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Copa del Mundo Femenina: Análisis del último partido de Argentina

El buen fútbol y el incansable intento no le alcanzó a Argentina para el milagro y cayó contra la tercera mejor selección del mundo. En un partido de igual a igual, Suecia se quedó con el duelo por dos tantos de diferencia. Reconocimiento y respeto por nuestras jugadoras que regresan de Oceanía con la mochila […]

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El buen fútbol y el incansable intento no le alcanzó a Argentina para el milagro y cayó contra la tercera mejor selección del mundo. En un partido de igual a igual, Suecia se quedó con el duelo por dos tantos de diferencia. Reconocimiento y respeto por nuestras jugadoras que regresan de Oceanía con la mochila vacía tras dejar todo en la cancha. Un nuevo tramo recorrido de un largo camino a transitar.

Estefanía Banini al centro, Larroquette y Bonsegundo a los costados.



Argentina no esperó el milagro, sino que salió a buscarlo desde el primer partido en Nueva Zelanda, en la amarga derrota contra Italia. Muchas veces el fútbol y sus procesos no se reflejan en el marcador, porque son los goles los que hacen la diferencia. Pero el caso de la Selección Femenina de Argentina, merece una lectura más abarcativa en cada paso que da, ya que el camino del desarrollo es largo, y en Oceanía se creció más de lo que cualquier marcador pueda reflejar.

Como contra Italia y Sudáfrica, Argentina salió a jugarle a Suecia de igual a igual. Sin errores determinantes como en los dos partidos anteriores, tuvieron sus chances que fueron producto de un muy buen fútbol con tenencia de pelota y asociaciones. Suecia, ya clasificada a octavos de final, salió con suplentes y sólo dos de sus titulares. En el lado de Argentina, Miriam Mayorga, suspendida por acumulación de amarillas, fue reemplazada por Adriana Sachs, Romina Núñez fue titular por primera vez y Camila Gómez Ares hizo su debut mundialista desde el arranque.

Un disparo fuera del área de Estefanía Banini y un tiro libre a favor de Argentina que concluyó en un cabezazo desviado de Mariana Larroquette fueron las ocasiones más claras que tuvo el equipo de Germán Portanova en la primera mitad del partido. No obstante, las jugadoras argentinas, aparte de salir a cortar pelotas en la mitad del campo, estuvieron bien paradas a la hora de defender, motivo por el cual las sudafricanas hicieron la diferencia en el partido anterior.

El momento más preocupante del partido fue en el minuto 36, cuando Florencia Bonsegundo fue retirada en camilla tras un golpe en uno de los ataques de Suecia. La cordobesa se retiró del campo de juego llorando desconsoladamente, en lo que posiblemente, al igual que Estefanía Banini y Vanina Correa, fue su último partido con Argentina. De momento se desconoce el grado de la lesión, pero fue reemplazada por Daiana Falfán.

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Argentina arrancó el segundo tiempo sin hacer cambios desde el banco. En el minuto 65, tras una gran jugada colectiva construida desde el mediocampo, llegó el primer gol de Suecia, su autora fue Rebecka Blomqvist, jugadora del Wolfsburgo. A los minutos del primer gol, se retiró con una molestia Julieta Cruz e ingresó Gabriela Chávez, que junto a Correa, disputó su cuarta Copa del Mundo. También en el minuto 71, se retiró Camila Gómez Ares, uno de los números más altos del encuentro en su mejor momento, e ingresó Dalila Ippolito, una pieza siempre diferencial cada vez que ingresa. Cuando faltaban 10 minutos para el tiempo cumplido, Portanova agotó los cambios e ingresó Érica Lonigro por Larroquette, y Yamila Rodríguez por Daiana Falfán, quién había relevado a Bonsegundo en el primer tiempo.



Apenas ingresó Rodríguez al campo de juego, tuvo una situación clara de gol mano a mano con la arquera de Suecia, pero lamentablemente la arquera respondió y el partido estaba llegando a su fin. Lo propio en la asociación entre Banini e Ippolito en los últimos momentos del encuentro, en la que la juvenil ingresó gambeteando al área rival y generó una clara ocasión de peligro.

Y en el minuto 89, tras un agarre de Gabriela Chávez a Rebecka Blomqvist, la árbitra pitó penal para Suecia. Elin Rubensson convirtió desde los 12 pasos y sentenció el partido.

Las nórdicas clasificaron primeras con puntaje perfecto, y Argentina junto a Italia, que no pudo contra Sudáfrica, quedaron eliminadas de la novena edición de la Copa del Mundo Femenina.

Fin del Mundial, pero el camino continúa

Es abismal la diferencia entre el juego de Argentina del mundial pasado con el actual. Pese a los resultados, se vió un crecimiento futbolístico notable que fue consecuencia del rodaje previo con el que llegaron nuestras jugadoras.  Producto de decisiones políticas e ideas de juego. La conciencia de saber en qué lugar estamos y la proyección de dónde queremos estar. El juego asociado, la mejor técnica y el fútbol ofensivo que tanto querían plasmar las futbolistas, no es casual, sino causal.

Dentro del camino del desarrollo y el crecimiento, el equipo dirigido por Portanova ahora deberá afrontar un recambio generacional tras la ausencia de Estefanía Banini, Florencia Bonsegundo y Vanina Correa, quienes anunciaron que este fue su último mundial. Afortunadamente, pese a la ausencia de las figuras que dejarán de jugar con Argentina, hay un buen grupo de jugadoras jóvenes y otras con experiencia para afrontar este recambio.

En la previa del partido, Osvaldo Conte, preparador físico de Argentina dijo para UrbanaPlay: "Gracias a las jugadoras, hoy la mujer en Argentina patea una pelota y no tiene que dar explicaciones. Ahí está el éxito." refiriéndose a la participación histórica de Argentina en la máxima cita del fútbol.

En un país tan exitista y resultadista, es muy difícil hacer historia sin resultados positivos en lo deportivo. Pero como toda revolución y cambio de paradigma, poco a poco las jugadoras se han ganado a un público que las estuvo acompañando durante días de semana a las 4 de la madrugada, batiendo récords de audiencia, inclusive. 

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Hacer historia en el fútbol femenino es saldar las deudas que la sociedad y el deporte mantienen con las mujeres futbolistas hace décadas. Es avanzar de forma firme, cimentando una base sólida y segura para las generaciones que en este momento ya están jugando en las escuelitas y clubes del país. Lo que hoy frustra, amarga y entristece en lo numérico, mañana tendrá mucho más valor que cualquier marcador en un partido. Los pasos que dio nuestra selección en este mundial, son puertas abiertas para las que vienen atrás, las futuras referentes.

Ser potencias es inminente, como el salto de calidad que dio la disciplina en el país. Como Argentina no esperó el milagro sino que salió a buscarlo, ser potencia será una consecuencia de la inversión, interés y acompañamiento para con la disciplina desde todos los frentes: asociaciones, clubes, empresas y periodismo.

Por ahora, se terminó el sueño mundialista, pero el camino a ser potencias, continúa en movimiento.

Macarena Jorge Caamaño

Periodista especializada en deportes. Diplomada en la UBA en deporte y género. Me gusta mucho el fulbo. Y sí, Jorge es mi apellido.
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