En La Rioja, Catamarca, Mendoza y Santiago del Estero no habrá festividades como todos los veranos. «Lamentablemente, el panorama económico y financiero que hoy atravesamos, hace imposible realizar estimaciones presupuestarias», dijeron desde la comisión organizadora del Festival de la Salamanca.
Recientemente, el Festival Nacional de la Salamanca -que se realiza en febrero en Santiago del Estero- anunció la suspensión de su XXXII edición a causa de la «difícil situación económica y financiera que atraviesa nuestro Estado nacional», según indicó la comisión organizadora en un comunicado.
Esta festividad tradicional y reconocida se realiza desde hace 30 años en el Club Atlético Sarmiento (La Banda, Santiago del Estero) y en él participan destacados artistas nacionales.
No obstante, no es la única suspensión. Días atrás, también anunciaron que este año no podrá ejecutarse el Festival Nacional de la Chacarera. Ambas fiestas son en la provincia santiagueña. No solo eso, sino que, además, en La Rioja, suspendieron el Festival de la Chaya.
En la misma línea, municipios de Catamarca anunciaron que el Festival del Bandoneón y el Festival Mayor de Aconquija no se realizarán en 2024 y Mendoza hizo lo propio con la Fiesta del Chivo y Rivadavia Canta al País.
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A su vez, en Córdoba, a pocos días de haber confirmado la fecha del Festival del Verano del Valle de Anisacate, las autoridades comunales dieron marcha atrás e informaron la cancelación definitiva de la fiesta.
Desde la comisión organizadora del Festival de la Salamanca indicaron que «resulta imperioso tomar esta decisión con suma prudencia, con el fin de preservar la realización y éxito de nuestro festival, destacándose principalmente por la accesibilidad de sus entradas para toda la familia, la cartelera con artistas locales, nacionales e internacionales y demás servicios prestados durante las noches del evento».
A lo anterior, agregan: «Lamentablemente, el panorama económico y financiero que hoy atravesamos, hace imposible realizar estimaciones presupuestarias con respecto a los costos esenciales y necesarios para poder montar el armado y estructura del festival».
«Los presupuestos cambian día a día, estas erogaciones no se limitan solo al pago de artistas, sino a muchísimos rubros comprendidos de distintas índoles que varían día a día el precio por estar sujetas al valor del dólar».
El «plan motosierra» de Javier Milei arrasa con todo. Ahora también con los festivales folclóricos y populares que tienen años de historia y funcionan no solo para mantener viva la cultura de los pueblos, sino que además contribuyen a motorizar las economías regionales.