Crisis en Bolivia: "El ataque interno es la autodestrucción del gobierno popular"

La interna del MAS llegó a un punto que pareciera de no retorno; sin embargo, hay quienes tienen esperanza de que el partido popular más importante de la historia boliviana no se autodestruya. ¿Qué está pasando en Bolivia? ¿Podrá Evo candidatearse a Presidente una vez más? ¿A quién beneficia la pelea intestina? El Resaltador dialogó con el comunicador social Marcos Antonio Moscoso, integrante del canal televisivo “La Resistencia Bolivia”. 

El año 2024 comenzó con un duro revés para la figura política más trascendental de Bolivia: el Tribunal Constitucional Plurinacional anuló la reelección indefinida, lo que implicó que Evo Morales quedara afuera de las elecciones presidenciales del 2025.

Desde ese momento, las bases del Movimiento Al Socialismo y su líder han convocado a la realización de acciones radicalizadas como cortes de ruta, paros y asambleas que tiene como objetivo que el TCP vuelva sobre sus pasos. 

En este sentido, la interna del MAS se profundizó a un punto crítico que pareciera no tener retorno. Luis Arce y Evo Morales, se acusan diariamente de ser la “nueva derecha boliviana”. La “vieja derecha”, representada por Luis Camacho y Jeanine Añez, ambos presos por graves delitos como “terrorismo” y “genocidio”, respectivamente, sigue sin poder volver a articularse, sin embargo, la oposición al MAS parece estar dentro del partido, lo cual puede resultar más grave aún.

En la última semana, la escalada de tensión entre Evo y Arce tocó -como decíamos- su punto más álgido, pues las protestas a favor de Evo están con varios cortes de ruta en diferentes puntos del país y ya han muerto dos personas que se han descompensado en el medio de la espera para la apertura del paso, al igual que 23 agentes de la policía resultaron heridos tras ser atacados por los manifestantes evistas.

Una interna con resultado incierto

Para conocer la situación desde adentro, conversamos con el comunicador social Marcos Antonio Moscoso, integrante del canal televisivo “La Resistencia Bolivia”. 

“El ataque interno no es la destrucción del otro, sino la autodestrucción del proyecto popular” advierte desde un comienzo Antonio.

Si ponemos en contexto el fallo polémico del TCP de Bolivia, tenemos que la Constitución vigente en Bolivia desde el 2009 introdujo los comicios para elegir cada seis años a las máximas autoridades de los tribunales Supremo de Justicia (TSJ), Agroambiental, TCP y del Consejo de la Magistratura, con candidatos preseleccionados por dos tercios en el Poder Legislativo, nido de la interna evista-arcista.

En las elecciones judiciales de 2011 y 2017, respectivamente, la mayoría de los electores votó nulo y blanco en rechazo a los procesos, al considerarlos “manipulados” por la mayoría legislativa del MAS cuyo fin consistió -a su entender- en elegir a dedo jueces afines al oficialismo.

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En esta oportunidad, los nuevos comicios a celebrarse en diciembre de 2023, tal como indica la carta magna del Estado Plurinacional, no se realizó por trabas en el Congreso, por lo que el TCP decidió unilateralmente prorrogar su mandato, con el visto bueno de Arce y ante el enojo de las bases evistas que señalaron el accionar como inconstitucional.

Ante este escenario de máxima tensión, el Vicepresidente de Bolivia, y Presidente del Poder Legislativo, David Choquehuanca, quien también tiene diferencias con Evo, convocó a los titulares de ambas cámaras y a los representantes de las tres fuerzas políticas con representación legislativa a un “diálogo” que se dio ayer lunes, del cual todavía no se conocen los detalles.

A continuación, compartimos la entrevista con el comunicador Marcos Moscoso:

ER: Tanto Arce como Evo se acusan de ser la nueva derecha boliviana. ¿Qué opinión te merecen estas acusaciones cada vez más graves? ¿Qué consecuencias culturales y políticas crees que tienen en la población?

MM: Justamente no se analiza que el ataque interno no es la destrucción del otro, sino la autodestrucción del proyecto popular, del Proceso de Cambio.

Lo preocupante de esto, es que si bien hay militancia que ha tomado partida hacia un lado u otro dentro del MAS-IPSP, no se está analizando el probable desencantamiento de la base simpatizante con el proyecto de país de la Revolución Democrática y Cultural. Es decir, todo lo que ha logrado el instrumento desde el 2005 con diferentes conquistas sociales y estructurales con el nacimiento de un nuevo Estado Plurinacional, que hasta el día de hoy se mantiene.

Desde la victoria de las elecciones del 2005, cuando empieza el proceso, hasta la recuperación de la democracia en 2020 tras el Golpe de Estado, el acompañamiento del pueblo al MAS-IPSP se garantiza porque existía estabilidad política, social y económica.

Hoy en día, aunque la tercera exista, la ruptura ha complicado lo simple en la estabilidad política, como la aprobación de cualquier ley en el legislativo, debido a peleas internas al interior del MAS-IPSP. La oposición ve de balcón las discusiones y en ocasiones solo tiene que elegir a qué lado echar gasolina para que se mantenga o aumente el fuego de inestabilidad. Hoy lamentablemente todo esto se transmite y con seguridad la población simpatizante lo percibe, y ahí puede empezar a existir un desencantamiento.

ER: ¿Qué otros factores/intereses políticos y/o económicos que no se ven a simple vista están influyendo en la pelea entre ambas facciones? ¿Hay algún componente yanqui- imperialista haciendo de las suyas?

MM: La derecha no tiene un proyecto de país en Bolivia, tras perder el poder en 2005 tras 20 años de neoliberalismo no han sabido ni podido construir un proyecto alterno. A esto hay que adicionarle que Bolivia dio un giro en su modelo económico y su modelo desde el Estado; tras la nacionalización, la Constituyente, la aprobación de una nueva constitución inclusiva y que sostenga a Bolivia, no solo como un Estado Plurinacional, sino solvente, soberano y en constante crecimiento y desarrollo. El proyecto popular ha dejado prácticamente a un lado lo que ofrece la derecha.

Al verse sin posibilidades de ganar elecciones, la derecha boliviana ha tomado el rumbo de un Golpe de Estado para derribar lo construido, pero ha sido contraproducente para ellos; porque en los 11 meses que lograron tener el poder por la fuerza, le han recordado a la población lo que han hecho en el pasado; persecución, represión, cárcel, masacres, corrupción, privatización, pobreza, reducción de derechos, etc.

El MAS-IPSP volvió fortalecido tras recuperar la democracia después de la victoria del 18 de octubre con más del 55% de votos. No obstante, en lugar de trabajar una nueva agenda de profundización para los próximos 20 años, se está cometiendo errores, sin ver ni analizar de manera autocrítica los que se cometieron antes del Golpe de Estado, ni asumiendo errores de manera colectiva.

Contrariamente, se empieza a ver al otro como enemigo y esto es peligroso si se continúa ahondando como va, porque el MAS-IPSP, que hoy continúa siendo el proyecto popular, le estaría dejando el camino expedito para que la derecha trabaje un candidato "marketero" como Milei, y esta vez puedan hacerse del poder en las futuras elecciones, ahora de manera legítima en las urnas. No es un secreto lo que podría suceder, si eso termina de ocurrir, basta mirar hacia lo que sucede en Argentina.

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