24 de marzo: La moda es política

Este 24 de marzo se cumplen 40 años desde la vuelta de la democracia y 47 desde el último Golpe Cívico y Militar. Las personas que vivieron su juventud (algunas detenidas y desaparecidas) durante este período lucharon por un mundo mejor y fueron protagonistas de uno de los periodos más ricos de exploración intelectual, cultural, social y política.

Por Sol Cortez

La década del 60 se caracterizó por la explosión de una juventud que salió a las calles a expresarse a través del arte y la política. Los y las jóvenes argentinas participaron de gestas históricas junto a trabajadores organizados en los sindicatos.

Buscaban promover un cambio social y evitar que políticas imperialistas y liberales arrasaran con los derechos conquistados. Como todo cambio se vio reflejado en la cultura, cada rama del arte se expresó con propuestas vanguardistas y políticas que reflejaban tiempos convulsos en todo el mundo. 

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En las calles se respiraba revolución. La influencia de las luchas feministas, el movimiento hippie, el mayo francés y el cordobazo fueron el contexto político que acompañó el cambio en los códigos estéticos y la indumentaria. Los colores explotan en las prendas, por una clara influencia de la música psicodélica. Se comienzan a utilizar sin tantos pruritos de género; pelo largo y camisas desprendidas en hombres; pelo corto y minifaldas en mujeres, fueron los hits en todo el mundo. Para los gobiernos de facto de la época fue considerado una provocación y por ende, motivo de detenciones arbitrarias por “conducta subversiva o desviada” (términos utilizados por militares y policías). 

Uno de los espacios que fogoneó estos cambios fue el Instituto Di Tella, desde 1958 hasta 1970 dio cobijo a las principales figuras del arte que marcaron un antes y un después en la historia del arte argentino. 

La moda no quedó exenta de este fenómeno. Dalila Puzzovio, Delia Cancela, Mary Tapia, Juan Risuelo, Roberto Jacoby, Oscar Masotta y Eduardo Costa fueron quiénes tomaron en sus manos la expresión del arte a través de la moda. Algunos con intenciones sólo disruptivas y vanguardistas, otras con el objetivo de transmitir una denuncia y mostrar lo poderoso de denunciar políticamente a través de la moda. 

Mary Tapia procedente del Instituto Di Tella utilizó el diseño de prendas para mostrar un claro mensaje: reflejar nuestra cultura originaria y revalorizar sus tejidos. Fue la primera en coser cintas de tejidos aborígenes en prendas. Y fue en el hall del Di Tella que en el año 1969 realizó el desfile de presentación de la colección otoño-invierno Pachamama. En este desfile las y los modelos desfilaban y se ubicaban en distintos puntos del hall a recitar coplas norteñas. No se puede negar la influencia del Tucumán Arde en esta presentación, ni tampoco el sentido de representación que significaba que una diseñadora tucumana eligiera este canal para hacer la denuncia de exclusión de la sociedad argentina a los pueblos originarios. 

Otro diseñador que puso en jaque los discursos hegemónicos a través de la moda y oriundo del mismo Instituto, fue Juan Risuleo, quién armó su marca llamada Ropas Argentinas. El nombre y la etiqueta grande celeste y blanca con el nombre de la marca, rompía absolutamente con lo establecido hasta el momento. La moda en Argentina era marcada por la influencia europea, lo que se usaba en el viejo continente seis meses más tarde se veía en las principales vidrieras de marcas que llevaban nombres franceses e italianos. El concepto elaborado en Ropas Argentinas buscaba provocar y desafiar lo establecido, pero también crear una identidad de diseño nacional. 

La vestimenta como canal de expresión y denuncia es algo que se ha utilizado desde todos los tiempos, los primeros cambios de las sociedades son marcados por este aspecto de la cultura. Pero casi siempre se subestima su influencia y poder político, y se la termina caracterizando como superflua y banal. Sólo porque los análisis se enfocan en el consumo de prendas y accesorios de lujo que solo representan y perpetúan el status quo de los ricos. 

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Y por último, pero no menos importante quiero analizar una de las prendas más icónicas y políticas para nuestra historia: el pañuelo blanco de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Es conocida la explicación de por qué llevan pañuelo blanco. Pero si aún no lo sabes, te lo comento. Cada jueves asistían a Plaza de Mayo, madres y abuelas de detenidos y desaparecidos y de bebés apropiados, a reclamar su búsqueda, restitución y libertad. Como las rondas se realizaban frente a Casa Rosada, probablemente no se escucharan sus cánticos, ni se leyeran sus carteles desde el despacho donde se ubicaban los militares. Por esta razón decidieron colocarse pañuelos blancos en sus cabezas haciendo alusión a los pañales que usaron sus hijos e hijas, sus nietos y nietas. ¿Existe prenda que cargue tanto valor político?

Probablemente no. El pañuelo es símbolo de lucha y es tan fuerte y claro su mensaje que ha sido utilizado en otros colores para demandar otros derechos como el del Aborto legal, seguro y gratuito. Tan firme y poderoso es que Madres y Abuelas se han quitado el pañuelo, sólo para entregárselo a grandes luchadores y luchadoras de gestas obreras y populares. Y también ha crispado hasta la médula a genocidas que no soportaron ni mirarlo en los juicios por lesa humanidad. No es necesario agregar nada más, la prenda denuncia, exige y da poder.

Por las víctimas de la última Dictadura Cívico y Militar y por los 30.400 detenidos desaparecidos. Por Abuelas y Madres. Seguimos exigiendo Memoria, Verdad y Justicia.      

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