Mediante un relevamiento se registraron las acciones llevadas a cabo en Córdoba por casi 40 organizaciones sociales.
En contexto de pandemia, de crisis social y económica, un equipo de investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC elaboró una “Cartografía de la solidaridad” en la provincia.
¿Qué datos brinda esta herramienta? Información actualizada sobre las necesidades de los sectores con mayor vulnerabilidad socioterritorial, y el trabajo y las estrategias que realizan las organizaciones sociales en el marco de la emergencia sanitaria por COVID-19.
“En el marco de la crisis profunda que significó la pandemia y las carencias dramáticas que vivieron y viven las comunidades, nos sentimos desafiados a dar continuidad al trabajo conjunto, y construir aportes concretos a las comunidades. Así surge la propuesta de la cartografía, como una herramienta que nos permitiera seguir trabajando con las organizaciones y acompañarlas en la crisis”, contó Mariana Gamboa, una de las investigadoras del proyecto, a UNCiencia.
En la primera etapa del proyecto participaron 38 organizaciones ( centros vecinales, organizaciones de base, ONG y fundaciones), y se relevó que estas agrupaciones acompañan a más de 6.000 personas que viven en Córdoba.
El trabajo identificó que las personas que acceden de modo central a recursos, servicios o cuidados producidos por estas organizaciones, están en posiciones de mayor desigualdad social.
En relación al punto anterior, los más afectados son niños, niñas, jóvenes y mujeres, cuya condición de vulnerabilidad se profundizó por los efectos de crisis social causados por la pandemia.
“Son las mujeres, jóvenes y adultas, quienes de forma mayoritaria realizan el trabajo territorial. Son sus saberes en torno a los cuidados y el trabajo con otras personas, formas de tejer redes, y crear estrategias colectivas las que se ponen en juego en comedores, merenderos, apoyo escolar, gestión de recursos, acompañamientos a enfermos y demandas a las instituciones”
Ana Laura Elorza, directora del proyecto.
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Datos de las organizaciones solidarias:
- El 50% de las organizaciones indicaron tener aportes externos, provenientes del Estado, en general del Estado nacional.
- La mayoría de las organizaciones que están registradas demandan alimentos, aunque solo 16 son comedores/merenderos/copas de leche, mientras que el resto no tiene lo alimentario como eje central de trabajo, o directamente no era una tarea ni objetivo antes de la pandemia de coronavirus.
Durante el aislamiento, la brecha digital se profundizó, la falta de acceso a capacitaciones, estudios, trabajo, ya sea por la falta de dispositivos, como de conectividad a redes o de manejo de las tecnologías, impactó en unos sectores más que en otros.
Ante este panorama, Ana Laura Elorza explicó que las organizaciones priorizaron el sostenimiento de los vínculos con las personas en los territorios desde la virtualidad.
La investigadora señaló que se realizaron diversas acciones, como el acompañamiento educativo en las viviendas de cada estudiante, Facebook barrial y comunicación telefónica individual para la difusión de información, etc.
¿Qué otras líneas de trabajo desarrollan las agrupaciones? Trabajaron en medidas y acciones de promoción y prevención de la salud, en torno al COVID-19, paralelamente con abordajes de educación sexuaI integral.
Para Virginia Monayar, integrante del proyecto, las cartografías son una forma de registrar trayectorias de luchas y trabajo, y también vulneraciones:
«Son herramientas que condensan en un tiempo-espacio las formas del estar y el hacer. Habilitan a pensar estrategias de articulación y construcción de redes de organizaciones para compartir agendas de trabajo, acciones en conjunto, saberes y conocimientos construidos en las prácticas en esta coyuntura, como de incidencia en la política pública”
Fuente: UNCiencia.unc.edu.ar