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Una nueva jornada internacional de lucha por la libertad de los presos políticos

El 17 de abril fue el Día Internacional del Preso Político, y desde distintas partes del mundo se hicieron manifestaciones de solidaridad con las personas que se encuentran en esa situación, con derechos vulnerados. Por Pedro Bonet - Comité por la Libertad de los Presos Políticos de Córdoba En cada rincón del mundo donde se […]

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El 17 de abril fue el Día Internacional del Preso Político, y desde distintas partes del mundo se hicieron manifestaciones de solidaridad con las personas que se encuentran en esa situación, con derechos vulnerados.

Por Pedro Bonet - Comité por la Libertad de los Presos Políticos de Córdoba

En cada rincón del mundo donde se hacen estas manifestaciones se reivindican los ejemplos de resistencia que trascienden las fronteras de los Estados y se pone en evidencia a la prisión como una herramienta para la tortura y la aniquilación silenciosa de todxs aquellxs que se levantan contra la opresión.

Basta hacer una breve mención de algunos presos y presas para dar cuenta de la importancia que tiene conmemorar este día: empezando por los más de 2.000 presos y presas que hay en Chile producto de la rebelión popular que sacudió al país vecino en el 2019, sumándole a esta cifra, los presos políticos mapuches y el caso particular de Mauricio Hernández Noranbuena “Comandante Ramiro”, combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), organización político-militar que luchó contra la dictadura de Pinochet e intentó ajusticiar al tirano.

Pasando por los presos y presas políticas de Paraguay, desde los seis campesinos que se encuentran en la cárcel de Tacumbú, los y las estudiantes que recientemente fueron encarcelados, siendo acusados de haber producido el incendio de una sede del local de ANR Partido Colorado en la ciudad de Asunción; hasta Carmen Villalba y Alcides Oviedo del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) por llevar adelante la lucha armada para cambiar la realidad de hambre y miseria que se vive en el Paraguay. También a ésto se le suman los presos políticos que hay en Perú, cuyo exponente más visible mediáticamente es Abimael Guzmán, dirigente del Partido Comunista, que lleva 29 años preso en aislamiento absoluto en el penal militar de la Base Naval del Callao.

A esto hay que sumarle los presos políticos que hay en los países imperialistas. Son más de doscientos los presos y las presas vascas que están en las cárceles de España y Francia. Recientemente el Estado fascista español a encarcelado al rapero comunista Pablo Hasel por el contenido de sus canciones, donde supuestamente hacia “analtecimiento del terrorismo” por reivindicar al “Camarada Arenas” –Secretario General del PCE (r) que se encuentra encarcelado desde hace 28 años–, y a los y las presas políticas del Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).

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El régimen de aislamiento absoluto y otros mecanismos sofisticados de torturas también son utilizados en las cárceles de Francia y Estados Unidos: así es el caso de Ilich Ramírez, combatiente del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y Simón Trinidad, guerrillero de las FARC-EP, que se encuentran presos desde hace décadas en París y Florence – Colorado, respectivamente. 

¿Qué es un preso político? ¿Qué significa luchar por la libertad de las y los presos políticos?

Crédito: Facebook Asamblea interclaustro UNRN en lucha

Preso político no es solamente un término jurídico. La burguesía (sea del país que sea) plantea desde distintos estamentos que la condición para ser un preso político es no haber usado la violencia como método de lucha en la búsqueda de una nueva sociedad. Éste es el argumento con el cual las clases dominantes intentan instalar la ridícula idea de que quienes han usado la violencia en la lucha por la liberación de los oprimidos no son presos políticos sino “terroristas”.

Con ese calificativo, no sólo intentan ocultar la violencia originaria que es producida por el sistema capitalista de manera permanente y sistemática, sino que también intentan despolitizar las acciones y los métodos de lucha que escapan al control del Estado, para de esta manera, aislar a los presos políticos en su lucha contra el capitalismo.

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La lucha por la libertad de los presos políticos, por lo tanto, no está limitada simplemente a conseguir la libertad de estas personas que se encuentran encarceladas, sino fundamentalmente, por erradicar las causas sociales por las fueron empujadas a luchar y a tener que hacer una apuesta arriesgada poniendo en peligro su libertad personal y hasta su propia vida. Por lo tanto, reivindicar a los presos políticos supone luchar para cambiar este sistema de raíz. O, dicho de otra manera, defender a los presos políticos es defender el derecho de los pueblos a la rebelión, porque mientras exista miseria y explotación seguirán existiendo personas y organizaciones que se rebelen contra este sistema de hambre y exterminio.

La gran cantidad de presas y presos políticos que hay en el mundo son la demostración más elocuente de que las clases dominantes no están dispuestas a ceder sus privilegios de manera pacífica y que la dignidad y la justa rebeldía de los pueblos seguirá brotando y floreciendo a pesar de que intenten apagarla con la represión y el encarcelamiento de la clase trabajadora.

Argentina: el Estado persigue y criminaliza a quienes luchan y se organizan.

(Imagen: Coberturas colaborativas – Asamblea Interfacultades UNC)

Son varios los casos de represión, persecución y encarcelamiento que dan cuenta de que a lo largo y ancho del país la “democracia” es una ilusión con la que los ricos disfrazan su dominación política e imponen por la fuerza el orden existente.

Podemos empezar mencionando el procesamiento a lxs estudiantes de Córdoba y Rio Negro por haber ocupado edificios de universidades públicas en el marco de la rebelión educativa del 2018. La prisión de Sebastián Romero, detenido el 29 de mayo del año pasado, tras haber estado casi tres años prófugo, por haber enfrentado el robo a los jubilados en las jornadas de lucha contra la reforma previsional en diciembre del 2017. Sumándole a esto, el juicio farsa contra Daniel Ruiz y Cesar Arakaki, que lleva ya un año y cinco meses de audiencia.  

La situación represiva que se vive en la provincia de Misiones, donde se encuentran perseguidos con causas penales varios miembros de las organizaciones del Frente de Lucha Piquetero, por cortar las rutas y hacer acampes en distintos municipios exigiendo al gobierno trabajo genuino, alimentos, salud y educación para las familias de trabajadorxs desocupadxs.

La brutal represión que en estos días se está desarrollando en Andagalá (Catamarca) contra los vecinos organizados en la Asamblea “El Algarrobo” por su militancia en defensa del agua y en contra del proyecto de la megaminería. Con varios allanamientos, el encarcelamiento de más de una decena de vecinos y la militarización de la ciudad con la fuerza del ejército en la calle, el gobernador del PJ Raúl Jalil, busca instalar el proyecto Agua Rica, en manos de las multinacionales Yamana Gold, Grencore y Newmont.

Por todo esto, debemos reivindicar que preso político es aquel que padece la cárcel por su compromiso y su lucha contra este sistema, y por la búsqueda de derechos y libertades colectivas.

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
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