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¿Cómo sigue el conflicto en Níger?

La escalada bélica en Níger continúa generando máxima tensión en un Sahel africano donde arden banderas francesas. La Junta Militar nigerina oficializó la alianza tripartita con sus pares de Malí y Burkina Faso al mismo tiempo que exigió la retirada del embajador galo, medida resistida por Macron. Mientras tanto la ECOWAS definió la fecha de […]

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La escalada bélica en Níger continúa generando máxima tensión en un Sahel africano donde arden banderas francesas. La Junta Militar nigerina oficializó la alianza tripartita con sus pares de Malí y Burkina Faso al mismo tiempo que exigió la retirada del embajador galo, medida resistida por Macron. Mientras tanto la ECOWAS definió la fecha de la intervención. La guerra a la vuelta de la esquina.

Brigadier General Abdrahmane Tchiani saludando a la multitud en el estadio nacional. (Balima Boureima/Anadolu Agency)

La última semana estuvo movida en el Sahel africano. La junta militar que protagonizó el Golpe de Estado en Níger hace ya un mes, ahora oficializó una alianza que trasciende fronteras y marca un antecedente clave el la historia moderna del panafricanismo: las fuerzas armadas de Burkina Faso, Malí y Níger formalizaron su unidad frente a las amenazas de la CEDEAO/ECOWAS y la resistencia de Macron a retirar sus tropas y funcionarios del territorios africano. De esta manera, las fuerzas armadas vecinas ya están legitimadas para poder actuar en territorio nigerino. La defensa nacional se consolida ante lo que parece ser un inminente conflicto bélico.

Los militares nacionalistas encabezados por el Brigadier General Abdrahmane Tchiani ordenaron el estado de “alerta máxima” ante las “amenazas de agresión contra el territorio nacional” a la vez que pidió el envío de contingentes armados a las fronteras del país para “evitar una sorpresa general”. Además, los militares también convocaron a una gran marcha contra Francia y su injerencismo neocolonizador.

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Por otro lado, Syvain Itté, embajador de Francia, fue invitado el pasado viernes a retirarse del país en un lapso de 48 horas, pero el presidente galo, Emanuel Macron, resiste la medida y expresó su apoyo al mandatario derrocado Mohamed Bazoum al tiempo que advirtió que no atenderá las directrices de autoridades que reconoce como “ilegales”. Mientras tanto el embajador Itté sigue sin cumplir el ultimátum.

La Junta Militar celebrando el primer mes de la toma del poder. (REUTERS/Mahamadou Hamidou).

La diplomacia entre las balas y el hambre

Bola Ahmed Tinubu, Presidente de Nigeria y Jefe de la CEDEAO, aseguró el pasado viernes que está haciendo todo lo posible para frenar una intervención militar contra la junta golpista y apostó a seguir el truncado diálogo. Sin embargo, podría ser una estrategia para ganar tiempo y armamento proveniente de Europa. Además, hace una semana atrás, la organización aliada a los intereses occidentales  admitió tener acordada la fecha para invadir Níger.

Sin embargo, desde Francia agitan el fantasma de la intervención. “Nuestra política es simple: no reconocemos a los golpistas, apoyamos al presidente que no ha dimitido y nos comprometemos a estar a su lado. Apoyamos el esfuerzo diplomático de la Cedeao y la acción militar cuando sea aprobada, en el marco de la asociación”, sostuvo Macron en una conferencia de prensa ayer lunes.

A pesar de las “buenas intenciones”, se estima que la CEDEAO sigue planificando la intervención y esperando el envío de refuerzos y armas de Occidente. Los costos pueden ser muchos y no está claro quién tiene más chances de conseguir el éxito. Claramente la alianza tripartita, impensada por los países africanos alienados a Europa y EE.UU, hizo su efecto y demoró la excursión militar enemiga en territorio nigerino.

Una multitud apoyando a la Junta Militar frente al Congreso Nacional. Foto: Reuters.

Asimismo, la semana pasada la radio estatal de Argelia reportó que las autoridades de su país rechazaron una petición francesa de abrir su espacio aéreo para una intervención militar en Níger. Luego, el Ejército francés rechazó tales manifestaciones y remarcaron que no hay intenciones de atacar al país africano.

Por otro lado, la Unión Europea condenó las últimas acciones de la Junta Militar golpista y advirtió que no reconoce ni reconocerá a las actuales autoridades. Días después, miles de ciudadanos se congregaron frente a las instalaciones francesas exigiendo su retiro y quemando las banderas galas. Al mismo tiempo, otros tantos miles se alistan en el Ejército de manera voluntaria para defender a su patria de la inminente guerra.

Al mismo tiempo, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana rechazó el uso de la fuerza militar con el fin de restaurar el orden constitucional en el país africano, lo que significó un duro revés para la CEDEAO. 

Según la ONU, la violencia y los ataques recientes por parte de enfrentamientos entre las fuerzas armadas de los distintos países del Sahel y los grupos armados como Boko Haram y Al Qaedao, han provocado más de 20.000 nuevos desplazamientos internos en el último mes. 

“La situación ha aumentado los riesgos de protección para las personas refugiadas, los solicitantes de asilo y las comunidades de acogida” advirtieron desde la ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados.

Además, señalaron que las sanciones económicas impuestas por la CEDEAO a Níger, han entrado en vigor en la época llamada “periodo de escasez”, que marca la transición entre las temporadas agrícolas y antes que llegue por completo la temporada de lluvia, lo que genera el alza del precio de los alimentos como de la materia prima para la producción. ACNUR advierte que estas medidas pueden generar escasez de alimentos tras los cierres de las fronteras.

La guerra parece inevitable. Mientras desde ambos lados se enlistas para combatir, se agudiza un escenario donde el hambre impera y la incertidumbre aflora. Una batalla histórica está a punto de escribir sus hojas.

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