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El ocaso

Tras la derrota en las elecciones constituyentes del fin de semana, el presidente Sebastián Piñera enfrenta el combo letal de triunfalismo opositor y despiadados cuestionamientos internos en su base política. Por Matías Mowszet El resultado fue un puñal a cierto rebusque del análisis político pro-Piñera que auguraba que la dispersión opositora y la falta de […]

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Tras la derrota en las elecciones constituyentes del fin de semana, el presidente Sebastián Piñera enfrenta el combo letal de triunfalismo opositor y despiadados cuestionamientos internos en su base política.

Crédito: RTVE.

Por Matías Mowszet

El resultado fue un puñal a cierto rebusque del análisis político pro-Piñera que auguraba que la dispersión opositora y la falta de consensos entre los distintos sectores de la izquierda podían favorecer al Gobierno y ayudar a una recuperación de la integridad de su imagen.

El dato llamativo es que todos los eventos preelectorales se dieron de la manera que el presidente necesitaba. No hubo acuerdos entre el viejo espacio de la Concertación bacheletista y la alianza que hizo el Frente Amplio con el Partido Comunista y algunos sectores estudiantiles que protagonizaron las protestas de 2019.

Estos dos espacios fueron en listas separadas pero, además, ninguno pudo acordar con los dirigentes independientes de la izquierda y la centroizquierda que se repartían representación a lo largo y ancho del país.

En términos políticos, el piñerismo se manejó mucho mejor que la oposición. Pudo concentrar todas las diversas expresiones de la derecha, la centroderecha y los espacios liberales más radicalizados detrás de la propia alianza de Chile Vamos.

Si la primera batalla fue por la unidad, la segunda fue por la participación. Se sabía que, a mayor participación, mayores chances para la centroizquierda mientras que el Gobierno apostaba a una participación baja.

Ese dato, revelado poco antes del cierre de las urnas, daba un número muy por debajo del que los sectores de izquierda esperaban e, incluso, provocaron algún que otro festejo anticipado en el bunker oficialista.

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A pesar de todo esto, Piñera perdió. Este cúmulo de acontecimientos es el que agrava una derrota que, por el momento en el que se da y la contundencia con la que se aplicó, se vuelve muy difícil de remontar.

Ni la unidad, ni la dispersión opositora, ni la baja participación pudieron evitar que el presidente deba salir el domingo a la noche a dar la cara (larga) y hacer una dolorosa admisión de responsabilidades. “No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía. Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos.

La alianza piñerista Chile Vamos sacó 20,5% de los votos y obtuvo 37 bancas, muy lejos de las 52 necesarias para hacer valer su tercio en la discusión.

Apruebo Dignidad, la coalición de la nueva izquierda y el acuerdo del Frente Amplio con el Partido Comunista, sacó 18,7% de los votos y obtuvo 28 bancas.

La Lista del Apruebo, alianza entre los partidos de la Concertación que gobernó durante las gestiones de Michelle Bachelet y otros espacios progresistas como el de Marco Enriquez-Ominami, sacó 14,5% de los votos y obtuvo 25 bancas.

48 bancas quedan repartidas entre candidaturas independientes, de la cuales 22 son de la Lista del Pueblo y 11 de Nueva Constitución, ambos sectores de izquierda. 17 bancas estaban reservadas para los pueblos originarios.

Esta elección culmina el proceso de participación popular que comenzó con las protestas estudiantiles masivas de 2019 y tuvo un intenso capítulo con el referéndum de 2020.

Además de lo que institucionalmente estaba en juego, la conformación de un Congreso Constituyente para una histórica reforma, estos comicios operaban como antesala de las elecciones presidenciales de noviembre y ponían a prueba la resistencia del piñerismo a las adversidades de la “mala imagen”, en contraposición con la posibilidad de articular políticamente mucho mejor que la izquierda.

La respuesta fue devastadora y mostró que el oficialismo la tiene muy difícil en su objetivo de conservar las sillas en el Palacio de la Moneda cuando se vote presidente a fin de año.

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Crédito: Télam.

Inmediatamente después de los resultados, vinieron los cuestionamientos internos en la coalición derechista y el impacto de realidad que cayó como un mazazo. Chile va a tener una nueva constitución, y esa constitución será redactada por los eventuales acuerdos a los que lleguen las distintas expresiones de la izquierda, sin participación de ningún agente de centro o de derecha en la toma de decisiones.

A nivel interno, se le cuestiona a Piñera el hecho de haber cedido a las protestas y haber aceptado la convocatoria a un referéndum para aligerar la conflictividad social. El Gobierno tranquilizó a su base derechista siempre con el discurso de que las protestas de 2019, si bien eran masivas, representaban a una minoría ultra ideologizada y que la “mayoría silenciosa” repudiaba esas prácticas.

Cuando dieron curso al proceso institucional, ya no había forma de detener las sucesivas trompadas: el “SI” a la reforma constitucional ganó el referéndum con el 78% de los votos y, ahora, los sectores opositores se ganan por vía democrática el derecho a ser quienes la redacten.

“Entregó el país a una constitución socialista” es la queja general en redes sociales y que se replica en referencias marginales de la derecha chilena.

Mientras las críticas de la vereda de enfrente apuntan contra la matriz económica y productiva del país, junto a su base política, sus prácticas y toda la impronta que el piñerismo le introdujo, está claro que los próximos meses serán un camino tortuoso para el actual presidente, que tendrá la responsabilidad de ayudar a construir una alternativa electoral de la que no participará como candidato y de la que tampoco puede ser demasiado protagonista por la lógica “piantavotos” que empieza a operar sobre él.

Tampoco salió ileso el “bacheletismo”, que quedó en tercer lugar, siendo superado por la izquierda de perfil más combativa y joven, y menos burocratizada.

Chile se encamina a un nuevo horizonte, resta definir cuál será. Esa será la función de los ganadores del fin de semana.

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
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