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Día de acción por la Despatologización de las personas Trans

Se celebra el penúltimo sábado de cada mes de octubre y la fecha tiene como objetivo visibilizar el reclamo de eliminar el tratamiento patológico por parte de la comunidad médica hacia las personas trans. En particular exige eliminar definitivamente los términos patologizantes del Manual de Trastornos Mentales y la Clasificación Internacional de Enfermedades.  Por Candelaria […]

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Se celebra el penúltimo sábado de cada mes de octubre y la fecha tiene como objetivo visibilizar el reclamo de eliminar el tratamiento patológico por parte de la comunidad médica hacia las personas trans. En particular exige eliminar definitivamente los términos patologizantes del Manual de Trastornos Mentales y la Clasificación Internacional de Enfermedades

movilización por la despatologización de las personas trans
Movilización travesti - trans

Por Candelaria Sajama

En junio de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la transexualidad de su lista de trastornos mentales. Por otra parte la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), usada con más frecuencia en países de la Unión Europea, continúa hablando de la transexualidad pero bajo la categoría “incongruencia de género” dentro del capítulo de “Condiciones Relativas a la Salud Sexual”. Cabe mencionar que estos documentos son tomados como referencia por la comunidad internacional de profesionales de la salud mental para nominar los trastornos mentales.

En Argentina, la Ley 26.657 de Salud Mental, del año 2010, establece que en ningún caso puede realizarse un diagnóstico sobre la base exclusiva de la elección o la identidad sexual (art.3 punto c). A pesar del avance de algunas normativas, las representaciones sociales y prejuicios siguen existiendo y es necesario promover la idea de poder observar la diversidad de identidades de género como un aspecto más de la sexualidad humana por fuera de lo binario varón/mujer. 

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Dentro de las seguidillas de “diagnósticos” sobre las identidades trans* se encuentra la disforia de género, nominado como un problema físico basado en la falta de adecuación del cuerpo al género que siente la persona. El foco se pone en el cuerpo como incorrecto o equivocado, estigmatizando la diversidad de corporalidades en una sociedad que pone en un altar los cuerpos hegemónicos y los estereotipos de lo que debe ser una mujer o un varón, dejando de lado otras expresiones de género y de corporalidades diversas. Despatologizar también sería visibilizar y empezar a mirar con “amor” a todos los cuerpos. El término “disforia de género” ha sido fuertemente cuestionado dentro de la comunidad LGBTIQ+. 

Respecto de las terapias psicológicas una de las más controvertidas es la terapia de conversión para que una persona que siente una identidad diferente a la consignada en el nacimiento (varón/mujer) pueda reencauzarse y adoptar el género asignado al nacimiento, reprimiendo todo tipo de deseo de adoptar y expresar una identidad disidente. En contraposición se encuentran las terapias psicológicas enfocadas en el acompañamiento y contención a las identidades trans* con un enfoque de derechos humanos y diversidad sexual. 

Activistas trans y travestis en movilización.

La presión y el miedo a salir del clóset es otra temática muy común que se puede vislumbrar en relatos de aquellas personas trans* que no pueden expresar su identidad por diferentes motivos personales, ya sea por normas sociales, condena familiar, protección ante posibles problemas laborales y vinculares, etc. 

En algunas personas trabajadoras sexuales se presenta el efecto “born out”, un desgaste emocional y físico frente a una actividad laboral demandante, muchas veces está ligado al consumo problemático de sustancias para soportar las largas noches de trabajo y peticiones de clientes que favorecen estas conductas de consumo. 

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Conductas autolesivas y de riesgo, en otros casos más graves se presenta el “suicidio” por la falta de recursos emocionales y psicológicos para afrontar situaciones estresantes, duelos, conflictos vitales, conflictos emocionales ligados a la estigmatización corporal- identidaria y la ausencia de un proyecto de vida, entre otros motivos. 

Si bien es una lista acotada de algunas situaciones por las que atraviesan, lo importante es destacar lo incongruente que es vivir en una sociedad donde algunas personas vivan mejor que otras y que se estigmatice tanto a la disidencia sexo genérica. 

Bandera trans.

A pesar de todo lo mencionado, existen ciertas personas trans* que a través de sus recursos emocionales/sociales, la  resiliencia y la motivación pudieron afrontar y realizar su proyectos vitales o están en vías de lograrlo. La psicología y  profesionales de salud mental están en plena etapa de formación respecto de la diversidad sexual, cada vez hay más propuestas para una ciencia que sea respetuosa de las identidades de género y su empoderamiento. Se está pensando en otra psicología que tenga perspectiva de géneros y diversidad sexual.

Despatologizar también sería mirar más allá de la conflictiva vital y vislumbrar lo que nos pueden enseñar las trayectorias de vida trans* sobre la salud mental y los recursos psicológicos para afrontar situaciones adversas. 

Ser discriminada/o/e en la sociedad por manifestar una identidad de género trans* y no poseer el pleno acceso a los derechos básicos como la educación, el trabajo y la salud, además de la baja expectativa de vida de 35 años, condiciona la elaboración y concreción de un proyecto de vida y hace impacto en la salud mental. La desigualdad social y la discriminación por cuestiones de género que vivenció la población trans* tuvo como consecuencia que se incumplieran muchísimos de sus derechos a lo largo de la historia.

“Ni trastorno ni incongruencia, lo que sí existe es la discriminación y el transodio. La sociedad debería sacar todos los términos patologizantes que se usan para referirse a nuestras identidades y dejar de tratarnos como personas locas o enfermas por el solo hecho de ser trans*.  Lo que sí debería hacer la sociedad es  brindarnos un trato digno y derechos para que podamos vivir libremente y con salud mental”

(Candelaria Sajama, Psicóloga trans).

TRANS*: es un término paraguas que lejos de homogeneizar, remite a evocar la

multiplicidad de identidades y expresiones de género. El asterisco funciona como

una marca escritural de una diversidad irreductible (Platero, 2014; Radi, 2019).

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