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Referentes de la Selección Femenina de Fútbol: profetas en otras tierras, menos en la AFA

Reconocidas y galardonadas en el exterior, pero marginadas con la camiseta de Argentina. Una generación de jugadoras que se quedó con las ganas de seguir haciendo historia con los colores de su país pero no se lo permitieron. El fútbol femenino en Argentina avanzó estrepitosamente. Sus jugadoras tienen contratos profesionales, algunas ya pueden vivir del […]

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Reconocidas y galardonadas en el exterior, pero marginadas con la camiseta de Argentina. Una generación de jugadoras que se quedó con las ganas de seguir haciendo historia con los colores de su país pero no se lo permitieron.


Foto: Prensa AFA

El fútbol femenino en Argentina avanzó estrepitosamente. Sus jugadoras tienen contratos profesionales, algunas ya pueden vivir del deporte y se llenan estadios para un partido de liga. Las mentalidades también mutaron. Ver niñas en un parque pateando una pelota, o grupos de mujeres ocupando todas las canchas de los sintéticos ya no es novedad, sino normalidad.

Pero, lamentablemente, no todo cambió, ya que dentro de las estructuras del fútbol femenino se siguen replicando las mismas represalias y castigos desde arriba hacia sus jugadoras. Una suerte de modus operandi que sigue ocurriendo, pero nadie dice nada.

Es que quizás se ha naturalizado que, por mas excelente que una jugadora sea, si levanta la voz para reclamar una injusticia, o simplemente exponga algo del conservador hermetismo del equipo, probablemente sea marginada del mismo.

La Selección Femenina es el mejor ejemplo para demostrar este mecanismo de represalia. Un accionar que da cuenta que, aunque se trate de la mejor futbolista de su país, la subordinación y el silencio de esa jugadora va a valer más que ser campeona en Europa.

¿Por qué nuestras mejores jugadoras no están vistiendo la camiseta de la Selección Argentina? Acaso, ¿No se, justamente, selecciona a las mejores de cada país? Si son vigentes y protagonistas en sus ligas, ¿Por qué no pueden jugar con la celeste y blanca? ¿Por qué es más simple marginar en vez de solucionar como personas adultas cuestiones extrafutbolísticas? ¿Por qué se habla de recambio cuando en realidad se trata de futbolistas vetadas y otras retiradas anticipadamente?

Si en la Selección Femenina Argentina se pretende crecer, desarrollarse y dar el famoso y trilladísimo "salto de calidad", ¿Por qué esas jugadoras no están defendiendo nuestros colores? ¿Son más fuerte las cuestiones personales y los egos que las ganas de crecer de una vez por todas? ¿O es una cuestión de demostración de poder?

Hablamos de jugadoras que triunfan en el exterior, levantan copas, son reconocidas constantemente como mejores futbolistas de sus respectivas y prestigiosas ligas, siguen vigentes, pero cada vez que juega Argentina, la miran por una pantalla.

¿No es un poco injusto que la mejor futbolista de esta época se haya retirado de Argentina por el desgaste provocado tras tantos años de ser marginada, y que no se la haya reconocido ni siquiera con un tweet desde AFA? ¿Una mención a quién es embajadora de la celeste y blanca en cada país que juega y triunfa?

Pero lo alarmante no es sólo el extraño parámetro de selección de jugadoras, sino también la complicidad y el silencio desde varios sectores del periodismo. Es decir, ¿Por qué nadie habla de esto? ¿Acaso es normal que una de las mejores defensoras del continente, reconocida en Brasil y en Europa, haya desaparecido de un día para el otro de la lista y nadie diga nada? ¿También hay un mecanismo de silencio para el periodismo?

Antes, sólo eran las familias el único público del femenino, hoy se llenan canchas y se baten récords de audiencias. La esfera de exposición creció, y a sus seguidores no les es indistinto que cada tanto una gran jugadora sea marginada.

Es decir, ¿Es normal que una futbolista de una entrevista en dónde comente un error del entrenador, y el mismo no la tenga en cuenta en las próximas convocatorias siendo una jugadora esencial y diferencial para el equipo? ¿Qué pasa realmente adentro de la Selección Argentina que hay preguntas que no se pueden formular en una entrevista? ¿Por qué hay jugadoras que tienen miedo de declarar ante un micrófono?

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Para apuntar a un verdadero fútbol femenino profesional, debemos profesionalizarnos en todos los sectores. Desde las propias jugadoras, los cuerpos técnicos, las instituciones y el periodismo. Ser profesionales también es, justamente, entender que quién sigue a la Selección Femenina ya no es un grupo de madres y padres, sino miles de personas, a quienes no les da igual las cosas que suceden en su equipo.

Las selecciones de la región siguen creciendo, elevan sus niveles de competitividad y representación con sus países. Equipos en los que también marginaron a sus referentes por cuestiones extrafutbolísticas, pero los nuevos proyectos las han traído de vuelta y no dejan de subir escalones.

No se trata de un desmerecimiento a las actuales convocadas, quienes también protegen y dan todo por el lugar que ocupan, sino que no se explica por qué se margina en vez de integrar y ser mas fuertes juntas. Pero claramente hay alguna incompatibilidad que se resuelve marginando, y forzando el retiro a jugadoras con total vigencia, que potenciando talentos y yendo para adelante.

No es exitismo, sino exigencia. Porque el talento y destreza de las mujeres en el fútbol tiene superávit en este suelo, e invade la impotencia de ver tanta futbolista desperdiciada y frustrada por no ser tenida en cuenta, con lo que costó tener referentes y líderes con la pelota en los pies.

Tampoco es una cuestión personal o de personalizar a alguien, simplemente seguir exponiendo una situación que es histórica y cíclica. Una cuestión que desde el periodismo también se la gambetea, y aunque tengan tantos micrófonos abiertos, nada de esto se menciona. ¿No debemos estar en dónde nadie está? ¿O las cámaras se prenden sólo en las buenas?

El fútbol femenino de la región crece, lo que comenzó como una disciplina de nicho hoy se expande, las audiencias se amplían, los derechos también, pero es más fuerte la concentración del poder, el confort de pertenecer y el silencio a cambio de incomodar para no perder un privilegio.

La lista de nombres de jugadoras marginadas por cuestiones extrafutbolísticas es larga, pero no corresponde que nuevamente sean expuestas quienes se quedaron con las ganas de seguir representando a su país como lo hacen en el extranjero.

¿Qué tanto se gana y que otro tanto se pierde por estar en la Selección Argentina? ¿Acaso se trata de una delgada línea entre el sueño de toda futbolista con un padecimiento que no se puede desaprovechar? ¿Desde cuando representar a tu país se volvió un martirio y una subordinación?

Nuevamente, el silencio es la respuesta a un sinfín de preguntas que nadie quiere, no se anima o no tiene la autorización de responder.

Mientras tanto, las primeras camadas de referentes del fútbol femenino de Argentina, aquellas futbolistas que tantas nenas llevan sus apellidos en la espalda, no son más que estrellas jubiladas precoz y forzadamente del lugar con el que soñaron toda su vida.

Macarena Jorge Caamaño

Periodista especializada en deportes. Diplomada en la UBA en deporte y género. Me gusta mucho el fulbo. Y sí, Jorge es mi apellido.
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