El Jefe Nazi prófugo que fue concejal en Santa Rosa de Calamuchita

Responsable de más de 30 mil asesinatos de judíos, se escapó a nuestro país, militó en la UCR, y fue presidente del Club Atlético Unión.

Ludolf Emmanuel Georg Kurt Werner von Alvensleben, nació en la ciudad de Halle, en la provincia de Sajonia, por entonces territorio prusiano, en 1901. Venía de una familia noble, tanto su abuelo como su padre habían sido militares. En 1911, Ludolf se enlistó en el cuerpo prusiano de cadetes, y en 1918 revistaba en el 10 Regimiento de Húsares, aunque no llegó a combatir en la Primera Guerra Mundial. Paralelamente estudió Agronomía, graduándose con honores. Durante esta época, también comenzó a militar en organizaciones nacionalistas.

En el año 1924, se unió al Partido Nazi y a las SA, el brazo armado del nazismo. Una década después, las SA serían absorbidas por las SS, a las que von Alvensleben accedió en 1934. Una vez allí, ascendió rápidamente, hasta formar parte del estado mayor de Heinrich Himmler, que había transformado a las SS en un ejército de un millón de hombres. Al mismo tiempo, controlaba la Gestapo y los campos de concentración y exterminio.

Von Alvensleben, era conocido por sus modos violentos y al mismo tiempo se quejaba del carácter blando y de los escrúpulos de algunos oficiales alemanes a la hora de llevar a cabo las ejecuciones masivas.

Estando en Polonia, envió a la muerte a un primo suyo, al que tildó de "traidor a la raza", por haberse casado con una mujer judía. Se calcula que fue el responsable de alrededor de treinta mil muertes.

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El jefe nazi, aprovechó la guerra para beneficio propio. Cuando se vio cercado por las deudas que le generaba el castillo familiar, usó el fallido atentado contra Adolf Hitler, del 20 de julio de 1944, para denunciar a su principal acreedor como partícipe del complot. Este, terminó en la cárcel. También se apropió de los valores de los judíos a los que enviaba a ejecutar.

La finalización de la guerra lo sorprendió en la ciudad de Dresden, adonde lo habían enviado por la difteria que había contraído en Rusia. Fue prisionero de los británicos y estuvo recluido en el campo de Neuengamme, en Hamburgo.

Permaneció un poco más de un año hasta que, el 11 de septiembre de 1946, pudo fugarse escondido en un camión. Volvió a su castillo listo para comenzar una nueva vida, alejado de Europa.

Su llegada a Argentina

Una vez en Génova, von Alvensleben embarcó con rumbo a nuestro país, arribando hacia fines de 1949. Durante los primeros años, vivió con su familia en Buenos Aires. En 1952, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, lograría la ciudadanía argentina con el nombre falso de Carlos Lüecke.

Algunos años más tarde, precisamente en 1956, von Alvensleben se trasladó a la ciudad cordobesa de Villa María, donde se dedicó a la explotación agropecuaria. En esos tiempos, el hijo de su capataz dejó embarazada a una de sus hijas, a la que envió a Alemania. Luego de residir por un tiempo en Villa General Belgrano, decidió mudarse a Santa Rosa de Calamuchita, habitando una vivienda en lo que entonces eran las afueras del pueblo. Su adaptación al medio local no fue para nada dificultosa.

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Su porte de casi dos metros de altura, su cabeza calva, su bigote siempre cuidado, su carácter afable, aunque no simpático, y la distancia que imponía a su interlocutor, pronto le ganó el apodo de "don Ludolfo". Nadie sospechaba quién había sido verdaderamente este alemán que hablaba correctamente el español, que se llevaba bien con todos, pero era de pocos amigos.

Entre sus ocupaciones en las Sierras de Córdoba, compraba y vendía terrenos en la zona. Pasaba parte de su tiempo como presidente del Club Atlético Unión, y en los partidos de fútbol de veteranos jugaba de arquero.

El candidato a concejal más buscado

Corría el año 1963, cuando von Alvensleben apareció como candidato a concejal suplente por la UCR. Esto fue posible, porque, en la época en que residía en Villa María, había entablado contactos políticos con el radicalismo cordobés.

Pese a que, en enero de 1964 una corte de justicia polaca lo condenó en ausencia por el asesinato de más de 4000 judíos en Polonia durante 1939, von Alvensleben continuó su vida normalmente.

Tal fue el caso, que, para julio de 1964, debido al fallecimiento del presidente del Concejo Deliberante, asumió la vicepresidencia primera del cuerpo. Durante el tiempo que le tocó ocupar su banca, hacía cumplir a rajatabla el reglamento y era especialmente puntilloso con la asistencia de los ediles a las sesiones.

También se desempeñaría como Inspector de Caza y Pesca en Embalse Río Tercero. Los testigos de la época, afirman que von Alvensleben circulaba armado, buscando posibles infractores. Quedaron las dudas sobre la muerte de dos pescadores, al volcar el auto en el que viajaban y que él perseguía con su jeep.

Von Alvensleben, sabía que Interpol lo buscaba y que tanto en Estados Unidos como en Europa, sabían dónde vivía. Sin embargo, era consciente de que no llegaría a ser atrapado porque ya los médicos lo habían desahuciado por el cáncer que padecía. Falleció el 1º de abril de 1970, en Santa Rosa de Calamuchita.

A su entierro en el cementerio local, llamó la atención un pequeño grupo de personas que no eran del lugar. Luego de dejar una ofrenda floral que decía "tus camaradas", hicieron el saludo nazi y desaparecieron con el mismo sigilo con el que habían llegado. Esto aún sigue siendo un misterio, nadie sabe con certeza quiénes eran estas personas.

En esta nota: Relatos y un Fernet