En el día de las maternidades un repaso histórico sobre la ropa para transitar el embarazo y las transformaciones a lo largo de la historia.
Por Sol Cortez
Por lo general los repasos históricos sobre el indumento están marcados por un enfoque occidental. Y escasos los estudios que nos muestran usos y costumbres sobre nuestra región. De todas maneras intentaré esbozar una línea del tiempo sobre la utilización del indumento como forma de expresión y construcción de sentidos durante el período de embarazo.
Los atuendos para la mujer embarazada siempre se han vinculado a un ideal sobre el estado de gestación. Con una significancia muy marcada hacia cómo la mujer debe comportarse o cómo deben ser sus nuevas formas de vida. O por lo menos es lo que la interpretación occidental nos evidencia.
Desde este contexto es que comienzo a analizar este rubro específico de la indumentaria. Partiendo del período del renacimiento, se puede observar que el embarazo se ocultaba. En consecuencia, la ropa que se diseñaba para este periodo eran vestidos sueltos y con vuelos, también se empleaban textiles pesados como el terciopelo, que disimulaban la inminente panza. Hasta incluso, llegó a fabricarse un corsé que contenía la panza para que no fuese visible.
Una forma de analizar esta situación es acercarnos a la representación dentro del arte, es hasta el siglo XVI que las mujeres no eran retratadas embarazadas, y esto no significa que no eran pintadas, sino que se omitía esa representación en la pintura. Para el período de expresión barroca y con la apropiación de una mirada auténtica de ese período, por parte de las mujeres en el arte, se puede apreciar cómo se vivía en ese momento en la época, principalmente como elegían las mujeres vestir durante ese proceso.
Uno de los primeros registros lo acerca la pintora Paula Mondersohn-Becker que se autorretrató embarazada, sin estarlo, y para ello se pensó y materializó exhibiendo su panza, lo cual no es casualidad, ya que la mirada masculina sobre la mujer embarazada había sido siempre la del ocultamiento en una suerte de idealización y santificación de la imágen femenina en ese estado.
De este momento damos un salto histórico hacia el siglo XX en donde al emerger nuevas ideas, sobre todo el feminismo, dan lugar a nuevas formas de ver y mostrar el embarazo.
Alice Neel será una de las mujeres dentro del arte que compondrá obras de arte relacionadas a este período fiel a la experimentación que quién cursa un estado así.
Si bien en las fotografías de la época vemos cómo vestían las mujeres, estas elecciones están cargadas de ciertas modas e influencias de la época, donde se muestran destacando el vientre y siempre en actitud o pose virginal. Está posibilidad de llevar atuendos que se adecuarán a un momento tan específico también denotaban a qué clase social pertenecen éstas mujeres. Ya que quienes no podían hacerlo simplemente optan por prendas sueltas que pudiesen acompañar los nueve meses de cambios corporales.
Aquí hay un punto a destacar y es que la indumentaria hasta los ́80 no incluyó textiles elásticos como los que conocemos hoy: la lycra y el spandex permitieron otras tipologías, como calzas, pantalones, remeras y vestidos elastizados.
Y es por eso, que hasta el momento existían colecciones y mercados específicos en los que se desarrollaba el rubro textil maternidad. Que incluía desde las prendas regulables para los nueve meses, hasta la ropa interior adaptada para el periodo de puerperio y lactancia.
Volviendo a la representación que existía en la moda, es decir como se comunicaba este momento en las fotografías, revistas y publicidades. Bueno esta imágen de mujer embarazada no distaba mucho de lo sucedido durante el renacimiento, el embarazo era evitado y si se mostraba era haciendo énfasis en la mujer en un estado diferenciado, cuasi angelical. Claramente marcando una intención de construcción de un ideal sobre este momento para la mujer.
Es precisamente en 1991 que la fotógrafa Annie Leibovitz tomó las icónicas fotos de Demi Moore embarazada, que fueron portada de la Revista Vanity Fair. Y que desde la mirada del foco de la artista Annie Leibovitz, el cuerpo gestante se manifiesta de una forma nunca antes vista. Que puede interpretarse como emancipador.
Las imágenes recorren el mundo y le asignan al periodo de gestación otra mirada, similar a la que se aborda durante el periodo barroco o los ´70.
Se da la apropiación de su imagen y esta vez se muestra erotizada y fuerte. Desde ya que el indumento o la no utilización para mostrar grandes panzas y mujeres deseosas de ese periodo abren un nuevo período que tiene impacto hasta nuestra época.
Las fotos de artistas y mujeres del mundo del espectáculo dan la vuelta al mundo, y se convierten en referencia cada vez que deciden mostrar sus embarazos y como los adornan, fuera de lo establecido. Muestra de ello pueden ser las cantantes Rihanna y Cazzu. Que han hecho de las presentaciones de sus embarazos hechos sumamente relevantes para el arte y la moda.
Entonces si como feministas hemos podido posicionar el embarazo como un hecho visible desde nuestra experiencia, poniendo el foco en la elección de esa decisión, dándole un peso sumamente relevante a querer comunicar cómo se vive desde lo simbólico que puede ser vestir y mostrarlo, hasta haber podido convertirse en las propias comunicadoras de esa gestación.
Queda pendiente, entonces, revisar que accesibilidad tenemos o se nos facilita para expresar los embarazos en todas las personas gestantes y cómo se decide vestir esos cuerpos, lejos del prejuicio y más cerca de la representación real.