San Lorenzo y Centurión: Violencia, género y deportes
La agrupación San Lorenzo Feminista, ante la firma del contrato de Ricardo Centurión, sostuvo que contratar a un jugador con denuncia de género, no importa quien sea, es contradictorio con el discurso político que se viene dando en el club. La intimidación contra las mujeres, excede todo tipo de límite que podemos llegar a pensar. […]
Por Sofia Carlopio | 02/01/2022
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La agrupación San Lorenzo Feminista, ante la firma del contrato de Ricardo Centurión, sostuvo que contratar a un jugador con denuncia de género, no importa quien sea, es contradictorio con el discurso político que se viene dando en el club.
La intimidación contra las mujeres, excede todo tipo de límite que podemos llegar a pensar. Las organizaciones feministas tienen un rol clave, pero a los fines prácticos, sus opiniones y protocolos no están en la misma línea de lo que hacen los clubes, a la hora de contratar un determinado refuerzo con antecedentes violentos.
Cada vez que una mujer, en situación de violencia de género, denuncia que fue agredida, los episodios se recrudecen y parecen más de lo que son. Esta afirmación se puede traducir en números crudos y reales.
Si bien los deportes, en ocasiones, logran ser una herramienta valiosa para la sociedad, a veces los deportistas no son ejemplos como en algunas ocasiones sí. Y hablo de ellos ya que muchas veces son quienes son los que violentan la integridad física y psíquica de sus parejas.
Será que como un tenista se cree que puede llevarse por delante las reglas; ¿Los jugadores de fútbol que golpean a sus compañeras, lo hacen desde la impunidad que les da su condición social y económica?
Esto presume, que el pacto entre hombres, cada vez es más fuerte. Y la justicia sigue siendo machista que revictimiza a la víctima una y otra vez. ¿Cómo quedan las organizaciones feministas y sus protocolos de acción; si las Comisiones Directivas siguen contratando a jugadores con denuncias por violencia de género y procesos judiciales en curso? ¿Y la Ley Micaela en las entidades deportivas?
Este twitt sintetiza la postura de la agrupación San Lorenzo Feminista ante la firma del contrato de Ricardo Centurión. Y agregan: “contratar a un jugador con denuncia de género, no importa quien sea, es contradictorio con el discurso político que se viene dando en el club. No queremos que se den pasos atrás. Una vez contratado, la responsabilidad de la Institución es generar herramientas, recursos y políticas para que no vuelva a suceder y en el caso de que sucedan, se tomen las medidas necesarias”.
Cabe recordar que cuando dicho jugador pasó a Vélez Sarsfield, hubo una comunicación acerca de su llegada entre la Comisión Directiva y la Comisión de Género. Si bien no estaban de acuerdo con su vinculación, lograron acordar establecer la cláusula por violencia de género. Si tenía conductas de este tipo se le rescindió el contrato.
La esposa de la joven promesa del Manches, Mason Greenwood, lo denuncio públicamente, a través de sus redes sociales, por violación y golpes que le propicio el futbolista. Acaso será la decisión del club inglés la que marque un antes y un después con la decisión tomada para con el jugador.
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"Estamos al tanto de las imágenes y acusaciones que circulan en las redes sociales. No haremos más comentarios hasta que se aclaren todas las circunstancias. El Manchester United se desvincula enérgicamente de todo tipo de violencia", afirmó el club ante semejante conflicto. "Mason Greenwood no volverá a entrenar ni jugar partidos hasta nuevo aviso es la declaración", cerró el comunicado la Institución que no miró para otro lado.
El pacto de hombres no es solo entre deportistas. Entre funcionarios también se aplica esta lógica de encubrimiento, amedrentamiento y revictimización de la demandada. ¿Cómo actúa la sociedad y que posición toma, antes número que no hacen otra cosa que crecer, cuando lo que se cuentan son vidas humanas que dejaron de existir por decisión de un hombre?
Muchas veces, las denunciadas retiran las demandas, ya que el victimario, por poder económico o el que le da el estatus quo, logran influenciar, otra vez, a las víctimas, atemorizándolas. Muchas de ellas, no logran ver a su agresor condenado ya que son asesinadas esperando que la justicia actúe a su favor o deciden terminar con el calvario que les ocasiona sostener la denuncia.
