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La libertad avanza: un análisis sobre la estética de “la nueva derecha”

Con el triunfo de Javier Milei y Victoria Villarruel en las elecciones presidenciales, se abrieron muchos análisis sobre las causas del triunfo de la derecha en nuestro país. La imagen y la construcción de una marca de estilo para la libertad avanza fue un punto aportante a este triunfo. En esta columna, intentaré hacer una […]

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Con el triunfo de Javier Milei y Victoria Villarruel en las elecciones presidenciales, se abrieron muchos análisis sobre las causas del triunfo de la derecha en nuestro país. La imagen y la construcción de una marca de estilo para la libertad avanza fue un punto aportante a este triunfo. En esta columna, intentaré hacer una lectura sobre ello.

Por Sol Cortez

Los analistas de la realidad política nacional aseguran que la pandemia fue un momento clave para que las expresiones de La Libertad Avanza pudieran calar sobre la consciencia de las masas. Nuevas formas de comunicar surgieron y las redes sociales se transformaron en un mediador de las relaciones interpersonales de una forma que nunca antes vimos. 

Esta escalada de exposición a nuevas formas de comunicar pusieron en el centro de todo a la imagen, reproducción de contenido y estimulación visual y sonora. Compartir y dar a like a todo lo que refleja nuestras emociones positivas y negativas. Pero al mismo tiempo todo lo que nos genera pregnancia y no podemos dejar de mirar. 

Podemos decir que LLA desarrolló una estética para redes sociales y en cada exposición pública que les permitió crecer de forma exponencial. Las razones son políticas, desde ya, y también van acompañadas de una construcción de la imagen y el estilo de “derecha y antipopular” que colaboran para comunicar y ver como amigables las ideas de un capitalismo agresivo y voraz.

Javier Milei se posicionó como un tipo empático con un sector de la juventud, la más precarizada que carente de derechos laborales cayó en la trampa del discurso meritocrático y del emprendedurismo. ¿Cómo se logra empatizar con este sector de la sociedad, siendo un economista rico qué sólo ofrece ajuste y más deudas para el país? 

Para ello es necesario una comunicación asertiva y una imagen sólida. Eso se logró con dos outsiders del establishment político (¿o no tanto?). La base estructural para la nueva derecha argentina son las dicotomías, que se expresan en toda su discursiva, desde su lenguaje corporal hasta sus discursos.

En Milei las dicotomías se expresan en un estilo clásico para vestir, referente al elemento de su discurso económico ortodoxo y a los tradicionales economistas que siempre cita. Este estilo va acompañado por ciertos elementos disruptivos y que aportan a la construcción de discurso de anti - casta, anti - populismo. Su pelo despeinado o su chaqueta de cuero, que utiliza en salidas públicas informales, demuestran este aspecto “rebelde”, “anti todo” que a los jóvenes convence y al mismo tiempo transmite seguridad. 

Además, compone su estilo personal con lentes, libros y cuadernos donde toma notas, con el objetivo de comunicar cierta intelectualidad y una personalidad más reflexiva; éstos elementos desaparecen en sus presentaciones en canales de televisión cuando se muestra más combativo y efusivo con ademanes gestuales y una impronta mucho más agresiva. 

Todos estos elementos no son azarosos y se eligen cuidadosamente. Cómo también se hizo con su compañera de fórmula Victoria Villarruel. La construcción de su estilo también colabora en esta dualidad. La figura de una mujer que ha alcanzado niveles de poder político considerables, basándose en un discurso de odio muy profundo hacia las diversidades y sobre todo hacia todos aquellos que representen el “comunismo”. 

Su ferviente defensa sobre las ideas del negacionismo y en contra al derecho al aborto, son las que la posicionaron como la candidata elegida de Javier Milei. Aportando el conservadurismo en las ideas libertarias. Y para ello es necesario que ideas tan violentas se comuniquen desde una amabilidad muy profunda, para que no se entiendan como tales. 

Allí la imagen de Villarruel juega un rol fundamental. Siempre prolija y con elementos que resaltan su feminidad y seriedad. Su pelo, largo y suelto, prolijo siempre cae sobre un sólo hombro. Se la puede ver en pantalones, faldas y jeans; pero siempre con camisas de seda y blazers entallados que acompaña en una paleta de colores pasteles, en sus apariciones más importantes el blanco y el celeste son estandarte, en una referencia clara hacia la campaña pro vida y el nacionalismo patriótico. 

Toda esta construcción de imagen es sumamente importante en la profesionalización de una personalidad política diferenciada. Por citar uno de los ejemplos históricos, quizas de los más importantes a nivel político pero también de construcción de un estilo. 

Y es Margaret Thatcher, no casualmente un ejemplo a seguir en muchos aspectos, por Javier Milei. Margaret Thatcher impuso políticas de restructuración económica y social muy profundas en Inglaterra, un avance muy fuerte de desestatización, retroceso sobre derechos laborales; y la implantación de un individualismo en términos sociales que abogaba por la lógica meritocrática y el salvarse solx que fragmentó una sociedad. 

Su discurso y sus políticas tenían total coherencia con su imagen personal. Lo curioso de Thatcher es que debió construirlo, tal como lo describen historiadores Margaret era una mujer más bien tímida y de baja autoestima, pero con ideas muy fuertes sobre cómo debía estructurarse un estado - nación. Y para ello construyó una imagen. 

La cadencia de su voz y sus modales la mostraban como débil por eso adoptó un estilo sobrio. Sólo utilizaba trajes con falda en colores oscuros, el gris plomo era su preferido y siempre llevaba un collar de perlas y camisas de seda. No sólo fueron las medidas tomadas, sino también su estilo personal el que le valieron el apodo de “dama de hierro”. Esta imagen de apariencia intransigente, fue fundamental para que pudiese imponerse en cada aparición pública y que además transmita confianza en un electorado que la eligió. 

Este acercamiento al ejemplo de Thatcher nos muestra las similitudes con el fenómeno de Milei y Villarruel en Argentina. Y cómo puede existir tanta identificación, al menos en el plano de lo simbólico como lo son la imagen y el lenguaje. Porque hay algunos jóvenes que se acercan a militar sus ideas y se presentan abiertamente de derecha y anticomunistas. 

Este gobierno aún no comenzó y no sabemos cuál será su destino. De lo que sí podemos estar seguros es  de que se abre un nuevo periodo en nuestra historia y con ello una nueva estética se presenta para reflejar este presente.

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