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Genocidio palestino: ¿Cómo siguen los campamentos por Gaza en el mundo?

Publicado por:Rodrigo Andrada Savoretti

En Estados Unidos, las Fuerzas de Seguridad reprimieron todos los campamentos universitarios que exigen «fin al genocidio en Gaza». Lo mismo sucedió en Alemania y otras latitudes, mientras se levantan más campamentos a favor de Palestina, un pueblo que despierta la solidaridad internacional frente a las autoridades mundiales cómplices de una masacre diaria a manos de Israel y Occidente.

En las dos últimas semanas de abril, estudiantes de decenas de universidades norteamericanas decidieron solidarizarse con el pueblo palestino, actualmente siendo masacrado por el ejército israelí. Las imágenes de miles de estudiantes copando los lujosos parques y edificios universitarios de prestigiosas casas de estudios, tales como la Universidad de Oxford, Yale, Harvard, dieron la vuelta al mundo, exponiendo la complicidad del gobierno norteamericano con su aliado Israel.

En la última semana, en distintos Estados de EE. UU., las fuerzas represivas -a la orden de Joe Biden- cargaron contra los campamentos de la mano de grupos sionistas antipalestinos. Actualmente, permanecen detenidas unas dos mil personas que protestaban contra los negocios de las universidades con empresas privadas que financian el genocidio de Israel.

La fuerte apuesta política del movimiento universitario yanqui se expandió más allá de la frontera y se están levantando campamentos en varias ciudades y campus universitarios de todos los continentes.

El pasado 2 de mayo, miles de estudiantes en Venezuela salieron a las calles a exigir un alto al fuego en Gaza. En México, estudiantes universitarios plantaron 18 carpas a favor de Palestina en la Universidad Nacional Autónoma de México. En Colombia, el presidente, Gustavo Petro, anunció en el marco del Día Internacional de los Trabajadores, el cese de las relaciones diplomáticas entre el Estado sionista y el Estado colombiano.

Del otro lado del Atlántico, más precisamente en Europa, se levantaron campamentos en la Universidad de Newcastle (Reino Unido), Universidad Sciences Po y Universidad de la Soborna (Francia), cuyos estudiantes también fueron reprimidos bajo la misma excusa que en Estados Unidos, el supuesto antisemitismo. También se registraron protestas pro palestinas en Dublin (Irlanda) y en siete universidades de Australia y en la Universidad McGill, en el centro de Montreal, Canadá, donde estudiantes universitarios instalaron un campamento en su ingreso.

A su vez, movilizaciones a favor del pueblo árabe tuvieron lugar en la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) de Nueva Delhi, India, las cuales coincidieron con una visita al campus del embajador de Estados Unidos, que tuvo que ser aplazada. En el Líbano, los estudiantes de la Universidad Americana de Beirut hicieron lo suyo.

Exponer a la barbarie desde la solidaridad internacional

Por más que parezca una novedad, no es la primera vez que ocurre el apoyo del movimiento universitario a pueblos oprimidos del sur global a manos del gobierno de su país. En 1968, el mismo campus de la Universidad de Columbia, por dar un ejemplo, también fue ocupado por cientos de estudiantes que se opusieron a la guerra de Estados Unidos contra Vietnam, al mismo tiempo que desataron una fuerte lucha por los derechos civiles de las minorías.

Si bien no estamos en un escenario como el de entonces, en donde la «Guerra Fría» se comía a todos los conflictos del mundo, Estados Unidos continúa firme en su opresión a países que considera de «sacrificio», sea para acrecentar su poder y ganancias a manos del financiamiento armamentístico, en esta oportunidad, hacia Israel, como también para no perder un centímetro de hegemonía territorial en Medio Oriente, territorio considerado clave en su tablero geopolítico.

Una vez más, como hace medio siglo, son las y los estudiantes de altas casas de estudio, quienes protagonizan una verdadera insurrección frente a las autoridades universitarias y políticas, cómplices del genocidio más visibilizado de la historia mundial.

Contrario al efecto buscado, la brutal represión sufrida no hizo más que viralizar aún más la causa palestina en el corazón del mundo capitalista occidental, expandiendo la solidaridad más allá de las fronteras mediáticas y territoriales, y exponiendo cuánto está dispuesto el EE. UU. de Joe Biden a aguantar en pos de no alterar su apoyo a un Israel cada día más aislado internacionalmente.

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