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Las vacas lecheras no existen

Publicado por:Ramiro Quintanilla

Una de las primeras preguntas que se le suelen hacer a las personas veganas es por qué no consumen leche “si a la vaca no la matan”. Lo cierto es que el veganismo como posicionamiento político no cuestiona el trato que se le da a los demás animales sino su uso y explotación, pero también hay mucha desinformación en torno a cómo es la industria láctea. ¿Vacas lecheras? ¿Vos decís?

Por Natalia Paesky

¿Por qué lácteos no?

El veganismo como postura ética y política rechaza todo tipo de uso y explotación animal, independientemente del trato que se les de a las demás especies. A partir de esta afirmación, el cuestionamiento de “por qué no consumen lácteos si a la vaca no la matan”, pierde total sentido. De todas maneras, ¿sabemos realmente qué hay detrás de la industria láctea?

Muchas veces se habla de la industria láctea como una industria “inocente”, en la que el animal “no sufre” ni tiene como destino final la muerte. Hay incluso una suerte de romantización en torno a la leche de vaca: se habla de “vaquitas lecheras” e incluso en canciones infantiles se cuenta una historia que muy lejos está de ser real. Más allá de que usar a les demás animales como un recurso nunca será ético, la industria láctea lejos está de ser inocente.

¿Existen las vacas lecheras? ¿Qué pasa con los terneros? ¿Qué hay detrás del vaso de leche diario, de la tabla de quesos y de la góndola llena de productos que teóricamente debemos consumir para estar saludables?

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Las vacas lecheras no existen

Las vacas son una especie mamífera al igual que la especie humana y, como tal, deben convertirse en madres para producir leche. No existen las vacas lecheras que dan leche porque sí, y aunque esto pueda resultar una obviedad, muchas personas caen en esta confusión.

En la industria láctea las vacas son inseminadas de manera forzada una y otra vez. La leche que debería ser destinada a alimentar a sus terneros es la que es finalmente vendida para consumo humano. Para que esto sea posible, la vaca es separada de su ternero y conectada a máquinas que le extraen la leche. Los terneros son vendidos a la industria cárnica, ¿pero qué pasa con las vacas?

Las vacas víctimas de la explotación intensiva viven entre cinco a seis años, siendo que en libertad podrían vivir alrededor de 20 años. Durante su corta vida parirán tres o cuatro veces y vivirán encerradas, sin libertad de movimiento y ancladas a las máquinas de ordeño. Una vez que la vaca ya no es joven, comienza a producir menos leche.

¿Entonces? Claramente deja de ser productiva y, como todo lo que deja de ser rentable en el capitalismo, debe ser desechada. Sí, las mal llamadas vacas lecheras una vez que no producen tanta leche son enviadas al matadero. Es decir, la afirmación “a la vaca lechera no la matan” sigue siendo falsa: en realidad es utilizada, torturada, explotada, asesinada y desechada. Para Carol Adams, en el caso de las hembras,  hay una “doble opresión”: primero se las utiliza como máquinas reproductoras y luego se las mata.

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Tampoco necesitás tomar leche

¿Alguna vez te pusiste a pensar que los humanos somos los únicos que consumimos leche durante toda la vida y, encima, de otra especie? ¿Por qué? La respuesta probablemente no sorprenda a nadie: eso nos venden y nos vendieron. 

Profesionales de salud en sus consultorios (o en los medios masivos de comunicación) afirman sin miedo que necesitamos tomar X cantidad de leche por día para estar saludables. Sin embargo, a estas alturas, hay sobrada evidencia científica que desmiente tales recomendaciones: no necesitamos tomar leche de otra especie, manipulada industrialmente. Hacerlo no solo no previene ninguna patología, sino que es totalmente innecesario.

Hoy sabemos que para crecer y mantenernos saludables necesitamos una serie de nutrientes, que se encuentran en las plantas. Los organismos de nutrición más importantes ya se han manifestado al respecto: las dietas basadas en plantas son aptas para todas las etapas del ciclo vital.

Nuestro consumo es político. Cuestionemos el antropocentrismo, cuestionemos nuestro privilegio de especie, cuestionemos el sistema capitalista y especista que nos hace ver a los demás animales como recursos u objetos de consumo. Es urgente.

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