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Prevención del suicidio: ¿cómo acompañar el dolor emocional?

Hace 10 días fue el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Conversamos con la Lic. Karina Arias sobre el suicidio, una problemática relacionada al dolor y a cómo procesamos esas situaciones que nos acercan a esta emoción. El suicidio es una problemática relacionada a situaciones de dolor que afectan a las personas sin importan […]

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Hace 10 días fue el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Conversamos con la Lic. Karina Arias sobre el suicidio, una problemática relacionada al dolor y a cómo procesamos esas situaciones que nos acercan a esta emoción.

En medio de la pandemia en 2021, Víctor Lerena capturó esta foto en una manifestación en Madrid. RTVE.es

El suicidio es una problemática relacionada a situaciones de dolor que afectan a las personas sin importan franjas etarias. En mayor o menor medida, atraviesa a toda la sociedad.

Para mantener el tema en agenda -el 10 de septiembre pasado se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio-, conversamos con la Lic. en Psicología Karina Arias (M.P 13.078), quien trabaja sobre la temática en un centro terapéutico privado y también brinda charlas y seminarios.

Arias ejerce su profesión en Validar Córdoba, un Centro terapéutico de la capital cordobesa, desde la Terapia Dialéctico Comportamental: un modelo teórico que tiene numerosa evidencia científica para el trabajo con personas que padecen inestabilidad anímica y conductas suicidas.

"Nosotros trabajamos desde la idea de construir una vida valiosa para nuestrxs consultantes. Por lo general, las personas que están atravesando un gran dolor no consideran que su vida vale la pena, y allí el suicidio aparece como una conducta que busca ponerle fin a ese dolor", mencionó la entrevistada.

De esta manera, buscan enseñar "habilidades orientadas a ensayar diversas soluciones (lejanas al suicidio) de resolver el problema que está padeciendo tolerando el malestar sin incurrir en conductas problemáticas, es decir conductas que nos alejan de nuestra vida valiosa (ideación suicida, la tentativa suicida, conductas autolesivas, consumos, entre otras)".

Desde la Terapia Dialéctico Comportamental comprenden al suicidio "como una conducta aprendida, que cumple una función. Nuestro trabajo como terapeutas, es encontrar qué función está cumpliendo, qué eventos disparan esa conducta y cuáles son las consecuencias. De esta manera, podemos intervenir pensando en otras conductas alternativas".

Una cuestión de conflictos y habilidades para resolverlos

Conceptualizando el tema, Arias señaló: "El suicidio puede ser entendido, desde una visión contextual de la psicología, como una conducta que sucede en un continuo de intentos de resolver problema(s). Quiero decir que, generalmente, las personas que llevan a cabo una tentativa de suicidio o tienen ideaciones suicidas, han intentado otras maneras de resolver el dolor -físico o emocional- que están sintiendo".

En este sentido, es que podemos decir que ahí queda especificado el "cuándo". Ahora bien, ese cuándo tiene ciertas características y cualidades. La persona atraviesa una situación que genera un dolor percibido como insoportable porque sobrepasa el umbral tolerado por la persona, inescapable porque se cree que no hay estrategias para resolver lo que no está pasando e interminable puesto que se desarrolla la expectativa de que la situación que produce el dolor no acabará nunca.

¿Qué se necesita para que una persona se encuentre en una situación que cumpla con esos criterios? La licenciada comentó que "al menos hay dos prototipos. El primero es vivir una situación que por su naturaleza presenta un desafío abrumador para la persona. Aquí podemos pensar en ejemplos tales como el diagnostico de una enfermedad crónica y sin cura, perdida repentina de trabajo, la muerte de la pareja o hije, entre otras".

El segundo prototipo y el más común, ocurre cuando la persona carece de las habilidades específicas para hacer frente a las demandas de una situación que, por sí misma no es abrumadora, pero en combinación con el déficit de habilidades se convierte en un gran desafío. Como ejemplo, separaciones, acciones disciplinares en el trabajo, conflicto familiar, etc.

En este caso, la especialista nos aclaró que "el comportamiento suicida no ocurre en un vacío de resolución de problemas, sino que está en el continuo de opciones de resolución de problemas".

Es así, que la persona tiende a creer que todas las opciones para resolver el problema o los problemas que transita han sido probados y han fracasados. Esto genera que se achique la cantidad de opciones que quedan para la resolución de conflictos, siendo las que permanecen cada vez más extremas.

También, como mencionó Arias y conforme señala la Terapia Dialéctico Conductual, hay que abordar las consecuencias que trae aparejado el suicidio. "Son muy diversas, y van desde el duelo que significa para familiares y amigues, el aumento del riesgo de las personas allegadas a cometerlo, hasta la idea de que el suicidio es una “solución” permanente a un problema temporal", señaló.

Acompañamiento

Muchas veces, las preguntas sobre el suicidio rondan alrededor de cómo ayudar a afrontar situaciones de dolor con las características que mencionamos previamente. Al respecto, la psicóloga indicó algunas pautas o recomendaciones de acción.

"En lugar de intentar persuadir a la persona de que el acto de suicidio es intrínsecamente malo, la atención se centra en hacer que descubra que existen opciones viables internas y/o externas para resolver problemas, que se han pasado por alto o que se han implementado de forma incorrecta".

Aquí juega un rol fundamental la comunicación, a raíz de que existen muchos mitos al respecto. Cuando hablamos de suicidio uno de los principales problemas es pensar que hablando del tema se lo está promoviendo y, al contrario, es una temática sobre la debemos expresarnos abiertamente.

"Hay diversos mitos sobre “hablar de suicidarse” al estilo de: “si le pregunto, le voy a dar la idea”, “quien quiere suicidarse, no lo anda diciendo por ahí” etc. Es importante desterrar estos mitos, ya que nos alejan de la posibilidad de prevenir", apuntó la entrevistada.

En cuanto a su experiencia personal como terapeuta amplió: "En sesión siempre pregunto abiertamente si ha pensado o está pensando en matarse, y al contrario de lo que se cree, esa pregunta muchas veces posibilita que la persona cuente por primera vez –a veces con vergüenza, a veces con miedo, con tristeza- que ha estado pensando en el suicidio. Eso me da la posibilidad a mí, como terapeuta, y a las personas en general, de poder intervenir".

En la comprensión y el entendimiento hay un factor clave a la hora de acompañar procesos, dejando de invalidar posicionamientos o haciendo interpretaciones que son más propias que ajenas. "Es importante que, cuando alguien nos comunica que estuvo pensando en el suicidio, nuestra respuesta sea intentar entender por lo que la otra persona está pasando, alejarnos de los juicios, de calificar si es algo bueno o malo, y de criticar. Considero importante hablar, preguntar, y pedir ayuda profesional".

Una vez abierta la comunicación hay que profundizar empáticamente para una comprensión más amplia de lo que vivencia la otra persona: "Hablar sobre qué nos pasa, cómo nos pasa y con qué herramientas contamos, muchas veces salva vidas. Preguntar sobre la idea de suicidio, si existe un plan, qué solucionaría la persona matándose, y cuándo lo pensó por primera vez, nos da información valiosa para poder intervenir, pedir ayuda, y ofrecer nuestra propia ayuda" explica Arias.

Finalmente, señaló que nunca hay que minimizar la experiencia emocional de quien logra abrirse para contarnos lo que está viviendo: "Si adoptamos una postura juiciosa, si minimizamos, si negamos, lo más probable es que esa persona no vuelva a confiar en nosotrxs y hayamos perdido la oportunidad de ayudarle".

La ayuda proviene de distintos lugares: profesionales, centros comunitarios, organizaciones barriales (entre ellas, Red Puentes) y también del Estado. En Argentina, una herramienta con la que contamos es el Centro de Asistencia al Suicida, Se trata de una organización no gubernamental que pone a disposición distintas vías de comunicación:

Juventudes

Si bien el suicidio es una problemática transversal, se trata de la segunda causa de muerte en personas de entre 10 y 19 años, según el informe “Suicidio en la adolescencia. Situación en la Argentina” publicado en 2019 por el Ministerio de Salud.

Además, los casos de suicidio en adolescentes se triplicaron en los últimos 30 años. La cifra ascendió a 12,7 cada 100.000 adolescentes entre los 15 y los 19 años.

"Esto nos pone en una situación de alerta, y acción. Con lxs adolescentes respecto al suicidio es importante trabajar con acción de promoción y prevención. No debemos olvidar que es una etapa de la vida donde por lo general aparecen conductas de aislamiento de sus familias, mayor relevancia de su grupo de pares, y se viven situaciones estresantes que requieren de herramientas para resolver problemas. Problemáticas como el bullying, el abuso sexual y el abuso físico, constituyen factores de riesgos relevantes a tener en cuenta".

Reflexiones y otros mitos

Otro de los mitos sobre el suicidio es que está relacionado con padecimientos de salud mental, trastornos o diagnósticos psiquiátricos. Pero Arias, como agente de salud, nos señala que se trata de una creencia, puesto que en realidad hay una cuestión humana en juego: ¿cómo las personas atravesamos el dolor emocional?

"Como mencionaba anteriormente, el suicidio aparece como “posible solución” frente a un dolor del cual consideramos que no podemos salir, que será siempre así y que no nos cabe en el cuerpo. Entonces más que quedarnos con etiquetas diagnósticas es fundamental tener curiosidad sobre cómo afrontamos el sufrimiento y qué herramientas tenemos para hacerlo" explicó.

En este sentido, aclara que es preferente hablar de "factores de riesgo" antes que de "población de riesgo". En los factores de riesgo encontramos situaciones tales como antecedentes de conductas suicidas en la persona, abuso de sustancias, conductas antisociales, impulsividad, eventos estresantes, abuso sexual, dificultades académicas, suicidio en su entorno y accesibilidad a los métodos.

Si entendemos al suicidio como un fenómeno social y ya no individual, otro de los factores a identificar son los contextos.

La psicóloga Karina Arias indicó que "la sociedad en la que hoy vivimos nos invita todo el tiempo a resistirnos a ese dolor que supone vivir. Vemos publicidades de gente siempre feliz, Instagram repleto de vidas fabulosas sin dolor, entonces allí aprendemos que sentir dolor, estar triste, está mal. Para ser más clara con esto, el mensaje de la narrativa cultural imperante es que “las personas sanas no tienen que sufrir”.

Pero apunta que la vida misma está llena de situaciones dolorosas. Cuando comenzamos a resistir, a evitar, a evadir ese dolor pasamos al sufrimiento "un dolor poco limpio donde aparecen todos los “debería hacer tal cosa, debería no estar pasándome esto, etc.”, cayendo en la trampa que nos propone la sociedad.

"El contexto social tiene muchísima relevancia, y sobre todo la era en la que vivimos donde nos enseñan a relacionarnos con el dolor desde un lugar de evitación. Hay un concepto que me gusta mucho, y al cual adhiero completamente, “el dolor no es opcional, el sufrimiento si.

Ramiro Quintanilla

Dedicado a la redacción por la tarde en la cooperativa. Comunicador. Me interesa lo político, el ambiente, los pueblos originarios, la salud mental, la cultura y creo que antes de decir hay que aprender a preguntar, o no?
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