Hace menos de una semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos(Indec) informó que en Argentina 19,2 millones personas pobres.
Por Emi Urouro
Al país lo atraviesa la crisis y el hambre, el índice de pobreza llegó al 42% al término del segundo semestre del 2020, 6,5 puntos porcentuales por encima del 35,5% de igual período de 2019.
Pero eso no es todo, según el último informe del Indec, el Índice de Indigencia, que comprende a las personas cuyos ingresos no alcanzan para comprar el mínimo de comida para la subsistencia, se ubicó en el 10,5%, contra el 8% del semestre julio-diciembre de 2019.
En otras palabras, los nuevos porcentajes informados implican que 19,2 millones son pobres, y entre ellos, 4,5 millones son indigentes. Cifras terribles en un país rico en recursos.
¿Qué otros datos generaron malestar en la sociedad? Se reveló que el Producto Bruto Interno, (PBI) cayó un 9,9 % producto de las restricciones que se aplicaron para evitar la propagación del coronavirus, al tiempo que la inflación fue de 36,1%.
Las venas abiertas de América Latina, como diría Galeano, no dejan de sangrar. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estima que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones más que en el 2019.
En relación al punto anterior, el informe del organismo regional señaló que como consecuencia de la fuerte recesión económica en la región, que registrará una caída del PIB de -7,7%, se estima que en 2020 la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33,7% de la población.
Otro dato a tener en cuenta, es que alrededor de 59 millones de personas que en 2019 pertenecían a los estratos medios experimentaron un proceso de movilidad económica descendiente en Latinoamérica. Argentina no fue la excepción.
Organización barrial contra el hambre
Como era de esperarse, las organizaciones barriales, sociales, de contención, tuvieron que redoblar esfuerzos para cubrir las necesidades básicas de los sectores más vulnerados por las consecuencia socio-económicas que trajo la pandemia.
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Siguiendo los datos registrados por “Cartografía de la solidaridad”, un relevamiento de las acciones llevadas a cabo en Córdoba por casi 40 organizaciones sociales, advierten que hubo un aumento del 50% de la demanda de alimentos.
En relación al punto anterior, la mayoría de las organizaciones que están registradas demandan alimentos, aunque solo 16 son comedores/merenderos/copas de leche, mientras que el resto no tiene lo alimentario como eje central de trabajo, o directamente no era una tarea ni objetivo antes de la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
Otro dato para tener en cuenta, es que, según la ONG Acción contra el Hambre, América Latina triplicó su inseguridad alimentaria severa en 2020 respecto al año anterior y afectó a 10 millones de personas
Un ejemplo de esa situación, lo encontramos en los testimonios de referentes barriales de Yapeyú, quienes, con estas y otras palabras, nos dijeron que el hambre de sus vecinos y vecinas “no conoce de virus ni sabe de pandemias”, es decir, esta problemática es histórica en el barrio, pero se profundizó en pandemia.
En la Choza Poderosa, vecinas y vecinos organizados, diariamente garantizan el acceso a una comida de varias familias del barrio.
“Estamos cumpliendo el trabajo que tenía que cumplir el estado. Cuando vos empezás a militar el feminismo en el barrio te das cuenta, sobre todo en esta época de pandemia, que desnudó todas las carencias, no solamente en temas de alimentación, educación, salud, sino en algo que nos golpea tanto que es la violencia de género”
Beatriz Silvera, de la Casa de las Mujeres y Disidencias.
Un Estado que no llega a todos y todas
Hasta noviembre del 2020, el Gobierno argentino asistía con alimentos a 11.200.000 personas por el impacto del coronavirus en la economía. Antes de la pandemia, ocho millones requerían esa ayuda.
Volviendo a los registro de la UNC, el 50% de las organizaciones indicaron tener aportes externos, provenientes del Estado, en general del Estado nacional para responder, sobre todo, a la demanda de comida.
Ahora bien, la CEPAL informó que los gobiernos de la región implementaron 263 medidas de protección social de emergencia en 2020. Estas alcanzaron al 49,4% de la población, aproximadamente 84 millones de hogares o 326 millones de personas. Sin esas medidas, la incidencia de la pobreza extrema habría alcanzado el 15,8% y la pobreza el 37,2% de la población.
Se trabajó para que los daños no fueran totales, absolutos, más mortales de lo que ya fueron, pero faltan políticas públicas, falta reconocimiento para quienes trabajan en barrios vulnerados, falta asistencia social en una crisis que no para.