciones, disminuyen los riesgos de sequía y menguan el impacto de las mareas de tempestad, maremotos y huracanes.

*Si te interesa ampliar más sobre este punto, sugiero dos textos: 

¿Qué onda en Argentina? 

En Argentina los humedales abarcan el 21,5% del territorio total, es decir unos 600.000 km2. Existen 23 humedales declarados de “importancia” internacional (también conocido como sitios ramsar, por estar dentro del convenio firmado en 1971 y actualizado recientemente). Igualmente, se estima que existen más superficies que se contemplan dentro de la definición de humedales, aunque no entra en este grupo por su tamaño o falta de precisión en los datos. 

Se distribuyen en 6 regiones principales:

  1. Pampas: Chascomús y Bahía Samborombón.
  2. Patagonia: integrada por lagos, ríos y arroyos de deshielo y su zona costera (San Antonio Oeste y Península Valdés). 
  3. Cuenca del Plata: los Esteros del Iberá, el Delta del Paraná y el Río de la Plata, que integran el mayor humedal de agua dulce del mundo.
  4. Chaco: Bañado La Estrella y Mar Chiquita.
  5. Puna: Laguna de Pozuelos y La Alumbrera.
  6. Buenos Aires: Reserva Ecológica, Costanera Sur y los Lagos de Palermo.

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Fuente: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina

Situación actual: extinción masiva y silenciosa 

Desde 1970 a la fecha se registraron pérdidas de hasta un 35% del total de humedales en el mundo. Según estudios, al día de hoy se han perdido más de 170.000 hectáreas de humedales, e innumerables animales y plantas. Actualmente se estima que hay unas 415.000 hectáreas en riesgo de incendio y, con ellas, la poquita armonía del planeta en riesgo.

En este video se explica de manera muy sencilla la situación actual de los humedales en el mundo y cómo las distintas intervenciones humanas han ido degradando la vida de estas superficies, y cómo complican su preservación hoy. Recomiendo ver a partir del minuto 1: 

Chocolate por la noticia

Para sorpresa de nadie, los principales motivos de pérdida de humedales son: minería, negocios inmobiliarios y monocultivos. En ambos casos, la estrategia suele ser a través de incendios, y las consecuencias son suelos arrasados y devaluados, por lo que se pueden comercializar y vulnerar más fácilmente. 

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Como mencioné en columnas anteriores, los incendios son utilizados esencialmente para modificar el uso del suelo a escala industrial. ¿Por qué? El valor económico del suelo quemado, ya sin vida, sin árboles, sin pastizales, sin cuencas hídricas, sin flora y fauna nativa viva, es muchísimo menor. 

¿Qué hacen con esos suelos? Principalmente se utilizan para la industria ganadera y agricultora, para circuitos deportivos (de autos y motos enduro especialmente) y, claro, para grandes “desarrollos” inmobiliarios para que vivan pocas personas. 

Si bien esas áreas quemadas no deberían poder utilizarse, la realidad es otra: cuando hay objetivos económicos y estrategias malintencionadas, el presente de los bosques se hipoteca facilísimo. Se decide en mesas bien chiquitas donde intervienen agentes inmobiliarios, otros terratenientes, algunos políticos y punto. 

Y el problema no es el incendio per sé, sino el descontrol y nuestra colaboración como especie humana en que el fuego se propague hacia espacios inesperados. 

Ley de Humedales: un pedido de más de 10 años

En casi 10 años hubo tres intentos fallidos de avanzar con una legislación que proteja a los humedales en todo el país y que regule el “uso” para la actividad productiva.

El año pasado finalmente los proyectos de ley obtuvieron dictamen en la Cámara de Diputados y ya están a la espera de ser tratadas en el recinto. 

Te puede interesar: ¿Qué es la Ley de Humedales? 

Los principales puntos que plantean los proyectos son: 

  • Uso respetuoso del suelo: control por parte de autoridades en las actividades antrópicas para proteger los humedales. Para zonas ya degradadas, se propone una restauración sujeta a procesos participativos y estratégicos de planificación y ejecución.
  • Fondo para humedales: se propone contar con un presupuesto para generar estrategias de conservación y restauración. Se espera que la inversión sirva como distribución justa y equitativa y que contemple la compensación de las regiones que sufran pérdidas.
  • Participación ciudadana: se espera que existan procesos de toma de decisiones con amplia, efectiva e informada participación.
  • Inventario: realización de mapeos y monitoreos de estas superficies, con participación e intercambio con las autoridades de control. 
  • Perspectiva de género: puesta en valor de roles, contribuciones y conocimientos de las mujeres en defensa de los humedales, que atienda sus necesidades específicas y respete sus derechos.

Somos tierra

El extractivismo desmedido que sufre el territorio argentino se replica en todo el mundo. ¿En qué momento dejamos de percibirnos como parte del planeta? ¿Cuándo fue que decidimos que era buena idea estrujar como un trapo lo que la Tierra nos comparte? ¿Por qué nos desconectamos de lo que realmente importa? 

De nada sirve hacer futurología si no estamos en presencia ahora, si no cuidamos el espacio que nos hospeda y del que somos parte vital hoy. 

A veces me siento un poco reiterativa al mencionar las acciones concretas que podemos hacer para preservar la vida en la Tierra, pero es que son siempre las mismas. Para que los humedales sigan existiendo y así nuestra propia humanidad continúe en pie, es importante cambiar nuestros hábitos de consumo. 

Dejar de consumir animales y sus derivados es urgente. Un cambio en nuestros hábitos de consumo generará, en mediano plazo, un cambio en las formas de producción. Exigir políticas públicas y el cumplimiento de las mismas es otro punto importante. Porque de nada sirve tampoco tener leyes que después no se cumplan. 

Conversar sobre estos temas, no dejarlos únicamente a merced de quienes se dedican a la investigación ni al activismo. El poder de la palabra y de los cambios que pueden trascender a una conversación son simplemente poderosísimos. 

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