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Entrevista a Camilo Santana, líder juvenil del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra: “Somos herederos del Che”

Conversamos con Camilo Santana, líder juvenil del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra en el estado de Rondonia, Brasil. Nos contó sobre el rol de las juventudes en el movimiento, las dificultades y los cumplidos del gobierno de Lula, el significado del Che Guevara para la organización y la necesidad de la construcción del […]

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Conversamos con Camilo Santana, líder juvenil del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra en el estado de Rondonia, Brasil. Nos contó sobre el rol de las juventudes en el movimiento, las dificultades y los cumplidos del gobierno de Lula, el significado del Che Guevara para la organización y la necesidad de la construcción del socialismo como salida a la crisis capitalista contemporánea.

Escuela del MST “Ernesto Che Guevara” en el estado de Bahía. FOTO: mst.org

El “MST” es la organización popular más grande de todo el mundo. Moviliza alrededor de 500.000 familias organizadas, asentadas y/o acampadas en el campo y en las periferias urbanas del país mediante su metodología de acción directa en la ocupación de latifundios improductivos.

Nació hace 39 años como una alternativa a la reforma agraria militar y desde entonces viene luchando -entre otras demandas- por una Reforma Agraria Popular que logré la real posesión y ocupación de la tierra para todas las personas campesinas e indígenas despojadas de sus derechos humanos básicos: tierra, vivienda, trabajo, alimentación y salud dignas.

Su principal actividad es la producción de alimentos agroecológicos. Sólo en los últimos dos años, el movimiento donó 9 mil toneladas de alimentos agroecológicos a las poblaciones más pobres del país. También contienen un programa educativo “freiriano” de alfabetización y están organizados en 21 estados brasileños.

Los “sin tierra” fueron protagonistas principales de la campaña electoral que llevó a Lula Da Silva a Presidente, derrotando el proyecto fascista encabezado por el genocida Jair Bolsonaro.

Camilo Santana es un joven brasileño del estado de Rondonia. Nació y creció en un campamento del MST, sus sadres se conocieron en la lucha por la tierra dentro del movimiento. Tiene 24 años y es uno de los líderes juveniles estaduales del MST en el Rondonia, amazonía central, frontera con Bolivia. Estudia historia en la Universidad Federal Frontera Sur, institución que tiene un convenio con el MST.

Camilo Santana.

ER: ¿Cuál es su rol y cuál es su incidencia como juventudes en el mayor movimiento popular del mundo?

-Camilo Santana: en cuanto a juventud “sin tierra”, estamos en todas las instancias del movimiento. Participamos en las bases ya sea en los campamentos y tomas de tierras, como también en la dirección nacional. La actual dirección, que tiene dos años de mandato, es la dirección con mayor cantidad de jóvenes del último periodo. Estamos en todas las estructuras organizativas del movimiento, participando de todos los espacios de decisión y de construcción política.

Nuestro rol en el último tiempo estuvo centrado en la batalla para derribar al catastrófico gobierno de Bolsonaro. Dimos la disputa contra el fascismo en todos los sentidos. Era cuestión de sentido de humanidad, de cuidado con la vida. Fue nuestra tarea primordial.

ER: ¿Y más allá de las juventudes del MST, a nivel general, cómo se encuentran los jóvenes y las jóvenes brasileñas a lo largo y ancho del país?. En Argentina, las juventudes estamos mayormente precarizadas laboralmente, empobrecidas económicamente, y desmotivadas políticamente. Te comento para ver si tenemos realidades similares o hay diferencias.

-CS: Aquí en términos generales tenemos una situación parecida, hay gran porcentaje de la juventud que está sin perspectiva de futuro, está pulverizada, trabajando en aplicaciones de celular para ganarse la plata de comer por la noche en los grandes centros urbanos. Es una juventud que está apática con la política también, con la lucha de clases, en su gran mayoría. Pero es un sujeto en disputa, por proyectos de sociedad. También hay que decir que la juventud no se ve representada en este sistema político. Y no hay proyecto concreto que la movilice, lo que genera que en esta situación avancen las ideologías ultraderechistas, que bregan por el individualismo, del emprendedurismo, que reduce el problema social al individuo, y esto provoca a su vez problemas psicológicos porque tú trabajas el maldito dia y noche y no te alcanza para comprarte una remera.

Entonces, hay una juventud enferma, con problemas de depresión, de ansiedad. También hay que recordar que la juventud fue la protagonista de la última gran lucha de masas que nosotros llamamos el “tsunami” de la educación, cuando en 2019 frenamos los ajustes en educación, y demostramos que hay predisposición de lucha y movilización masiva con respectivas problemáticas. El problema es que la izquierda está en una crisis en cuanto a la construcción de proyectos que enamoren a los más jóvenes, que la movilicen permanentemente.

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El MST entrega gran diversidad de alimentos sanos a las poblaciones más pobres de Brasil. FOTO: mst

ER: En este sentido, ¿Cuál es su opinión sobre los primeros seis meses del gobierno de Lula? ¿Cuál es su incidencia dentro del Gobierno? ¿Se han resuelto sus demandas urgentes?

-Camilo Santana: Es un escenario complejo en cuanto a nuestras demandas porque la democracia burguesa tiene formas que blindan algunas posibilidades. Tenemos unos de los peores congresos legislativos de la historia, las batallas están muy duras ahí.

El gobierno de Lula tiene todas sus dificultades en cuanto a lo sanitario y lo económico debido a la herencia del bolsonarismo. No hay dinero suficiente para hacer cambios porque Jair dejó un déficit muy importante, esto implica dificultades tremendas. Sin embargo, Lula está comprometido con acabar con el hambre, el principal problema, ha aplicado diferentes iniciativas que ya están en práctica.

Lamentablemente tenemos dificultades enormes en la lucha central que es la reforma agraria, porque es un tema que es histórico en el Brasil. Por ella nacimos como movimiento hace 40 años atrás. Tiene y tenemos muchas dificultades de avanzar por cuestiones de cómo está constituido el orden del país. Es un escenario aún más complejo que el que tuvo cuando Lula cuando gobernó anteriormente. El avance del fascismo a nivel político institucional no es fácil de erradicar.

Nosotros creemos y articulamos en la lucha contra el hambre. Porque sabemos que puede ser resuelta con una reforma agraria pensada desde la soberanía alimentaria, desde una democracia real.

ER: Más allá de la lucha por institucionalizar a nivel estados una reforma agraria como política de Estado, ustedes a mi entender de alguna manera realizaron y construyen un tipo de reforma agraria con su metodología de lucha y organización. ¿Qué mensaje le dan al estado al tomar las tierras? ¿Qué nos puedes comentar de la organización de los campamentos?

-CS: El movimiento tiene como su principal bandera la lucha por la tierra, es decir, la reforma agraria. Lo que nosotros hacemos hace cuarenta años es impulsar una reforma agraria desde nuestra metodología de lucha.

Por una parte, contamos con un sector del movimiento que se encarga de identificar las áreas que están irregulares. Nosotros no ocupamos tierras que están regulares, sino tierra de la unión, que están obsoletas o tierras ilegales desde el punto de vista de la ocupación latifundista, es decir, tierras de los grandes hacendados que han invadido y no tienen documentación real que compruebe que sean propiedades de hecho. Identificamos, organizamos los grupos de familias y movilizamos con distintas metodologías urbanas y campesinas. A partir de ello, nos asentamos, ocupamos, y hacemos la denuncia de que hay un crimen que no está siendo resuelto por la justicia que es el de la concentración de enormes tierras, que están en manos de un gran hacendado que no produce comida, que no genera empleo. Entonces, básicamente le exigimos y demostramos al Estado que hay una tierra que debería ser destinada a una reforma agraria.

Las tomas son realidades muy duras: no hay agua, no hay comida, pero nos organizamos para resistir mientras la producimos.

Se organizan promotores de la educación popular, las familias son organizadas en núcleo de 10 familias, y en estos núcleos se crean los equipos productivos y se reparten las tareas. Tenemos el sector de educación, una persona por núcleo de familia, al igual que un médico, una seguridad determinada. Yo fui educado por una profesora que venía educada también en un campamento. Con respecto a la salud, además de nuestras prácticas de salud ancestrales, a través de yerbas, raíces, tenemos el apoyo de médicos y médicas populares, que están siempre pronto a ayudarnos, igual que los compañeros de los DDHH. Luego todo se discute en asamblea lo que vamos a producir en el territorio, cómo nos seguiremos organizando y demás.

Lula en el relanzamiento del programa para la adquisición de alimentos agroecológicos del MST. Foto: Ricardo Stuckert.

ER: Ustedes se consideran socialistas y pelean por la construcción e institucionalización del socialismo. ¿Cómo ven el estado de fuerzas hoy en post de su objetivo?

-Camilo Santana: Lamentablemente desde el punto de vista de la instalación del socialismo en Brasil vemos que hay una caída en cuanto al abrazo a estas ideas. Porque sabemos, ya que la experiencia histórica lo comprueba, que en todos los procesos socialistas, la revolución socialista se hace con movimientos de masas. Hoy por hoy, la lucha de clases y la organización de las fuerzas de izquierda que peleamos por el socialismo, no estamos en el mejor momento. Pero también comprendemos -ya que utilizamos las herramientas del marxismo para analizar la realidad- que la historia es un proceso y que nada es absoluto y todo se transforma y seguimos dando la pelea con la certeza la victoria del partido de los trabajadores, de la victoria de Lula que fue una victoria política frente al avance de la extrema derecha que representa lo más cruel del capitalismo. Sin embargo seguimos luchando e intentando siempre acumular poder, rumbo a la construcción del socialismo porque es una constante histórica y una necesidad para la realización de la reforma agraria.

ER: Entonces ¿puede haber reforma agraria sin socialismo o es una contradicción?

-CS: En otras experiencias históricas si las hubo, en el caso de Brasil por la forma en la que opera el capitalismo y en la forma en que se construyó el Estado Nación, es imposible realizar la reforma sin el socialismo porque no está en la agenda de la clase burguesa. Lo que no quiere decir que no sea posible avanzar. Tenemos 500.000 familias que conquistaron la tierra, miles de asociaciones campesinas, somos el mayor productor de arroz orgánico del mundo, todo hace a la construcción de la reforma pero como política de Estado solo va a ser posible a través de un Estado socialista y popular.

Las mujeres del MST tienen un rol protagónico en toda la estructura organizativa. Foto: Karini Bergi

ER: Por último, hoy Ernesto “Che” Guevara está cumpliendo 95 años. ¿Cuál es su identidad con él y su proyecto? ¿En dónde vive el che dentro del MST?

-Camilo Santana: Nosotros somos herederos del Che. Él es una de las figuras más importantes principalmente para los sin tierra, pero sobretodo reivindicamos la presencia de Ernesto por su actuación política, lo que dejó de legado, no solo de su actuación práctica sino de su elaboración sobre el socialismo, sobre el internacionalismo, la solidaridad de clase, la rebeldía, el antiimperialismo. Todo ello nos identifica y nos conforma.

La revolución cubana también tiene una importancia primordial y una influencia muy grande dentro del movimiento campesino brasilero. Nos sentimos herederos de esa tradición histórica. En nuestros procesos de formación siempre están presentes los valores revolucionarios que nos enseñó el pueblo cubano y la perspectiva latinoamericanista con la que Ernesto personificó y practicó estos valores. En nuestros procesos de educación popular estudiamos mucho a Guevara. Publicamos libros de él, hacemos jornadas socialistas en su nombre, en su historia, siempre resaltando el papel del individuo pero dentro del proceso colectivo organizativo.

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