Como una bola de demolición...

Esta semana: dos historietas y una novela gráfica, una canción de Dolly Parton y un poema de Cristina Peri Rossi. Recomendaciones para abstraernos un poquito, aunque no del todo porque la realidad siempre se nos filtra.

Por Cristian Montú

¡Hola! ¿Cómo están? Imagino que -salvo que hayan elegido la demencia y la destrucción- nada bien. Yo, que estoy intentando escribir estas palabras, quisiera pensar mi escritura por fuera de las frases hechas y los versos de canciones que se pegan como chicle al pelo cuando uno menos se lo espera (y creanme que me pasó), pero no puedo.

Las obligaciones me mantienen cuerdo, por el momento. Compartir la desidia de la incertidumbre con algunas de mis amigas es algo que no puedo definir, pero que definitivamente ayuda a mantener la calma. Y el cover de Wrecking ball que Dolly Parton hizo con Miley (la cantante, la que no habla con sus perros muertos) es la canción perfecta para evadirse por un rato, después vemos cómo seguimos.

Y con ese temazo en mente, mientras lo buscan y lo cantan a los gritos, les cuento que esta semana se supone que hablemos y comentemos novelas gráficas e historietas argentinas. Y acá hago una pausa para confesar y pedir disculpas a la sociedad, toda por haber leído las historietas de cierto gato infame creado por el plagiador serial cuando era chico. Ahora sigamos.

A continuación vienen tres recomendaciones de libros que elegí y compré tiempo atrás porque tenía ganas reales de leerlos (aunque sin dudas mi deuda como lector con la historieta y la novela gráfica como género sigue vigente):

1-“Planes para toda la vida” Antolín

Andrés Olgiatti, Antolín, es músico, poeta, dibujante y es el autor/ilustrador de Planes para toda la vida (Maten al mensajero, 2018), un libro de historietas que plantean pequeños momentos en la vida de distintos personajes que pueden entrelazarse o no. El título cumple con su función porque, antes incluso de sumergirnos en la lectura, la afirmación se convierte en pregunta retórica: ¿pueden durar para toda la vida nuestros planes?

En cada viñeta, las ilustraciones navegan sobre temas como la vejez, el arrepentimiento, la relación con la naturaleza, las búsquedas personales que rozan lo utópico, la fragilidad de las cosas y las palabras, el hogar como trampa y refugio. 

Los personajes parecen ser acosados por sus propias dudas y miedos. Una foca que vive en la pacífica soledad de su iglú se enfrenta a una terrible revelación: “No encuentro nada en mi futuro”; mientras que un dinosaurio que vive millones de años atrás en el pasado no deja de sentir inquietud e incertidumbre por lo que vendrá: “Me distraigo con las cosas que van a ocurrirme en los próximos años.”

Hacen su aparición personajes famosos e ilustres como Kurt Cobain y Franz Kafka que se cuelan entre hombres lobos, osos errantes, niños temerosos, topos y computadoras preocupadas por la eternidad. La única certeza con la que podemos entrar y salir del libro está en la contratapa: más allá de la variedad de protagonistas, hay una misma voz que va reencarnando en cada uno de ellos. 

2-“La mano del pintor” María Luque

María Luque nació en Rosario, pero vive en Buenos Aires. Es artista visual, escritora, tallerista e ilustradora editorial. La mano del pintor (Sigilo, 2016) es su primera novela gráfica y se publicó gracias a una campaña de financiamiento colectivo. 

El corazón de la novela está en la vida y en las obras de Cándido López, pintor argentino tardíamente valorado y el hecho histórico que lo une a María Luque: Teodosio, abuelo de la ilustradora, fue el médico que le amputó la mano derecha a Cándido durante la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.

Años después de su muerte, el fantasma del pintor se le aparece a la protagonista, que es la mismísima María, y tras convencerla de que no es peligroso, le revela su identidad y la misión que le tiene preparada: deberá pintar los bocetos que él no llegó a concluir una vez llegado de la guerra. 

Los hechos transcurren entre el pasado y el presente mientras se van tiñendo de cotidianidad. Sí, incluso una guerra sangrienta y desigual puede devenir en rutina. La protagonista se enfrenta al desafío de lograr ciertas técnicas de pintura que le resultan casi imposibles de alcanzar. María, la de la novela, duda pero decide confesarse ante Cándido: “...yo no puedo ser tu mano. La mano de un pintor no se puede reemplazar.”

3-“Pip y Pep” Paula Sosa Holt

Paula Sosa Holt es editora, ilustradora y tallerista. La conocí en Instagram donde sube dibujos, retratos e historietas. Es la creadora de Pip y Pep (Maten al mensajero, 2017) una pareja de perros que son los protagonistas de este libro. Cada página es un retrato extrañamente cercano del día a día de esta pareja adorable.

Entre ellos nunca faltan charlas sobre la vida y la muerte, las películas y series que los formaron e influyeron, las relaciones y el entorno. Es Pip la que piensa, como un verdadero plan a futuro, sobre su propia muerte: “Cuando me muera me quiero convertir en olas.”

Y es Pep el que se lamenta con pesadumbre al recordar que cierta película no está disponible en Netflix o que acepta con ternura que siempre es mejor dormir abrazado a Pip cinco minutos más antes que llegar temprano al trabajo.

4-“Persépolis” Marjane Satrapi

¿Dije tres? Bueno, mentí. Son cuatro las recomendaciones, aunque esta última es un pendiente entremezclado con deseo porque es una de las novelas gráficas que todavía no conseguí comprar ni leer. Pueden fijarse ustedes en internet y verán que o está agotado o el precio es irrisorio. 

La novela es un recorrido autobiográfico por la vida de la autora, desde su niñez en Irán hasta su adultez en Europa tras abandonar su país natal. Pienso que quizás esta sea la última oportunidad para conseguir Persépolis (Reservoir Books, 2000) y dilapidar mis pocos ahorros en pos de los tiempos que se nos vienen. Pero del dicho al hecho…

*****

Ahora, mientras caemos lento, como dirían Miley y Dolly en su canción, ya que saltamos sin preguntarnos por qué, este momento de incertidumbre puede sentirse de mil maneras distintas, y todas son válidas. No permitamos que propios o ajenos nos roben ni nos impongan nada, eso sí: elijamos nuestras batallas. La abstracción nunca es completa porque la realidad siempre se filtra, y con este poema de mi nueva escorpiana favorita, Cristina Peri Rossi me despido: 

Ese amor murió
sucumbió
está muerto
aniquilado     fenecido
finiquitado
occiso     perecido
obliterado
muerto
sepultado
entonces,
¿por qué late todavía?

En esta nota: literatura