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Panic show en Ecuador: ¿Qué hay detrás del Estado de sitio?

Ecuador vive sus días más intensos de los últimos años debido a la profundización de la violencia narcocriminal a la que el Estado dejó crecer por conveniencia social y política. Pero, ¿Qué hay detrás del Estado de sitio? ¿A qué se debe la implementación de políticas ultra neoliberales en medio del caos? ¿Es la militarización […]

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Ecuador vive sus días más intensos de los últimos años debido a la profundización de la violencia narcocriminal a la que el Estado dejó crecer por conveniencia social y política. Pero, ¿Qué hay detrás del Estado de sitio? ¿A qué se debe la implementación de políticas ultra neoliberales en medio del caos? ¿Es la militarización del país la solución a los problemas estructurales? ¿A qué juega Estados Unidos en la región?

El clima de incertidumbre, hastío, bronca y dolor habita Ecuador hace no menos de media década debido al crecimiento del narcotráfico, el cual ha hecho metástasis en todo el aparato estatal y el tejido social de una población rehén que sufre la “colombianización” de su territorio nacional.

La violencia callejera llegó para quedarse en las calles ecuatorianas desde que los gobiernos neoliberales de Lenin Moreno y Guillermo Lasso permitieron que los capitales transnacionales y grandes carteles del narcotráfico como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación trasladaran y eligieran a Ecuador y más precisamente al puerto de Guayaquil como el mayor centro de distribución de cocaína y otros estupefacientes de Latinoamérica.

La dolarización, el achicamiento del Estado, la corrupción institucionalizada en todos los niveles estatales y la negligencia del Poder Judicial ecuatoriano son el combo perfecto para que el crimen organizado maneje a sus anchas el destino de millones de personas que quedan atadas a sus negocios. 

Por arriba de la mesa: fuga de capos narcos de cárceles de “máxima seguridad”, secuestros, extorsiones, asesinatos en plena vía pública, atentados, amotinamientos carcelarios, violencia sexual, pobreza y crecimiento exponencial del narcotráfico.

Por abajo de la mesa: leyes que benefician a capitales transnacionales, acuerdos con ejércitos extranjeros, mega acuerdo de libre comercio con China, aumento del IVA.

En este sentido, vale la pena preguntarse, ¿es el Estado de Sitio parte de una política neoliberal de shock que tiene como objetivo hacer pasar desapercibida una serie de importantes políticas promercado?

Ecuador, zona de sacrificio imperialista

Mientras millones de ecuatorianos sufren la paranoia de vivir en un Estado de Sitio y convivir con el Ejército en las calles, el Gobierno envió al Congreso la “Ley de Competitividad Energética”, aprobada el pasado 10 de enero.

Esta normativa permite la privatización de la energía eléctrica en Ecuador, puesto que incorpora la presencia de empresas estatales extranjeras en las actividades del servicio público como también del alumbrado público. Al mismo tiempo, condona el 100% de los intereses en las deudas por tarifas de luz a los clientes finales y a las empresas de distribución.

Asimismo, el expresidente de Ecuador, Guillermo Lasso, firmó días antes de su forzada retirada un acuerdo para la intervención y la presencia del Ejército de Estados Unidos en el país. El jueves 11 de enero, cuando todo el mundo veía en vilo las noticias que llegaban desde Ecuador, la Corte Constitucional declaró la constitucionalidad de este entendimiento.

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El polémico acuerdo autoriza la presencia de militares, contratistas y personal del Departamento de Defensa, para la visita de buques, entrenamiento, ejercicio, actividad humanitaria, cooperación de seguridad por tráfico ilícito, terrorismo y pesca ilegal. 

La gravedad de esta medida que afecta la soberanía del país suramericano consiste en una serie de privilegios, exenciones e inmunidad. Ecuador reconoce el control disciplinario y jurisdicción penal de las fuerzas estadounidenses, al tiempo que exime de impuestos e inspecciones a los militares gringos. Las naves, buques y vehículos yanquis podrán desplazarse, entrar y salir de la nación libremente. También se les habilitará el uso de todas las frecuencias del espectro radioeléctrico, sin costo alguno.

En el artículo 11 se establece que los gobiernos obviarán cualquier reclamo por la lesión o muerte de algunos de sus miembros. Los reclamos por daños causados por los yanquis serán resueltos por el gobierno de ese país, o sea, la impunidad será total y está garantizada.

Por otro lado, el Ejecutivo avaló el acuerdo de libre comercio con China, firmado también por Guillermo Lasso, donde se flexibilizan los controles ambientales para el ingreso de desechos, principalmente de plásticos, sustancias químicas o residuos eléctricos. ¿Ecuador es el nuevo basurero de China?

Además, establece que Ecuador no pueda alegar derechos internos ni constitucionales ni hablar de su posible violación en lo que hace a los procesos de mediación y arbitraje, por lo que las empresas chinas están eximidas de rendir cuentas a la justicia nacional.

Por otro lado, se amplía la cooperación en “energía limpia”, relacionada con la energía nuclear, lo que implicaría la extracción de bienes comunes naturales en la región, el ingreso de semillas transgénicas y paquetes agroecológicos.

En este sentido, desde la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador expresaron en sus redes: “Este acuerdo comercial representa una amenaza para la soberanía nacional, la producción local, el medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas y campesinos”.

En diálogo con El Resaltador, José Gualan, del pueblo originario Saraguro, miembro CONAIE, acusa al actual Presidente del país de “imponer un Estado de Sitio para profundizar el extractivismo”.

“Como CONAIE y Pachakutik tenemos que trabajar en un proyecto político amplio y complejo para cambiar la matriz económica del país y dejar de depender del extractivismo. Defender los territorios y desarrollarse en función de la naturaleza y no rompiendo sus ciclos vitales como lo hacen la megaminería y las petroleras” advierte Gualan.

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