Este domingo, en Córdoba votó el 68% del padrón para Gobernador, fue el porcentaje más bajo desde el regreso a la democracia. Martín Llayrora, del oficialismo cordobés, le ganó por casi 3 puntos a Luis Juez, que representada a Juntos por el Cambio. Los porcentajes quedan en segundo plano si pensamos en la participación electoral de la ciudadanía.
La provincia fue escenario de una nueva jornada electoral, con un resultado ajustado, Hacemos Por Córdoba se aseguró su continuidad, a pesar de las criticas de un oponente que a la fecha no ha salido a aceptar su derrota.
En este marco, EL RESALTADOR se comunicó con Nayet Kademián, politóloga, para analizar una situación llamativa: la baja participación en las urnas, a comparación de otros años. ¿Cuáles son las principales causas de esta participación? ¿Apatía política? ¿Desencanto con las figuras que se postulan?. De eso y más, hablamos con la profesional.
Para empezar, señaló que la caída en la participación electoral es un fenómeno que vienen observando en todas las provincias que han votado hasta ahora – a excepción de Tucumán-. En el caso de Córdoba, la caída fue de 4,5% aproximadamente con respecto a la elección provincial de 2019.
«Hay dos principales motivos, por un lado, una causa contextual que se comparte a lo largo y ancho de todo el país: el clima generalizado de desencanto y el enojo de la ciudadanía con la política. Pero por otro lado y, específicamente para el caso cordobés, la noticia de que no habría multas (debido a una falta de reglamentación) para quienes no asistiesen a votar se masificó rápidamente y desincentivó la participación», explicó Kademián.
Históricamente en las elecciones de Córdoba votan más del 75% de los electores… la politóloga comentó que la caída en la participación no es relevante en sí misma, pero es síntoma de una transformación más profunda:
«Mucha gente dejó de creer que la política puede (o potencialmente, podría) resolver sus problemas del día a día. Para quienes creemos que la Democracia se sostiene centralmente sobre la participación y que la voluntad del pueblo se expresa en las urnas esto es preocupante dado que abre la puerta a discursos reaccionarios, conservadores y extremistas».
Aún así, para Nayet esto no significa que la gente quiere menos política o, en todo caso, menos intervención del Estado. Para la entrevistada, no se trata de lo cuantitativo sino de lo cualitativo. En esa línea, considera que la ciudadanía necesita mejor política, liderazgos en los cuales creer, gestiones cercanas que le transformen la vida.
Este panorama de una baja participación de votantes – a comparación de otros años- deberá ser tenido en cuenta en la gestión de Martín Llayrora. Al respecto, la politóloga expresó que una fuerza política puede ganar una elección con determinado porcentaje de votos, pero al momento de gobernar, debe gobernar para toda la ciudadanía.
Datos del @Cicadok sobre participación en Córdoba (70% escrutado). Aunque la tendencia es⬇, la comparación 2019 (-5%) y 2015 (-7%) no hacen de 2023 un cataclismo de representación política. La participación positiva (ir a votar y optar por una opción) viene pareja hace +20 años. pic.twitter.com/V6aiGUuhBQ
— Facu Cruz (@facucruz) June 26, 2023
Y agregó: «El desafío de Martín Llaryora será, en parte, devolverle la fe al ciudadano/a cordobés/a que percibe al Gobierno como una molestia más que como un facilitador. Con un pequeño detalle: la falta de mayoría en la Legislatura y el Tribunal de Cuentas».
Se vienen las PASO ¿podemos esperar un escenario similar a nivel nacional?
El 13 de agosto argentina disputará las PASO, allí se definirán las listas presidenciales para las elecciones generales del 22 de octubre.
Kademián piensa que hay grandes probabilidades de que en las elecciones nacionales haya una menor participación respecto a 2019 y que, a su vez, el abstencionismo venga acompañado de su viejo amigo: el voto en blanco.