Resaltadas

¿Un Lacalle Pou tan cool como Uruguay?

Tanto nuestro país vecino como otros tantos cuenta con mayoría de votantes de derecha, quienes muchas veces no se identifican como tales. En esta nota, un análisis del actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou. Por Es de Politólogos En el año 2017, la Universidad de California publicó un estudio, que posteriormente fue reproducido en […]

🕒  8 minutos de lectura

 | 

Tanto nuestro país vecino como otros tantos cuenta con mayoría de votantes de derecha, quienes muchas veces no se identifican como tales. En esta nota, un análisis del actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou.

Foto: enperspectiva.uy

Por Es de Politólogos

En el año 2017, la Universidad de California publicó un estudio, que posteriormente fue reproducido en muchos portales de noticias, en donde se afirmaba que las personas más miedosas tienden a tener ideas conservadoras y de derecha. Para muchos, eso sería una novedad. Para otros, es algo que se palpita cuando se cruzan algunas palabras con aquellas personas que profesan discursivamente ciertas ideas de este tipo.

No siempre la persona de derecha se percibe situado en ese lugar. Incluso algunos de ellos tienden a decir que son de una izquierda más moderada, más tradicional. Sin embargo, son muy sensibles a demostrar ciertos miedos ante situaciones nuevas que se dan en la sociedad y se trasmiten al arco político. Rechazo a políticas de género, a la inmigración, miedo al terrorismo o inseguridad, etc.

Incluso, son más propensos a creer en fake news, sin siquiera darse la posibilidad de poner en duda la veracidad. Justamente porque su miedo los paraliza en ese sentido. Creen sin cuestionar, siempre que esa información alimente el pavor que tiene a ciertas situaciones.

En Uruguay, como en nuestro país y varios vecinos más de la región, una buena mayoría de las personas que son de derecha y votan a estas expresiones, no se reconocen como tales. En el caso del vecino oriental y en nuestro país también sucede, es porque muchas de las políticas de corte progresistas y laboristas, ingresaron dentro del sentido común de la población, se dan por hechas y se perdió en el imaginario social las luchas que dieron origen a estas políticas proteccionistas.

Te puede interesar: “El espía, el submarino y muchos intereses geopolíticos”

También sucede que podemos encontrar a muchas personas que afirman no ser de derecha, por miedo a cierto rechazo social que puede causar ciertas ideas que son contrarias. Incluso a sus propios derechos y de aquellos con quienes comparten ideología. Trabajadores odiando a los sindicatos, padres y madres despotricando contra los derechos de licencia parentales. Habitantes de barrios humildes pidiendo mano dura contra otros habitantes de barrios humildes, etc. Las redes sociales se suelen mostrar como un ámbito de descompresión, amparados en algunos casos por cierto anonimato y otro por la distancia con el interlocutor.

Volviendo a los charrúas, la tierra del gran Artigas, hoy tiene un presidente de derecha. No es la primera vez, ni será la última, pero en este caso, Luis Lacalle Pou, llega después de varios años de gobiernos progresistas. Es así que el 1° de marzo de 2020, este abogado perteneciente al partido Blanco (nacionalista) asumió como el nuevo presidente uruguayo. Por supuesto que, como a todos, cualquier plan que tuviera para su presidencia, se vio trastocado por la pandemia, pero no tuvo que esperar mucho para comenzar a mostrarse no tan moderado como si lo hizo en campaña. Algo parecido al “no vas a perder nada de lo que ya tenés” de Mauricio Macri en 2015.

Foto: lanacion.com.uy

Ley de Urgente Consideración

Bajo este nombre, cercano a los primeros 100 días de asumido, Lacalle Pou envión al congreso un mega paquete de más de 500 artículos que intenta reformar varias leyes existentes. Está enfocado principalmente en avanzar sobre políticas de ajuste, reglamentación del derecho a huelga y fortalecimiento del aparato represivo. También un importante recorte a la educación pública. La norma se aprobó el 8 de julio de 2020, ya que su tratamiento era urgente. El Congreso estaba obligado a tratarla en 90 días y entró en plena vigencia.

Actualmente, la oposición logró reunir casi 800.000 firmas necesarias para llamar a un referéndum para derogar 135 artículos de la LUC, lo que se festejó mediante un acto bajo el lema “Vota Sí” con las principales figuras políticas contrarias al gobierno de Lacalle Pou.

Esta Ley que ahora será sometida a consulta popular, avanza sobre la libertad de huelga y expresión bajo el falso lema de mayor seguridad. Pero que en definitiva refuerza la lógica punitivista de gatillo fácil, dándole más importancia a la propiedad que a la vida. Le da amplias facultades a las fuerzas de seguridad para actuar en manifestaciones públicas.

A su vez, también debilita la educación pública al darle mayores beneficios al sector privado. Y permitiendo un sistema de becas para migrar estudiantes desde el sistema estatal al privado, buscando a la larga un sistema muy parecido al chileno. La educación deja de ser un bien público y un derecho humano en Uruguay, para pasar a ser objeto de compra y venta.

A su vez, también se desregulan ciertas actividades financieras reforzando el rol de “paraíso fiscal” del país oriental, lo que lo llevó a volver a integrar la lista gris que emite la Unión Europea donde figuran las jurisdicciones que no cumplen con ciertos estándares de transparencia e intercambio de información fiscal. Esta desregulación, como dicen los referentes de la oposición, fomenta el lavado de dinero de organizaciones criminales.

El problema de la vivienda propia es algo muy presente en toda Latinoamérica. Y la LUC también avanza sobre cualquier intento de regular el precio de alquileres previendo un sistema de desalojo exprés y la posibilidad de aplicar cláusulas leoninas de interés en casos de mora.

En los últimos meses, Lacalle Pou tuvo una masiva movilización obrera y otra estudiantil. El paro general convocado por la Central Sindical PIT-CNT reclama por más y mejor trabajo y salario. También por políticas de desarrollo productivo y en defensa de las empresas públicas que corren el riesgo de privatizaciones.

Como particularidad, a las movilizaciones obreras que suelen ser característicamente urbanas, esta vez se sumaron miles de trabajadores rurales, colonos y aspirantes a colonos; llegando con sus característicos atuendos y a caballo para reivindicar al Instituto Nacional de Colonización. Este es una herramienta política que posibilita un acceso equitativo a la tierra de productores y trabajadores rurales.

Por su parte, los estudiantes representados por gremios de bachilleratos y universitarios, se movilizaron por lo que representa la LUC para la educación pública. Lo hicieron bajo el lema de una educación diversa, universal y de calidad, reduciendo la brecha entre los sistemas públicos y privados.

También te puede interesar: “CUIDADO: Prohibido girar a la derecha”

Foto: elsol.com.ar

¿Y por afuera como andamos?

Algunos recordarán que, durante la reunión por los 30 años del Mercosur, el presidente Lacalle Pou tuvo un intercambio de opiniones con Alberto Fernández. Fue cuando el oriental comenzó a hablar de flexibilización de aranceles externos, zonas de libre comercio con otros bloques y sentenciando que el Mercosur no debe ser un lastre. En aquel momento, Alberto Fernández respondió diciendo que el bloque sudamericano no es un lastre para nadie y que si somos un lastre, que tomen otro barco.

Es más que claro que la orientación de los gobiernos de derecha liberales en cuanto a política exterior es la de desregulación arancelaria, fronteras abiertas y desiguales condiciones de intercambio con las potencias industriales mundiales. Eso refuerza la primarización de la economía y la dependencia de los volátiles precios de los comodities internacionales. O sea, la misma de siempre, el famoso y archi conocido sistema de la dependencia colonial del sur para con el norte
industrializado.

Pero Lacalle Pou no se quedó con eso y comenzó a negociar un tratado de libre comercio con China, a quien no le importa si su interlocutor de turno es de derecha, izquierda o centro. Ellos sólo necesitan colocar sus productos en el mundo para que no le explote la burbuja con una crisis de stock.

Y Lacalle Pou está apurado para cerrar el TLC ya que sabe que su único aliado de peso en el bloque, Jair Bolsonaro, está más fuera que dentro de Brasil, donde incluso la derecha se está planteando un bolsonarismo sin Bolsonaro. El ejecutivo uruguayo quiere tener el tratado firmado antes de fin de año, lo que pondría en serio riesgo la integridad del Mercosur y quizás llevaría a una suspensión del país dentro del bloque.

El debilitado Grupo de Lima, ya sin “Lima” a la cabeza desde la asunción de Pedro Castillo, es otro de los objetivos de la derecha uruguaya. Está claro que este grupo ha sufrido un desgaste con la salida de Argentina, Bolivia y Perú, sumado a los problemas internos en Brasil, Colombia y Ecuador; pero mientras la plata del Departamento de Estado de EE.UU. esté, ellos van a seguir remándola.

Poco importa el genocidio de la pandemia en Brasil, los miles de muertos con los que carga Iván Duque en Colombia o los aprietos en los que está Sebastián Piñera en Chile con una nueva Constitución a las puertas después de masivas movilizaciones con una criminal represión y una dolorosa posible derrota de la derecha pinochetista en las próximas elecciones.

Foto: A24.com

De todas formas, este acartonado y con olor a naftalina Grupo Lima, tiene, en el fondo, la misma premisa que el nefasto Plan Cóndor: eliminar la posibilidad que alguna expresión popular llegue al gobierno en la región. Y, los que ya están, poder eliminarlos bajo la atenta mirada y beneplácito de la ya inútil OEA.

En definitiva, las políticas de Lacaye Pou no son ninguna novedad. En otras notas de esta columna ya venimos hablando de cómo se maneja la derecha en Latinoamérica. Un discurso exaltando libertades y principios republicanos, pero acompañados de acciones que recortan libertades. Aumentan penas, profundizan desigualdades y que promueve desestabilizaciones en gobiernos que no piensan de la misma manera.

Luis “Lacayo” Pou, un nuevo ejemplo de la derecha de siempre, haciendo lo que la derecha hace siempre. Como dijera un uruguayo de los buenos, como Eduardo Galeano: "La derecha tiene razón cuando se identifica con la tranquilidad y el orden. Es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin. La tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y hambre, hambrienta".

Enterate acá
Enterate acá

Relacionado

Enterate acá

Más de lo último