El reconocido sociólogo y antropólogo presentará su libro «Está entre nosotros: ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?», en el Museo de Antropologías de la UNC. En este marco, dialogó con El Resaltador sobre las nuevas derechas populares y la crisis del Estado.
Este jueves 14 de marzo, el sociólogo, antropólogo e investigador del CONICET, Pablo Semán, estuvo presente en No Estamos Solos, el programa de El Resaltador en Mostri TV.
Allí, dialogó sobre su nuevo libro, titulado «Está entre nosotros: ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?», que presentará mañana viernes en el Museo de Antropologías de la UNC (Yrigoyen 174) a las 18 horas.
Para comenzar, Semán afirmó que «hay una cuestión muy general, que es una crisis del Estado como institución. Va más allá de la crisis del Estado en Argentina. El Estado en las democracias occidentales está en crisis porque va menos rápido que los capitales, menos rápido que las informaciones, y porque las subjetividades no se incluyen en el Estado, entonces está permanentemente desafiado y deslegitimado«.
Es por ello que, para el antropólogo, esto compone el caldo de cultivo de las nuevas derechas, «que emergen más por eso que por una conspiración global».
Por otra parte, además de ese proceso macro, «hay un proceso argentino que tiene que ver con los últimos 20 años de política y economía. La política padece, transmite y activa la crisis del Estado». Asimismo, «el proceso político nacional ha desacoplado la acumulación política de la acumulación económica. Una buena parte de la sociedad argentina está por fuera de esa normalidad estatal, y realmente piensa, ¿qué tengo que ver yo con esto, si ellos no tienen nada que ver conmigo?», explica el investigador.
Confesionalización del voto
En general, predomina una idea muy arraigada en el sentido común y es que los sectores evangélicos apoyaron o apoyan mayoritariamente a la gestión libertaria y están más alineados con las derechas conservadoras.
En este sentido, Pablo Semán manifestó que, en Argentina, «no está comprobado que exista confesionalización del voto», o que exista un comportamiento diferente por pertenecer a alguna de las dos grandes religiones practicadas en nuestro país; a saber, católicos y evangélicos.
«La tentativa más radical de confesionalización en Argentina fue la del catolicismo, porque el Papa mismo advirtió sobre los peligros de Milei», agregó. No obstante, resaltó que, no por eso «los católicos votaron diferente. No es que se desvió un gran porcentaje de católicos a votar contra Milei, por lo que el Papa había dicho».
«En esta elección, fueron derrotados los partidos políticos tradicionales, pero también las dirigencias tradicionales», aseguró.
Por otro lado, Semán expuso que, en los medios de comunicación, la mayor parte de los trabajadores «son antievangélicos».
«Un grueso de los periodistas, intelectuales, incluso los políticos que no tienen arreglos con los evangélicos, son antievangélicos. Solamente ven a los pastores que llamaron a votar a Milei, no se preguntan si hay pastores que llamaron a votar a Massa, no se preguntan cuánto incide un pastor llamando a votar, cuán grande es la Iglesia», subrayó.
En línea con lo mencionado, el antropólogo dijo que al analizar las encuestas que miden esto, es posible notar la marginalidad de su influencia.
Acercando la óptica hacia el caso brasileño -en relación a los vínculos entre Bolsonaro y la Iglesia Evangélica-, explicó que allí, los evangélicos influyen en política de una manera que no es como se dice. «Los evangélicos también votaron a Lula, su vicepresidente, durante dos mandatos seguidos, profesaba esa religión».
En Brasil, «los evangélicos tienen un voto relativamente confesionalizado, más concentrado en un candidato que en otro, pero no siempre es el mismo. Eso tiene que ver con la organización evangélica, por un lado, y por otro con el sistema electoral brasileño que ofrece características que no tiene el argentino, entonces el fenómeno de Brasil es irrepetible y es independiente del porcentaje de evangélicos«.
«Hay muchos países de América Latina donde hay más evangélicos que en Brasil y hay menos voto confesional. Cuando hablo con públicos que no conocen este mundo, les digo que en Argentina hay 8 millones de evangélicos. Por ello, no se puede pensar la relación con los evangélicos como si no fueran a estar, o como si se pudieran cerrar las iglesias», sumó.
Semán dirigió una recomendación hacia el progresismo, que actualmente representa una minoría electoral «mucho más chica que el contingente evangélico». «Tendrán que repensar su relación con los evangélicos, deberán dialogar con ellos, deponer odios y puntos de vista que los enfrentan, no hay más remedio que eso», ratificó.
«Los antievangélicos tendrán que ver si prefieren representar al pueblo que en parte es evangélico u odiar a los evangélicos y pelearse con el pueblo. Así que, vayan leyendo la biblia, que tienen muchas cosas para enseñar», enunció.
Juventudes y el fenómeno Milei
En el balotaje donde resultó ganador Javier Milei, lo cierto es que las juventudes fueron quienes más lo votaron y eligieron como una alternativa viable para conducir el país.
Para Pablo Semán, «no es que los jóvenes votan a Milei porque están en contra de los viejos, o no solamente por eso, sino porque la situación de la juventud converge con una transformación de las sociedades».
«La experiencia juvenil contemporánea es una experiencia de la sociedad que viene. Lo que pasa con los jóvenes habla de una transformación social mucho más profunda que la aparición de una nueva generación. Es la aparición de un nuevo patrón de sociedades con otro tipo de expectativas sobre el futuro. Esa juventud conforma una parte muy importante del padrón electoral, entonces es la nueva sociedad expresándose en el padrón y por eso hay además diferencias tan marcadas entre los grupos de edad», prosiguió.
Para finalizar, destacó: «Todos nosotros nos preguntamos, y yo también me pregunto ¿qué habría que decir para interpelar a los jóvenes?, y el problema no es qué es lo que habría que decir solamente, el problema es quiénes son ellos para decir algo. Uno se fija en el mensaje, pero el mensajero también es importante. ¿Y qué pasa en la política argentina? Los mensajeros opositores son sujetos total y completamente deslegitimados«.
«Entonces son malos emisores. Lo que habría que hacer no es encontrar un nuevo mensaje, o aprender a usar TikTok, lo que hay que hacer, primero, es renovar las ideas y, segundo, renovar las figuras. Las mismas figuras, quienes se oponen a Milei, no van a llegar mucho más lejos que donde llegaron«, cerró.