Resaltadas

Luz de luna

Ya casi se nos termina octubre y seguimos atrapados en este vórtice donde la realidad es más aterradora que cualquier ficción distópica. Como en una novela de terror, la puerta por la que se cuela un rayo de luz ínfimo se nos escapa. Parece desalentador pero todavía estamos a tiempo de salvarnos. Por Cristian Montú […]

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Ya casi se nos termina octubre y seguimos atrapados en este vórtice donde la realidad es más aterradora que cualquier ficción distópica. Como en una novela de terror, la puerta por la que se cuela un rayo de luz ínfimo se nos escapa. Parece desalentador pero todavía estamos a tiempo de salvarnos.

Por Cristian Montú

En Nuestra parte de noche, la novela de Mariana Enriquez, el protagonista es un médium que le presta el cuerpo a la oscuridad para que hable a través de él, mientras los adeptos de una secta elitista intentan comprender sus mensajes divinos. Juan, el protagonista, es un hombre hermoso y peligroso que conoce y define al dios de las sombras: “La Oscuridad es demente, es un dios salvaje, es un dios loco.”

No habitamos el universo de la novela de Mariana pero casi. La oscuridad no es la deidad adorada de ninguna religión sectaria, por el momento, pero podría serlo porque la historia argentina nutre y se percibe en cada página. Es ficción como también podrían ser ficticias esas noches donde la luz de la luna se derrama sobre nosotros y bajo su manto grisáceo se esconde, acechante, la mano de la oscuridad.

Y mientras tanto, comienza a sonar apenas perceptible el punteo de una guitarra cargada de melancolía y tragedia, y la voz rasgada de Chavela Vargas lanza un aullido dedicado a la luna llena: Pues desde que te fuiste / No he tenido luz de luna / Yo siento tus amarras / Como garfios, como garras / Que me ahogan…

Día de muertos 

Una noche, previa a Halloween y al día de los muertos, hubo un apagón en todo el pueblo. Casas y calles quedaron a oscuras. Nadie sabía bien qué había pasado y poco a poco, la gente iba saliendo afuera. La luna opacaba las estrellas y todos parecíamos iluminados desde arriba por algún dios deseoso de sacrificios y sangre. Los perros aullaban.

Esa misma semana me había llegado por correo un libro que estaba buscando desde hacía mucho tiempo pero que no encontraba. Día de muertos: Antología del cuento mexicano (Edición de bolsillo, 2001) se publicó en España y reúne trece cuentos de distintos autores y autoras -de México- cuya intención era en principio “...provocar un experimento que permita observar cómo se vive en nuestros días esta fecha y cómo esa costumbre puede ser cuestionada y renovada.”

"Día de muertos: Antología del cuento mexicano" AA.VV

Muchos cuentos de la antología logran alejarse de los estereotipos que el mundo en general tiene sobre los mexicanos y su relación con la muerte, las historias se escriben desde el presente o el futuro, pero no por eso dejan de ser menos aterradoras. 

Domingo (Guadalupe Nettel) es uno de los últimos cuentos del libro y aunque brevísimo, nos muestra a un hombre confundido y un poco asustado cuando al despertar se encuentra con una mujer en su cama, él no la conoce ni sabe cómo es que llegó hasta ahí, no recuerda nada de la noche anterior. Se pregunta casi con desesperación quién es aquella mujer y aunque esboza posibilidades, no puede responderse. Y lo que más teme es que en el fondo siente que la conoce: “De algún modo la mujer le era conocida y esa familiaridad inesperada le daba miedo.”

En cierto momento decide volver a su habitación para confrontar a la mujer y saber qué hace acostada en esa cama. Afuera el domingo se vuelve cada vez más hostil y caluroso, adentro la oscuridad es absoluta… “En la cama no había más que un insoportable tufo a humedad. Más allá de las náuseas, el olor lo invadió como una marea, como unos brazos delgados y voluptuosos que lo hubieran esperado toda la vida…”

¡Silencio!

“Me dormí otra vez. Creo que seguía lloviendo pero ya no había truenos. Asomé los ojos por entre las sábanas y vi a un señor sentado en el piso” así empieza uno de los cuentos de la antología cordobesa de cuentos de terror Silencio a la medianoche (Editorial Contamusa - Prendefuego Colectivo Editorial, 2018). 

La intensa oscuridad de la medianoche y el terror cotidiano son el punto de partida para muchos de los cuentos que se reúnen en este volumen. Por supuesto que hay relatos mejores que otros pero en cierto punto son todos hipnóticos por igual y lo importante es llegar al final de cada uno. No faltan los espejos malditos, los adolescentes poseídos, algunas abuelas asesinas, sombras acechantes y la desolación peligrosa de los cementerios.

"Silencio a la medianoche" AA.VV - Fuente: Goodreads.

Por ejemplo, Sala 500 es la historia de un chico que se despierta en una noche lluviosa y ve desde su cama la figura misteriosa de un hombre, lo que él no sabe es que su presencia tampoco es bien recibida entre empleados y pacientes del Hospital de Niños de Córdoba. Angie Ferrero, la autora, se sirve de un hecho real para escribir este cuento: por los pasillos del hospital se pasea el fantasma de un niño.

En 2017 la noticia llegó a varios portales, una de las enfermeras del hospital subió a sus redes sociales un video con el supuesto fantasma, y todavía puede verse online si lo buscan. La Nueva Mañana escribió al respecto: “Enfermeras y padres de pequeños internados registraron al espíritu en uno de los pasillos que conecta las salas 600 y 500 (...) registraron en casi una decena de videos a un espectro que al parecer habita en uno de los pasillos, del primer piso, del Hospital de Niños de Córdoba.”

Tres casas

Y si de espectros y manifestaciones paranormales hablamos no puedo despedirme sin antes recomendarles Los elementales (La Bestia Equilátera, 2021) del estadounidense Michael McDowell, que conocí por otra de sus novelas, Agujas doradas que narra a la perfección lo que toda persona de escorpio hecha y derecha anhela: venganza.

El autor nació el 1 de junio de 1950 en Alabama. Comenzó a escribir novelas de terror a finales de los setenta y su obra más conocida es la saga Blackwater sobre una familia sureña rica que cuenta con amigos sobrenaturales. En su trabajo como guionista se destaca especialmente su trabajo en Beetlejuice de Tim Burton.

La novela tiene un comienzo que inevitablemente te atrapa: en una iglesia de Alabama (EE.UU) se está llevando a puertas cerradas el sepelio de Marian Savage, la matriarca de una familia ostentosamente adinerada que ha muerto a causa del cáncer, y para terminar con la ceremonia sus dos hijos se acercan a su ataúd y le clavan un cuchillo en el corazón, ya que deben asegurarse de que no regrese desde el más allá bajo ninguna circunstancia. 

"Los elementales" de Michael McDowell - Fuente: La Bestia Equilátera Editorial

Lo paranormal se va gestando poco a poco, hay indicios y señales en las que nadie quiere creer hasta que se hace inevitable. Los familiares y amigos de Marian se retiran a descansar a sus casas de veraneo sobre la playa, un lugar donde hay solamente tres casas que irrumpen con lo desértico del paisaje: “...tres casas solitarias que se erguían al final de la franja de tierra. Estructuras victorianas grandes y altas, que el tiempo había teñido de un gris uniforme… Cada casa miraba en una dirección diferente.”

De las tres casas, hay una que permanece deshabitada desde el tiempo en que las familias compraron las otras dos propiedades. Es en esa casa donde el misterio y el magnetismo de varias apariciones desatarán el frágil hilo que mantiene al mal tras la puerta… Y no podemos saber hasta el final cómo resulta este encuentro entre mundos, el de acá y el del más allá.

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