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13J día del sexo anal: delicioso y anastasio

El sexo anal viene siendo más frecuente desde la década del ‘90, según las encuestas realizadas en Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Croacia, pero continúa siento alto tabú. El sexo anal tántrico fue valorado positivamente en la India desde siempre, en la cultura griega clásica, el ano era considerado territorio de placer aceptado entre […]

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El sexo anal viene siendo más frecuente desde la década del ‘90, según las encuestas realizadas en Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Croacia, pero continúa siento alto tabú. El sexo anal tántrico fue valorado positivamente en la India desde siempre, en la cultura griega clásica, el ano era considerado territorio de placer aceptado entre los socializados varones. 

Ilustración: @collages.verdecina

Por Lic. Noelia Benedetto -MP 8136-. Psicóloga y sexóloga con perspectiva de género. Terapeuta de vínculos sexo afectivos.

El sexo anal contempla todas las prácticas relativas al contacto buco-anal, sex toy-ano, dedo-ano, pene-ano, etc. Consiste en la introducción del pene, los dedos, o algún sex toy en el ano, o bien la estimulación oral o digital externa. 

Su majestad: el ano

El ano es una parte de nuestro cuerpo con una gran sensibilidad, por tanto, susceptible de desencadenar placer o dolor. Alrededor del orificio anal se encuentra una gran concentración de terminaciones nerviosas, y con el masaje prostático ya sea con dedo, objeto o pene, el área se convierte en una zona eróticamente placentera. 

El ano posee dos anillos musculares: el esfínter interno y el externo. La mucosa del ano se caracteriza por una alta inervación porque el tejido debe distinguir entre deposiciones sólidas y líquidas, percibir gases y coordinar el momento “socialmente apropiado” para la evacuación y también para sensar placer. 

El sexo que involucra zonas erógenas no hegemónicas como el ano sigue siendo un tabú, se lo tilda de “contra natura”, desagradable, guarro, privativo del colectivo gay, etc; esto debido a que los guiones sexuales que nos resultan más conocidos y aceptables son aquellos coitocentristas y por ende, reproductivos, y los que no, son marcados como aberraciones. Se señala muchas veces que no es natural, que no fue “diseñado” para eso…

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¿Dónde está documentado para qué fue diseñada y para qué no cada parte del cuerpo? ¿De dónde descargamos el manual de instrucciones oficial?  

Mitos y otras yerbas

Hay mucha mitología alrededor del sexo anal, uno de los mitos más frecuentes es que los varones gays sí o sí tienen que mantener prácticas anales para lograr el disfrute, siendo esta una de las posibilidades, pero no la única. 

Otro mito es que sexo anal involucra sí o sí penetración, de preferencia fuerte y hasta el fondo. ¿De dónde sacan esas cosas? El sexo anal también puede ser estimulación por fuera, no es necesario meterle algo. En el caso de que sí desees que ingrese algo, será hasta donde vos quieras y disfrutes.

La persona penetrada es quien va a ir marcando la cancha y los ritmos. Acá se viene otro mito… Dejemos de dividir las prácticas de penetración en activas y pasivas, eso atrasa 30 años!!! En los hechos, penetrar y ser penetrado son dos opciones disponibles al mismo tiempo, opciones del juego sexual de una misma persona. La persona penetrada no es pasiva, es quien hace y controla toda la situación. Tanto personas con vulva como con pene, de todas las identidades y orientaciones pueden recibir y/o brindar penetración o estimulación anal. La zona anal la tenemos todxs y podemos disfrutarla sin tabúes.

Masculinidades y estimulación anal

El mayor tabú referente al sexo anal se relaciona con el ano de los socializados varones. 

Para Javier Séez del Álamo, en la construcción de la masculinidad contemporánea juega un papel clave la represión de lo anal: solo debe ser un espacio de salida, nunca de entrada. Para Preciado, la subjetividad masculina hetero se basa en ese cuerpo donde la boca puede abrirse continuamente en el espacio público y donde el ano es cerrado completamente, es privatizado al máximo.

En nuestra sociedad heterocisnormativa se ha desarrollado una relación de poder entre quien tiene el privilegio de penetrar y quien es factible de ser penetrado. Esto aplica a todas las orientaciones: quienes penetran se ven como varones ‘legítimos’ y quienes son penetrados, ya están pensados como ‘menos varones’, como una pérdida del valor del status quo, o más relacionados con las feminidades. Basta con pensar en algunas expresiones: “romper el culo” o “entregarlo”. Se refieren en  un tono violento y degradante a la persona que es penetrada y la dejan en un lugar de pasividad, como si no tuviera voz en la relación sexual y solo estuviese sometida a la voluntad de quien penetra. 

Regularmente, cuando se piensa en una propuesta anal en vínculos hetero, el lugar más común es el de chico penetra a chica con su pene, pero esto no necesariamente tiene que ser así. Esta práctica a menudo se describe como deseable para los socializados varones porque el orificio del ano es más apretado. Este argumento perpetúa el cliché/mito de que la vagina es “demasiado laxa” para el disfrute masculino, sobre todo si una mujer tiene sexo por vía vaginal o después del embarazo.

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En los últimos tiempos, ha aumentado el número de personas candidatas al disfrute receptivo, muchas personas con vulva y un arnés con dildo, estimulan el ano de la persona con pene (pegging), desafiando los roles y estereotipos de género en los guiones sexuales. 

Las personas peneportantes pueden experimentar la estimulación prostática directa mediante estas prácticas y desencadenar vivencias orgásmicas sin estimular el pene. Se puede acceder a la próstata vía anal utilizando dedos, plugs, estimuladores prostáticos, sex toys o nudillos para estimular por fuera desde el perineo (el nicu-nihue). Las contracciones del suelo pélvico van a ir masajeando la próstata. 

Feminidades y anastasio... pronta entrega

Según Jen Gunter, las razones que alegan las socializadas mujeres para practicar el sexo anal incluyen el deseo de complacer a su pareja (la más frecuente), su propio placer, sexo vaginal doloroso y la pretensión de conservar la “virginidad” (otro mito por acá). Algunas personas alegan haber visto sexo anal en la pornografía como razón para probarlo, otras manifiestan haberse sentido obligadas a practicar sexo anal o relatan penetraciones anales «accidentales» pero en realidad planeadas por su pareja masculina (“me confundí de agujero”), lo cual es un escenario que no contempla ni consenso ni consentimiento. Nadie te tiene que presionar, forzar, engañar ni obligar a practicar nada.

Para Luciana Peker la idea de la entrega funciona de manera perversa. Así como antes te pedían que “entregues” la virginidad como prueba de amor y la que no entregaba o se hacía desear era la que era material para esposa; actualmente, algunos socializados varones siguen funcionando con la idea de "me entrega o no me entrega", siguen queriendo que las mujeres entreguen lo que no quieren y ahí está un enorme problema, porque justamente el mayor placer sexual se logra cuando estás entregada, no en el sentido que le entregás algo tuyo a alguien (no es un robo el sexo) sino cuando se llega a esos niveles de confianza.

Muchos socializados varones siguen midiendo la sexualidad como algo que logran “sacarle” a alguien que no quiere dar algo. Para ella, en la sexualidad tendría que ser todo lo contrario, es un encuentro donde podés llegar a hacer cosas que antes podías creer que no te gustaban pero a partir del encuentro y no de la entrega. 

Zona erógena más democrática

El ano no tiene género ni orientación sexual, de hecho es la zona erógena democrática por excelencia, ya que todas las personas tenemos uno. Hay que desmitificar este lugar común de pegar, práctica anal receptiva a determinada orientación sexual, si sos una persona con pene y disfrutás de la estimulación de tu propio ano, este dato no dice absolutamente nada de tu identidad de género u orientación sexo afectiva, y si alguien te cuestiona lo contrario, acercale esta nota.

Primero hablemos...

Es fundamental el diálogo, antes, durante y después. Comunicación asertiva, consenso y consentimiento en todas las prácticas, en todas las instancias. ¿Cómo encaro la conversación? ¿Cómo y qué puedo preguntar? Te dejo algunas ideas:

  • ¿Qué opinás de probar sexo o estimulación anal en nuestros guiones sexuales?
  • ¿Qué te genera la idea?
  • ¿Te despierta algún miedo o preocupación?
  • ¿Qué rol/es te gustaría ocupar?
  • ¿Qué tipo de estimulación te gustaría recibir?
  • ¿Cuál es la posición que te resulta más cómoda/placentera? ¿Te sentís a gusto cambiando de posición durante la práctica?
  • ¿Qué ritmo o velocidad te resulta/resultaría más placentero?
  • ¿Querés acordar una palabra o gesto de  seguridad en caso de que quieras parar?
  • Hablar de la utilización de métodos de barrera y lubricantes.
  • ¿Te gustaría utilizar juguetes sexuales?

Segundo Francia...tercero parte práctica

Para que la práctica sea lo más placentera posible, primero y principal hay que querer hacerlo (por placer y no para complacer), realizarla con calma y a tu ritmo. Comenzar por excitarte estimulando otras zonas que te resulten erógenas; es complejo llegar al sexo anal sin antes haber estimulado otras áreas, como por ejemplo el clítoris o el pene de la persona que será penetrada.

Introducir progresiva, lubricada y suavemente lo que vayas a meter. Te sugiero sostener prácticas de parking o reposo (el famoso portate quieto), e ir haciendo movimientos suaves. La idea no es empujar hacia el ano. Al principio los músculos anales presentarán una fuerte tensión resistiéndose al ingreso de cualquier cuerpo extraño. Yendo de a poco, comenzando por estimulación externa, los músculos se relajaran. Es fundamental comunicar el dolor físico y pasar a otra actividad, no se trata de aguantar. 

Para prácticas buco-anales, es recomendable el uso de métodos de barrera para prevenir ITS como el campo profiláctico, para esto podes usar un dams dental o bien realizar uno con un preservativo cortado. 

En el caso de las prácticas de estimulación (por fuera, o inserción superficial), si vas a utilizar el dedo, un dildo, pene o lengua, lo ideal es condón para pene o dediles.

Si vas a optar por la penetración anal, usá siempre siempre lubricantes, el ano, a diferencia de la vagina, no produce lubricación propia. Deben ser aptos para preservativos, a base de agua o de silicona sólo si usamos condones de poliisopreno (nada de vaselina, cremas ni aceites).

Su uso reducirá el dolor al igual que los microtraumatismos en los tejidos. Hay lubricantes especialmente diseñados para el sexo anal, son más densos y de mayor duración. Existen algunos que facilitan la relajación de la musculatura y otros que tienen efecto anestésico. Sugiero no utilizar absolutamente nada que contenga anestesia para cualquier práctica sexual, ya que al desensibilizar la zona, lo hacemos tanto para el dolor como para el placer, y hay un margen de probabilidad de lastimarse y no registrar este dato para parar a tiempo. 

Podemos aprender a relajar los músculos de los esfínteres del ano; estos son 2, uno externo y otro interno. El externo es voluntario y por tanto controlable pero el interno está conectado al sistema nervioso autónomo, reaccionando de forma involuntaria. A diferencia del esfínter externo que se puede apretar o relajar, el esfínter interno es un músculo involuntario. Su función es mantener el contenido fecal cuando no está listo para ser expulsado y ayudar a expulsarlo cuando llega el momento adecuado para la evacuación.

La reacción del esfínter es contraerse cuando lo roza algo externo. Sin embargo esto no es permanente, por lo general después de un minuto el músculo deja de contraerse y se relaja. En este punto se debe proceder con movimientos lentos para no causar mucho dolor.  

Datazos a tener en cuenta

  • Si tienes previsto practicar también el delicioso vaginal, vas a necesitar distintos preservativos. Es innegociable un cambio de preservativo si tras extraerlo del ano, deseamos introducirlo en otra zona. La estimulación siempre de adelante hacia atrás, puedo ir de vulva a ano, pero no de ano a vulva. 
  • Cualquier sex toy debe tener tope para evitar que ascienda por el interior del recto.  el ano tiene la capacidad de aspirar o chupar, de usar cosas que no nos faciliten su sujeción, éstas pueden ser absorbidas hacia dentro. El juguete elegido ha de tener un extremo plano, mango o tope para evitar cualquier contratiempo. Sugiero plugs y rosarios (vienen de diferentes tamaños). 
  • El sexo anal no tan sólo es compartido: Para muchas personas, aunar el sexo anal a la autoestimulación es un combo placentero. El uso de juguetes sexuales (hay plugs con ventosas para fijar a la pared) podría ser un buen método para explorar las sensaciones que te produce este tipo de estimulación siendo vos la que controla la situación. 
  • Lesiones. Los datos no sugieren que el coito anal receptivo o los juegos que involucran esta zona del cuerpo puedan dañar los músculos del ano (realizados de manera progresiva, con paciencia y lubricante). El sexo anal puede empeorar una hemorroide existente pero en ningún caso generará nuevas ya que éstas son causadas por la presión sobre las venas del ano y no por la fricción. Ante cualquier molestia anal como sangrado, comezón o dolor después de haber practicado el sexo anal y que persista, consultar a une profesional. 
  • No pretendas un quirófano: si bien el ano no almacena heces, algún residual puede haber. Lavar el ano y el recto con el dedo es suficiente, no es aconsejable una limpieza mediante la utilización de enemas, podrían lastimar la zona ya que es muy sensible. Sí se sugiere un lavado con agua y jabón neutro con la ayuda de tus dedos.
  • Fin: por deseo u orgasmo, es momento de retirarse. El esfínter anal está acostumbrado a expulsar, puede que tengas la sensación de “hacerte encima”, por lo que quizás tiendas a contraer. Intentá relajar y sacar o salir progresivamente.
  • Sugiero utilizar preservativo siempre, pero si se eyaculó dentro, tené en cuenta que la presencia de prostaglandinas en el semen pueden hacer un efecto de enema. Intentá tener un baño cerca.

Para ir acabando

El sexo anal es una práctica sexual satisfactoria para algunas personas. Pero por tabú, preferencia, mandato, etc., no todas disfrutan del mismo, no es universalmente placentero. Si no es de tu agrado, no estás obligada a hacerlo, como sucede en todas las prácticas sexuales. 

Sáez del Álamo señala: "El ano es una de las principales zonas erógenas para hombres y mujeres. Especialmente para hombres. Para que se produzca un verdadero cambio cultural tienen que cambiar también las prácticas sexuales hegemónicas y hetero normativas y que sin ese cambio, que afecta a lo simbólico y a la construcción de las subjetividades, no se producirá un verdadero cambio social que iguale a hombres y mujeres".

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