Córdoba

Betty Gudiño y las "Águilas Azules": historia de una pionera

Betty Gudiño fue una de las primeras mujeres del país en recibir el título de DT. Desde hace aproximadamente 30 años, es referente de la escuelita de fútbol "Águilas Azules" en barrio Ituzaingó. En esta nota, el recorrido de esta pionera del fútbol femenino. Lidia Beatriz "Betty" Gudiño vive en barrio Ituzaingó y desde hace […]

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Betty Gudiño fue una de las primeras mujeres del país en recibir el título de DT. Desde hace aproximadamente 30 años, es referente de la escuelita de fútbol "Águilas Azules" en barrio Ituzaingó. En esta nota, el recorrido de esta pionera del fútbol femenino.

Foto: El Resaltador

Lidia Beatriz "Betty" Gudiño vive en barrio Ituzaingó y desde hace aproximadamente 30 años es la referente de la escuela de fútbol infantil comunitaria "Águilas Azules".

En el año 2006 finalizó su formación como DT, marcando un antes y un después en el fútbol de Córdoba, puesto que fue una de las primeras mujeres en obtener dicho título.

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En aquel momento, había manifestado a La Voz del Interior: "Estaba cansada de que en los torneos, los otros técnicos me miraran con cara de ‘ésta no sabe nada’ y también con algo de bronca, por ser mujer. Son machistas y se me estaba haciendo algo personal: por eso hice el curso".

Foto: El Resaltador

Frente a su casa se emplaza una improvisada y extensa cancha de fútbol. En una pared pueden lucirse varios dibujos: uno de Diego Armando Maradona, un corazón rojo con el número 11 en el medio, y una brillante águila de color azul, el símbolo de su escuelita.

En diálogo con El Resaltador, Betty contó que desde siempre le apasionó el fútbol. "Mi mamá no me dejaba jugar, por ser mujer. Igual, yo prefería diez veces ir a jugar a la pelota antes que ir a los bailes. Íbamos con todos mis primos a una canchita que estaba en el monte".

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Ese "monte" quedaba en Tres Pozos, un paraje rural cercano a la ciudad de Río Primero. En aquel potrero entrenaban junto a una tía, y el resto eran todos varones. "Era lo que yo más amaba", resalta.

Foto: Gentileza Betty Gudiño

A modo de anécdota, cuenta que una vez, cuando tenía alrededor de 14 años, vio en la televisión que en Japón las mujeres jugaban al fútbol y se empecinó en querer ir para allá, sin saber, a ciencia cierta, dónde estaba ubicado aquel lejano país.

¿Cómo nació la escuelita "Águilas Azules"?

En la década del '90, Betty comenzó a entrenar a los niños del barrio. Alrededor de 1995, hubo un campeonato en Monte del Rosario (departamento Río Primero). Se inscribieron para participar, pero necesitaban sí o sí un nombre.

Foto: Gentileza Betty Gudiño

"Yo no quería que nos llamemos 'Córdoba', ni nada referido a la ciudad, entonces llamé a los chicos y les pregunté cómo querían que nos nombremos. Teníamos camisetas azules, y justo en un poste se había posado un chimango, ahí todos empezaron a decir 'mirá Betty, un águila, le pongamos águilas'. Y así nació 'Águilas Azules'".

Foto: El Resaltador

El curso de DT

Durante la entrevista, en más de una oportunidad, Betty resaltó que ese "ser mujer" la condicionaba en varios aspectos. En un ambiente tan machista como el fútbol, esta cuestión empezaba a pesar. "Siempre que me veían en algún campeonato, me decían 'andá a lavar los platos'", cuenta.

Ella sostiene que lo que generaba "bronca" entre los varones era que sus equipos ganen. "Los del CIBI (Club Infantil Barrio Ituzaingó) también me decían que yo no sabía nada. Yo tenía 150 chicos y ellos no podían ni armar las divisiones, porque yo no les cobraba, los contenía, y me gané el odio de varios por eso".

Foto: El Resaltador

Motivada por esa disparidad de género, durante los primeros años de la década del 2000, Betty se decidió y se anotó en el curso de DT. "Cuando empecé éramos 36 personas, y yo la única mujer".

Eso le costó algunas situaciones desagradables: en el curso, nadie quería sentarse a su lado. "Un día me hartaron, les dije que yo iba a cursar igual, digan lo que digan", expuso. Y así fue, finalizó su formación con las mejores calificaciones.

Foto: Gentileza Betty Gudiño

Desde entonces, continúa entrenando a los niños de barrio Ituzaingó, quienes llegan entusiasmados a jugar dos veces por semana. Ese "ser mujer" que le valió tantas desigualdades, también la llenó de orgullo para continuar con su sueño y convertirse en una pionera del fútbol femenino en Córdoba.

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