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"La desigualdad es acumulativa": ser mujer y tener empleo informal aumenta las probabilidades de ser pobre

Un informe realizado en el marco del Programa de Investigación Regional Comparativa (PIRC) analiza las causas estructurales de la pobreza. Entre otros puntos, indicaron que la posición que se ocupa en la estructura social al nacer es la que más incide en la posibilidad de vivir en un hogar pobre. Un estudio nacional realizado en más de […]

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Un informe realizado en el marco del Programa de Investigación Regional Comparativa (PIRC) analiza las causas estructurales de la pobreza. Entre otros puntos, indicaron que la posición que se ocupa en la estructura social al nacer es la que más incide en la posibilidad de vivir en un hogar pobre.

El personal de casas particulares está asociado a dos de los factores que aumentan las posibilidades de ser pobre: informalidad y ser mujer.

Un estudio nacional realizado en más de 5.200 hogares de todo el país indicó que la desigualdad es acumulativa y analizó las condiciones estructurales que influyen en las clases sociales.

“La desigualdad es acumulativa porque las ventajas y desventajas de los orígenes de la clase social se acumulan en el tiempo a través de las generaciones”, señaló Gonzalo Assusa, sociólogo y doctor en Antropología e investigador del Conicet y participante de este proyecto de investigación. 

Al respecto, explicaron que pesa más la posición que se ocupa en la estructura social al momento de nacer que el esfuerzo que se haga durante toda la vida para ascender de clase social. De esta manera, la meritocracia queda en evidencia una vez más frente a la igualdad de oportunidades.

El informe publicado por UNCiencia detalla que "algo tan azaroso como el hogar de nacimiento, el género asignado al nacer o el color de piel tiene un peso determinante durante toda la vida de las personas".

El proyecto analiza cuáles son las causas estructurales que llevan a la reproducción intergeneracional de la pobreza en Argentina, y mide cuánto inciden diferentes variables (como clase social, género, etnia, formalidad e informalidad del trabajo y región de residencia) en la posibilidad de pertenecer al segmento menos favorecido económicamente.

El estudio concluye que la desigualdad no solo es acumulativa, sino también interseccional. “Porque la clase social se cruza con otros factores que son determinantes de la pobreza, como el género y el origen étnico, produciendo una desigualdad aun mayor”, explicó Assusa. 

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Factores claves

La clase obrera no calificada (34%) seguida por la calificada (27%) conforman el segmento más asociado a la pobreza. 

“Que sean tan pesados los efectos del hogar de nacimiento, la ocupación o el nivel educativo que tenían tus padres y madres significa que como sociedad tenemos serias dificultades para construir vidas más igualitarias y justas”.

Gonzalo Assusa, sociólogo y doctor en Antropología e investigador del Conicet

En este sentido, mensuraron las diferencias entre ambas clases, ligadas a algunas variables. Esto permitió arrojar las siguientes estadísticas:

  • El 41% de la clase obrera no calificada terminó el secundario mientras que en la clase de servicios alta, el porcentaje asciende al 90%.
  • Respecto a tener un título universitario, para el primer sector el porcentaje es del 11% mientras que para el segundo del 47%.
  • Sobre las condiciones de informalidad del trabajo, el 45% del primer sector tiene empleos actuales informales, mientras que en el segundo sector solo el 18%.

“Es muy atípico que quienes nacen en hogares económicamente muy privilegiados retrocedan posiciones en la estructura social. Mientras un sector tiene atada una piedra en el tobillo, otro cuenta siempre con paracaídas”, graficó Assusa.

Además de la clase social, existen otros factores que son determinantes a la hora de encontrar causas estructurales de pobreza. En el informe se indica que la población que se autoreconoce de pueblos originarios y afrodescendiente tiene 170% más de chances de ser pobre en comparación con las personas de origen étnico europeo. 

Asimismo, las personas que trabajan en el sector laboral informal registran una propensión significativamente mayor (92%) a vivir en la pobreza que quienes lo hacen de manera formal. Las mujeres tienen 65% más posibilidades de experimentar pobreza que los varones.

Sobre este último factor, las estadísticas se corresponden con informes internacionales: según la ONU, siete de cada 10 personas pobres en el mundo son mujeres. Ellas tienen más probabilidades de trabajar en el sector de empleo informal que los varones (54% en América Latina), ganan menos que los hombres (entre el 40 y el 25% menos), tienen mayormente empleos vulnerables, de baja remuneración o subvalorados, y están más afectadas por la desocupación.

Fuente: Carolina Ahumada para UNCiencia. Podés leer el artículo completo haciendo click acá.

Ramiro Quintanilla

Dedicado a la redacción por la tarde en la cooperativa. Comunicador. Me interesa lo político, el ambiente, los pueblos originarios, la salud mental, la cultura y creo que antes de decir hay que aprender a preguntar, o no?
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