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El comunicado de Portanova: exigir ser competitivas y profesionales, ¿es ser exitista?

En un comunicado a través de sus redes sociales, el entrenador de la Selección Femenina de Argentina se expresó tras la última fecha FIFA en Japón contra las orientales. Argentina disputó sus primeros dos partidos luego de su participación en la última Copa del Mundo Australia - Nueva Zelanda. De los dos partidos en tierras […]

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En un comunicado a través de sus redes sociales, el entrenador de la Selección Femenina de Argentina se expresó tras la última fecha FIFA en Japón contra las orientales.

El comunicado de Portanova: exigir ser competitivas y profesionales, ¿es ser exitista?

Argentina disputó sus primeros dos partidos luego de su participación en la última Copa del Mundo Australia - Nueva Zelanda. De los dos partidos en tierras asiáticas contra Japón, el único televisado y abierto al público fue el primero, en el que Argentina cayó por 8 a 0 contra la potencia japonesa.

El segundo fue empate, sin televisación y a puertas cerradas, lo que no permitió hacer un balance y ver la recuperación del equipo.

Siguiendo esa línea, Portanova eligió Instagram para expresarse en un comunicado al respecto luego de la reacción del público ante el duro resultado contra Japón. Proceso, transición y exitismo fueron unas de las palabras que más reforzó el entrenador en su comunicado:

Germán Portanova asumió el 26 de julio de 2021 a la Selección Mayor, tras dos periodos interrumpidos de Carlos Borrello desde 1998. El ex DT de la UAI Urquiza llegó al equipo nacional como el nombre esperanzador que el equipo necesitaba para dar el famoso, ansiado y esperado salto de calidad.

Pero también llegó como el hombre que “repatriaría” a la Selección a las jugadoras que Borrello vetó luego del Mundial de Francia 2019. El regreso de Estefanía Banini y Florencia Bonsegundo también era la ilusión del público de cara a los próximos desafíos que tenía Argentina.

En pos de priorizar al grupo, Portanova volvió a incluir los nombres más demandados de los últimos años.

El Mario Alberto Kempes, en abril del 2022, fue escenario del regreso de Estefanía Banini en Argentina luego de tres años de no ser tenida en cuenta, junto a Florencia Bonsegundo, quién renunció al combinado nacional hasta la llegada de Portanova.

Con fechas FIFA, rodaje y giras inéditas para la Selección Femenina hasta la llegada del nuevo entrenador, la restauración de Argentina era una inminencia y el nuevo proceso era visto con buenos ojos.

La Copa América, con la clasificación a un nuevo Mundial, lo respaldó y generó una expectativa para lo que se venía.

En la Copa del Mundo no se cumplieron los objetivos, pero Argentina nunca más volvió a replegarse en el fondo y aguantar todo un partido contra alguna potencia. Salió, jugó, corro riesgos, perdió, empató y muchas dejaron, literalmente, hasta los ligamentos en el campo. Y eso podía pasar, ya que el proceso, tras casi 100 años de invisibilidad para con el fútbol femenino, es largo. El reconocimiento para con nuestras
jugadoras fue prácticamente al unisono, porque el hambre de superación y de salir a buscar los partidos trascendió la pantalla sin importar el resultado.

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No se discute ni cuestiona lo que nuestras jugadoras, con todo lo que significa ser futbolista en la Argentina, dejan y sacrifican cada minuto que tienen en una cancha de fútbol, son las primeras que quieren crecer y ganar.

Nadie duda ni juzga el compromiso de Portanova para con la selección femenina y su ilusión, la misma que cada persona argentina tiene cuando otra se pone la celeste y blanca, de que a nuestro equipo siempre
le vaya bien, sea en el deporte que sea. Pero sí, con información, respeto y conocimiento, debemos cuestionar otras tantas situaciones deportivas como sucede en todas las disciplinas. Es hacer periodismo, no amistades.

El profesionalismo conquistado por las jugadoras debe ir en sintonía al comportamiento de todas las personas implicadas en el microclima del fútbol femenino. Justamente, para dejar de ser microclima, tenemos que dar el salto de calidad desde todas las aristas.

Desde una jugadora, al último o última periodista que cubre la disciplina. Del lado del periodismo también nos equivocamos, pero cuando pasa del otro lado, se naturalizó buscar culpables externos para gambetear a la autocrítica.

La estructura del periodismo del fútbol femenino es totalmente distinta al del masculino. Quienes confiamos y apostamos en el trabajo en equipo, con nuestros errores y aciertos, y no nos adueñamos de una disciplina en pos de carreras individuales, nos sentimos parte de una comunidad que tira para el mismo lado.

Hacer una crítica sobre un mal partido no es atentar contra una jugadora o un entrenador, es simplemente aspirar a que podamos salir del amateurismo y reflejarlo en las prácticas deportivas. El periodismo del fútbol femenino no opera ni juzga desde lo personal, sino que trata de acompañar
desde lo crítico. Ser condescendiente y decir sólo lo que jugadoras y cuerpos técnicos quieren escuchar, idolatrar en las buenas, pero en las malas buscar un sinfín de excusas que no impliquen a los y las protagonistas dentro del campo, no aporta al profesionalismo integral que aspiramos. Aclarar esto, inclusive, da cuenta que la disciplina está lejos de ser verdaderamente profesional.

Salir del amateurismo es entender que las audiencias se amplían, que las familias de las jugadoras ya no son el único público que mira y siente al fútbol femenino. Ser profesionales también es desligarse de los vicios del masculino, tal y como lo dijo el entrenador de Argentina, del exitismo, y aquí consideramos un punto aparte.

El comunicado de Portanova: exigir ser competitivas y profesionales, ¿es ser exitista?

¿Exitismo o exigencia en competir? Sería una total falta de respeto no exigirle a jugadoras que tienen el talento y la capacidad de demostrar un fútbol de alta calidad. Seria apelar al conformismo y aferrarnos eternamente a un proceso sin fin y no pensar en grande. Sería un acto mediocre dar mil excusas cuando hay una derrota, desprestigiando completamente el día a día de cada deportista para superarse y darlo
todo.

¿A qué sector de la sociedad Portanova le habla de exitismo en su comunicado? Porque si es al periodismo del fútbol femenino, también sería una falta de respeto. Una comunidad que acompaña de manera incondicional, independiente y autogestiva con recursos propios, no es exitista, es gente que conoce y confía en el poderío de deportistas que pueden darlo todo.

Exigir es tratarlas como profesionales y no como a niñas que sólo quieren escuchar buenas críticas, aislándolas de la realidad sólo para complacerlas y caerles bien. Con nuestros errores y aciertos, hacer periodismo no es complacer.

Si el reclamo en el comunicado por el exitismo de Germán Portanova es hacia los grandes medios que sólo aparecen esporádicamente para cuando hay un Mundial o cuando ocurre un escándalo extrafutbolístico, pero desaparecen en el día al día del la disciplina, es bastante acertado. Porque ahí se refuerza el concepto de reproducir los vicios del masculino, que algunas jugadoras de la selección lo replican en cuanto a actitudes cuando se les hace una crítica. No es novedad que los grandes medios apelen al exitismo, si lo hicieron con los actuales campeones del mundo, ¿por qué no lo harían con una selección que está en el puesto 31 del ranking FIFA?

Si el técnico de Argentina se refirió de exitistas al público del fútbol femenino, también dejaría mucho que desear, ya que hablamos de un público incondicional, que cree, apuesta y acompaña a una disciplina bastardeada y denigrada desde los sectores más hegemónicos del fútbol.

Un público no masivo pero que crece día a día, y está más allá del resultado. Si Portanova en su comunicado trató de exitistas a la audiencia del femenino, no estaría conociendo a su público. Un público que muchas veces es subestimado y que acumula un sinfín de dudas e incertidumbre sobre su selección. Y sobre todo, un público que defiende con uñas y dientes a sus jugadoras contra las críticas de los de afuera, los verdaderos exitistas, que eligen acompañar cuando se gana nada más. Sería injusto tratar de exitista a una hinchada que cuestiona la ausencia de alguna jugadora o la inclusión de otra, y nunca obtiene una respuesta.

Exitistas son los paracaidistas de la disciplina, quienes se enteraron ayer que una mujer juega a una pelota y solo aparece para mostrar odio y resultadismo, no la gente que trasnocha un día de semana por un amistoso.

Exigir deportivamente no es pedir la cabeza de nadie ni la renuncia del entrenador, es, de
nuevo, demostrar que hay con qué. Después de más de dos años en el puesto, ¿Cuándo tendremos una identidad definida? ¿Cuánto tiempo necesita un equipo para consolidar una idea de juego pese a los recambios del mismo? ¿O cada vez que una jugadora quede afuera del equipo hay que generar
una nueva identidad?

Más allá de los enojos por hacer periodismo, las coincidencias con el comunicado de Portanova son más de la que parecen. Porque desde el día uno, cada vez que hay un momento, se milita y contextualiza el proceso que atraviesa la disciplina, y que los resultados no son inmediatos. Siempre festejamos lo conquistado, que en esta materia siempre cuesta más que en otra, pero resaltar los errores deportivos también es parte del proceso.

Desde aquí, nadie pone en juicio el compromiso con el trabajo y la presencia en tantos rincones del país, ni del recorrido inédito que Argentina transita estos últimos años, simplemente sabemos que siempre se puede más. Pecaríamos de negligentes o conformistas si miramos para otro lado cuando las cosas no marchan bien, porque aunque el entrenador crea lo contrario, pateamos para el mismo arco.

Debemos asumir el compromiso de trabajar en conjunto por un espacio libre de violencias y de los vicios que, de manera demostrada, manchan al fútbol masculino y los queremos lejos del femenino.

Teniendo la oportunidad de explorar y explotar un suelo que no tiene techo, ¿por qué hay tanta susceptibilidad cuando se les hace una crítica?, ¿por qué no crecemos en comunidad con sinceridad, respeto y haciéndonos cargo de los errores?, ¿por qué no aspiramos a un fútbol femenino profesional desde todos los sectores de la disciplina? Si no queremos ser lo malo del masculino, ¿por qué no aprovechamos que aún estamos a tiempo para ser la diferencia?

Acaso, ¿el fútbol femenino no recibe demasiado odio y resistencia desde afuera de la disciplina como para instaurar una grieta entre quienes queremos lo mejor para nuestras jugadoras?

Macarena Jorge Caamaño

Periodista especializada en deportes. Diplomada en la UBA en deporte y género. Me gusta mucho el fulbo. Y sí, Jorge es mi apellido.
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