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Simplemente no está disponible: Breadcrumbing o migajas de atención/amor

Podría traducirse como “no te quiero, pero tampoco suelto”, sucede cuando alguien no tiene intención de sostener un vínculo (del formato que sea) pero disfruta de la atención percibida. Virtualidad y relaciones modernas, a discusión. Por Lic. Noelia Benedetto Gracias a los millennials, algunas palabras nuevas han entrado en la lengua de las citas y […]

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Podría traducirse como “no te quiero, pero tampoco suelto”, sucede cuando alguien no tiene intención de sostener un vínculo (del formato que sea) pero disfruta de la atención percibida. Virtualidad y relaciones modernas, a discusión.

Por Lic. Noelia Benedetto

Gracias a los millennials, algunas palabras nuevas han entrado en la lengua de las citas y las relaciones. Antes de arrancar, te pido que pauses tus ganas de decir “ya le ponen nombre a todo, no saben qué más inventar”, porque lo que no se nombra no existe, y hacerlo nos facilita hablar sobre ciertas prácticas, visibilizarlas y definir nuestros malestares. A pesar de las connotaciones divertidas o ligeras de estos términos, las experiencias son angustiantes y dolorosas

Realidad virtual: realidad a fin de cuentas

Cuando hablamos de interrelacionarnos las aplicaciones se nos presentan como la panacea pero olvidamos que también nos reducen a una imagen estática en una virtualidad que minimiza el impacto en la realidad de cada persona. Para Illouz las apps de citas nos convierten en promesas consumibles de una experiencia sentimental y sexual. 

El cortejo ha cambiado tan radicalmente con la aparición de las redes sociales que la medida de interés de alguien en nosotras son las reacciones o las vistas a historias, los me encanta o me gusta, el tiempo que tarda alguien en responder a un mensaje, y la ausencia de estos indicadores muchas veces son generadores de diversos malestares, angustia y ansiedad.

Aunque puede suceder en todo contexto (presencial y virtual), en la era de la comunicación 2.2 se han multiplicado las formas y modalidades de vincularse y también de padecer por y en ellas… “cuánta inseguridad que sentimos con tanta comunicación” me envía @m3mena. Quizás el punto es pensar idealizadamente que a más comunicación más certezas…

Bread... qué?

El breadcrumbing es un anglicismo que en español significa “dejar migas de pan”, término que evoca el cuento infantil de Hansel y Gretel en el que uno de los hermanos deja trocitos de pan por el bosque para no perder el camino de regreso a casa. Podría traducirse como “no te quiero, pero tampoco suelto”, sucede cuando alguien no tiene intención de sostener un vínculo (del formato que sea) pero disfruta de la atención percibida, así que envía mensajes a cuentagotas solo para mantener a una o varias personas interesadas o a sus velitas “encendidas”. De vez en cuando puede que compartan charlas profundas, pero en general, los mensajes suelen ser superficiales y genéricos.

También tiene otro nombre que es orbiting, hace referencia a cuando una persona te ghostea desaparece o te clava el visto pero te sigue "orbitando": likea posts, te reacciona historias, comenta, ve todo lo que pones en redes pero no escribe. 

Trujillo, define esta dinámica como una “tendencia a relacionarse con un interés egoísta e individualista con las personas, donde no existe el reconocimiento y la empatía hacia el otro”; “este fenómeno tiene que ver con una estrategia de ya no vincularse profundamente, porque el individualismo se vuelve la norma entre las personas”; “se vinculan con el otro pero no porque haya una aproximación de acercamiento o de apertura a la otra persona, sino porque obtiene una satisfacción individualista”.

Reforzamiento intermitente

En esta díada comunicacional, hay una persona que contesta lo justo y necesario para que otra considere que no está todo perdido, que en algún momento la cosa cambiará, pero esta situación nunca llega a suceder porque la primera no tiene intenciones de “comprometerse”. Te envía las señales mínimas para mantenerte ahí, en su radar.

Las personas somos mucho más sensibles y apegadas ante lo variable que a lo constante: somos yonquis del amor romántico. Si te dan algo a diario, te acostumbrás, sabés que está ahí. Pero si solo te lo dan de vez en cuando, te mantenés pendiente, expectante, por si lo vas a recibir, sabes que no está garantizado.

Se da lo que en psicología llamamos reforzamiento intermitente, se deposita cierta expectativa en que algo va a suceder, pero cuando eso no sucede, la angustia comienza a incrementarse. Cuando hemos experimentado una relación positiva o cuando no la hemos vivido, pero tenemos la expectativa de que la podemos vivir, se activan nuestros sistemas de recompensa. Desafortunadamente, cuando permanecemos esperando una recompensa en este modelo de relación vincular puede pasar mucho tiempo en la espera del placer y cuando llega, por muy poco que sea (migajas) nos da la esperanza de que vamos a tener más. Curiosamente cuando la breadcrumber hace acto de presencia, se activa el mismo sistema de recompensa, pero con otro objetivo: evitar ser olvidada y alimentar su ego.

Migajas a la orden del día

Andan dando vueltas por la net centenares de perfiles de breadcrumber y de “víctimas”, que lo tipifican como una persona violenta, manipuladora, egocéntrica, narcisista, celosa, controladora, seductora y carente de empatía. Si bien el comportamiento de una persona emocionalmente inaccesible puede llegar al nivel de abuso psicológico o emocional; la realidad es que es una práctica muy frecuente en las ciber relaciones, de acuerdo a una encuesta realizada en mi Instagram @lic.noeliabenedetto un 65% de las personas habían hecho breadcrumbing alguna vez en su vida y un 87% lo había recibido. Es frecuente querer la atención de alguien de tanto en tanto sin pretender necesariamente algo más. O también, querer mantener una comunicación afectuosa y cercana pero no el esfuerzo de una relación. Sin embargo, eso no quita que pueda causarle un daño a la otra persona, especialmente si está realmente interesada y emocionalmente implicada. 

En algunas investigaciones se ha podido relacionar con ciertas características de personalidad:

  • Personas que quieren recibir atención pero mantenerse disponibles
  • Personas que necesitan atención para mantener su autoestima
  • Personas que tienen dificultades de comunicación por no expresar lo que realmente quieren

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Perfil de la persona breadcumber

La persona breadcrumber de manual es difícil de poder leer, inconclusa en cuanto a planes futuros, promete pero no concreta y siempre contesta desde modalidad comunicativa imprecisa o ambigua ante planes futuros: “vamos viendo” o “un día de estos”. Pueden escribirte durante una semana seguida y luego desaparecer un mes, la mayor parte de las interacciones sucede de forma on-line. Son impredecibles, poco accesibles para hablar de afectos o del estado de la relación y su empatía es escasa. Su estrategia es mandar mensajes cortejando sutilmente, para seguir creando huellas mentales en la otra persona. 

Coquetea y da señales de vida solo para mantener tu interés, sabiendo muy bien que no va a ningún lado. 

Actúa de forma errática y ambivalente: atención e indiferencia. No te permite olvidar ya que hace siempre interferencias, pero tampoco quiere sostener algún tipo de vínculo y te deja en un loop emocional. El perro del hortelano, ni come ni deja comer.

Por otro lado, existe el breadcrumber pasivo, que tiene comportamientos tan sutiles que se pueden confundir con timidez. Son personas a las que les cuesta posicionarse, no son proactivas. Son individuos con baja autoestima, poca autoconfianza y no se animan a ser honestas y decir: ‘nos estamos conociendo, pero yo estoy en otro momento’, o ‘yo estoy buscando otro tipo de relación’, o ‘estamos en diferentes caminos’. Están a la espera de que otra les deje, pero no se atreven a dejar de suministrar esas migas de atención.

Perfil de la persona breadcumbeada

Aquí tampoco podemos tipificar un perfil, pero podemos preguntarnos… ¿Por qué nos quedamos en esos espacios vinculares? Cada quien tendrá su respuesta singular, pero en lo macro puede tener que ver con la vivencia de un amor idealizado abonado al paradigma del amor romántico y dependiente. Deposita sus expectativas de felicidad en la otra persona y espera que de una o de otra forma le complete. Intentar tener, o estar en, una relación con alguien que no está emocionalmente disponible suele resultar en sentirse rechazada, no amada, descuidada y no deseada.

Puede haber cierto patrón, autoestima vulnerable, que te quedes demasiado tiempo con personas con las que no te sentís bien, inclusive después de haberte dado cuenta. Te es difícil poner límites, sos tolerante y anteponés generalmente las demandas de los demás a las tuyas. Sobreempatía, alguien que fácilmente se pone en el lugar de otra, regularmente atrae a aquellas deficientes en empatía. 

La persona que recibe solo migajas de pan y quiere más, se siente ansiosa y dolida por el comportamiento de su vínculo, pero puede que no comprenda por completo lo que sucede y eso aumenta su “hambre emocional”. 

Ya me enganché... ¿Qué puedo hacer?

No hay recetas universales en estos asuntos, considero que todo empieza a partir de registrar; preguntate si estás habitando una dinámica vincular saludable y deseable para vos, su futuro; y como frecuentemente milito, aunque nos cueste, tener esa conversación incómoda. 

¿Estoy a gusto con saber de mi vínculo cada dos o tres semanas, o solo cuando le pinte? La realidad es que hay tantos vínculos como personas, si esto es funcional para vos… metele que son pasteles, pero si te da la sensación de estancamiento y falta de compromiso, y eso te genera angustia o malestar es importante hablar de manera directa y asertiva. Previamente es necesario haberse replanteado qué tipo de relación quiero tener y en cuanto a límites hasta dónde estoy dispuesta a “poner el cuerpo”. Si lo que buscas es una relación de determinado tipo, es totalmente válido, no minimices ese aspecto.

Una vez identificada la dinámica, puedes seguir alimentándola o detenerla. 

Ayuda revisar la sobreproducción de “excusas”, ya que cuando alguien nos atrae tendemos a justificar sus acciones, no nos llama  “porque está muy ocupada con el trabajo” o no quiere vernos los fines de semana porque “es muy familiera”. 

Para ir acabando...

Asistimos a una época de precarización de los vínculos. La virtualidad hace que no consideres a la persona con la que te relacionas como una persona real, cierta liviandad, no hay un compromiso ni se deben explicaciones; lo cierto es que la realidad virtual es una realidad en sí misma. Estas prácticas carentes de ética afectiva pueden ser de peso en relación al impacto emocional; cuando no podemos leer a la otra persona, o cuando aparece un día sí y otro no, se alimenta una montaña rusa emocional de ansiedad e incertidumbre porque aumenta la probabilidad de estar pendiente por si se vuelve a dar. Apostá a las conversaciones incómodas, es posible que no obtengas la respuesta deseada, pero a veces eso es mejor que no tener una y continuar en esta relación por meses o años. Si bien correrse de esta dinámica no es simple e implica angustia, es importante darse un espacio para procesarlo y no continuar un vínculo que puede estar teniendo efectos negativos en tu salud mental. En estas situaciones hay una codependencia, más que una dependencia saludable (compañerismo) en donde cada una puede contar con la otra y se respaldan mutuamente.

Si te identificas y lo considerás, podés acudir a un espacio de salud mental para hablar sobre el tema y gestionar herramientas de afrontamiento.

Ramiro Quintanilla

Dedicado a la redacción por la tarde en la cooperativa. Comunicador. Me interesa lo político, el ambiente, los pueblos originarios, la salud mental, la cultura y creo que antes de decir hay que aprender a preguntar, o no?
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