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Por el derecho al voto, una urna fue transportada ocho horas en mula

La instancia electoral llegó a la escuela 130 Alto Calilegua, un recóndito pueblo jujeño en donde el padrón no llega a 30 personas. Después de atravesar selvas, bosques y pastizales de neblina, la escuela 130 Alto Calilegua recibió su urna de votación, donde el padrón registra apenas a 25 ciudadanos. Las hermanas Pamela y Ximena […]

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La instancia electoral llegó a la escuela 130 Alto Calilegua, un recóndito pueblo jujeño en donde el padrón no llega a 30 personas.

Tuvieron que viajar 8 horas en mula para llevar una urna a Alto Calilegua, Jujuy.

Después de atravesar selvas, bosques y pastizales de neblina, la escuela 130 Alto Calilegua recibió su urna de votación, donde el padrón registra apenas a 25 ciudadanos. Las hermanas Pamela y Ximena Fernández, nacidas en este pueblo, recibieron a las 8:20 el voto de Claudia Flores, otra joven de la zona. En aquel pueblo a 3.000 se altura, el gran problema es la emigración, el desarraigo por la falta de trabajo y, ahora, una escuela cerrada.

"Nací en este pueblo, estudié en esta escuela, y me da pena lo que está pasando. No tenemos apoyo y la escuela está cerrada, mandaron a los alumnos a otro lado", declaró la primera votante. Antes de emitir su voto, pasó por el control de salud de Desiderio Arias, un enfermero que llegó en la noche del sábado desde Valle Grande. Subió hasta el pueblo luego de un trayecto de 8 horas, abriéndose camino a los machetazos por un camino totalmente descuidado.

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La urna, a cargo de Hugo Orlando Palma, de la sede Libertador General San Martín del Correo Argentino, subió con la custodia del sargento baqueano David Zerpa, y del soldado Gutiérrez. Fue recibida por la portera de la escuela, Irma Flores, única funcionaria de una escuela que no tiene estudiantes.

Que la escuela este abierta este año es una excepción

En el pueblo hay alrededor de 60 casas de adobe y piso de tierra, algunas con paneles solares, todas con cocina a leña, ninguna con heladera ni televisión. De todas esas casas, solo una está habitada todo el año. Para ascender hasta allí, el trayecto es corto en kilómetros -unos 25- pero largo y extenuante en tiempo: 8 horas de ascenso en mula y caminata.

Que la escuela esté abierta este año es una excepción. "A mí me trasladaron a la escuela 35 de San Francisco. Al profesor de física, a Valle Colorado. En 2020 tenía cuatro alumnos, entre ellos mi hijo Bruno, que ahora está saliendo de 7mo. Esta es la triste realidad. En invierno la única familia que va a encontrar es la de Don Tito y Doña Bety", dice Irma Flores (35), la portera.

Las hermanas presidenta y vice de mesa, Pamela y Ximena, comparten esa mirada. De hecho, ellas se criaron en Alto Calilegua, están empadronadas, pero no fueron a la escuela 130. Su madre emigró a Libertador General San Martín en busca de trabajo. "Chicos hay, solo en mi familia hay 4 que vendrían a esta escuela. Y mi mamá ahora viviría acá si pudieran ir a esta escuela", asegura Ximena. "Además, es una escuela albergue".

Pero no es que el pueblo sea fantasma. En verano, hasta abril, vuelve mucha gente a sus casas. En las fiestas religiosas, también. "Y cuando se hacen campeonatos de fútbol, de hombres, mujeres, o los Evita, alrededor de la cancha", se entusiasma Claudia Flores.

Fuente: Télam.

Carmela Laucirica

Periodista interesada por las problemáticas sociales y ambientales. También soy Community Manager. Lectora y escritora en mis ratos libres.
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