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El espía, el submarino y muchos intereses geopolíticos

¿Qué hay detrás del hundimiento del submarino ARA San Juan? ¿Qué intereses geopolíticos se pusieron en juego? ¿Por qué el gobierno nacional de aquel momento encubrió información y en su lugar desplegó una maquinaria de espionaje? Por Es De Politólogos. Podría parecer el título de alguna película hollywoodense típica de los noventa recreando alguna situación […]

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¿Qué hay detrás del hundimiento del submarino ARA San Juan? ¿Qué intereses geopolíticos se pusieron en juego? ¿Por qué el gobierno nacional de aquel momento encubrió información y en su lugar desplegó una maquinaria de espionaje?

Submarino ARA San Juan.

Por Es De Politólogos.

Podría parecer el título de alguna película hollywoodense típica de los noventa recreando alguna situación ficcional de la guerra fría que, de hecho, hubo algunas con tramas similares. Pero esta vez no hay ningún actor taquillero, ni se muestran escenas de Moscú opacas y llenas de nieve. No, en esta ocasión, la trama sucede aquí nomás, en nuestras costas marítimas.

El suceso que rodeó la desaparición del submarino ARA San Juan fueron objeto de amplio debate, bien desde el mismo momento que se dio a conocer la historia, como lo que fue aconteciendo con el correr de los meses. El 17 de noviembre de 2017, los argentinos nos dimos con la noticia de que el submarino había dejado de comunicarse con la comandancia de la Armada Argentina luego de haber reportado, dos días antes, una falla en el sistema de baterías que habría sido solucionada a bordo.

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En aquel momento, la ubicación reportada nos decía que se encontraba a 240 millas náuticas (432 kilómetros) de la costa, en el Golfo San Jorge, al sudeste de la península Valdés. A partir de ese día, tuvo que pasar un año y dos meses hasta que se confirmara el lugar del hundimiento del submarino.

El 20 de noviembre el entonces presidente Mauricio Macri (vestido con ropa deportiva) se reúne con los familiares de los 44 tripulantes del submarino y tres días más tarde, la Armada confirma que el día 15 se registró un “evento violento no nuclear” consistente con una explosión en la zona donde navegaba el ARA San Juan, sobre la base de un informe de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO por sus siglas en inglés) Parte de la comunidad internacional (Inglaterra incluida) ayudaban en las tareas de búsqueda.

Macri reunido con los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan (2017).

A partir de allí, el año que siguió se repartió entre algunas vergonzosas conferencias de prensa del mismo presidente (el mar es grande y el submarino es chico), su entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, y distintos miembros de la Armada. Entre medio, a principios de 2018, el gobierno tuvo que salir a aclarar que el submarino no había sido víctima de ataque de una fuerza extranjera, negando que se haya acercado a las Islas Malvinas.

Finalmente, y tras la contratación a la firma Ocean Infinity, el día 17 de noviembre de 2018, el gobierno confirma vía Twitter que el ARA San Juan fue hallado a 800 metros de profundidad, relativamente cerca de donde había sido su último contacto.

Durante todo ese tiempo, siempre dio la impresión de que el gobierno supo más de lo que realmente informaba. En algunos casos es justificable cierta reserva en virtud de que se trataba de una causa de defensa nacional, pero en otros casos resultaba, cuando menos, sospechosa la estrategia comunicativa.  El año pasado, luego del testimonio de un oficial de la Armada, se supo que el ministro Aguad y el presidente Macri ocultaron que el 5 de diciembre de 2017 (20 días después de la desaparición) ya se sabía la ubicación del submarino y se lo ocultaron, no sólo a la opinión pública, sino también a los familiares.

La hipótesis del ataque externo

Fuera de las ya clásicas teorías conspirativas, existió, y de hecho el gobierno tuvo que desmentirlo, la hipótesis de una agresión de una potencia extranjera. Esto surge a partir del planteo que realiza la “Red Federal de Investigación ARA San Juan”, conformada por especialistas y familiares de los tripulantes del submarino.

Esta hipótesis ya fue desarrollada anteriormente por medios periodísticos, pero para resumirla podemos decir que la magnitud detectada por la CTBTO fue similar a 100kg. de TNT (medida universal) a 40 metros de profundidad. El gobierno, en sus investigaciones, hizo detonar dicha cantidad de TNT para comparar las ondas de choque con las que se registraron el 15 de noviembre.

La Red Federal afirma que el método de comparación realizado por la Armada no fue mediante de TNT encapsulado, sino que se detonó un torpedo antisubmarino tipo MK 54, que posee el mismo rango de explosión. El gobierno lo niega, por supuesto, pero las pruebas se encuentran en manos del juez que aun lleva la causa del hundimiento del submarino.

El MK54 es un torpedo ligero de 12.75 pulgadas, de origen estadounidense y están diseñados para hundir submarinos nucleares con una capacidad de detonación equivalente a 100 TNT.

Torpedo antisubmarino tipo MK 54

En marzo de 2018, por presión de los familiares la Armada dio a conocer el resultado de esta prueba y los familiares notaron una discordancia entre lo que concluía la fuerza y los datos de los espectogramas del informe. En ese informe se puede apreciar la coincidencia casi total en amplitud de escala a la ocurrida el 15 de noviembre.

Entonces la pregunta que surge es la siguiente: ¿es viable la hipótesis del hundimiento? Si a eso le agregamos que en Malvinas los ingleses tienen apostado al buque de lucha antisubmarina HMS Clyde con sus Helicópteros tipo Merlin y Wildcat. Todos ellos llevan como armamento los torpedos MK54.

Para contextualizar, vale la pena mencionar que en el viaje anterior del ARA San Juan, un tripulante del submarino le contó vía WhatsApp a sus familiares que había divisado helicópteros británicos persiguiendo al ARA San Juan.

Esta es sólo una hipótesis, sostenida por algunos de los familiares de los tripulantes y un grupo de expertos en la temática. Si las pruebas realmente existen, eso se sabrá (o no) en la causa, o bien quedará todo como una teoría más. Aunque, a decir verdad, los intereses que hay en el atlántico sur, desde lo geopolítico y económico, son muy poderosos.

Espías y Petróleo

A la causa judicial que investiga cuales fueron las causas del hundimiento, se unen algunas más. Una de ellas tiene que ver con el espionaje a los familiares de los tripulantes del submarino desaparecido.

Como dijimos más arriba, cinco días después de la desaparición del submarino y en medio de una conmoción nacional por la expectativa de encontrarlo sano y a salvo, el ex presidente Macri se reunió por primera vez con los familiares. A partir de allí, desde la Agencia Federan de Inteligencia (AFI) se comenzó un metódico proceso de seguimiento y espionaje a los familiares.

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Según un grupo de ellos, estos espionajes tenían que ver no sólo con la teoría desarrollada antes sobre el posible hundimiento por el impacto de un torpedo antisubmarino, sino también de acusaciones de otro grupo de familiares que afirman que el entonces gobierno de Cambiemos aprovechó las tareas de búsqueda y rescate para explorar el lecho marino en búsqueda de posibles lugares de explotación petrolera.

Los abogados Valeria Carreras, Lorena Arias y Fernando Burlando, señalan en su denuncia que en diciembre de 2017 se realizó una licitación off shore para la explotación de hidrocarburos en el área del atlántico sur adyacente al lugar donde finalmente se encontró el submarino hundido.

Créditos: Zonamilitar.com

Para sostener esta idea, la querella afirma que, en un primer momento, la búsqueda del submarino había sido otorgada mediante contratación directa a la empresa IGEOTEST, la cual se especializa en prospecciones del lecho marino y tendido de plataformas de hidrocarburos. Decisión ésta que luego se denunció y dejó sin efecto la medida.

Aun así, el espionaje existió y por eso el Juez subrogante de Dolores imputó a Mauricio Macri como uno de los responsables de dicho delito. Entre los hechos que se han probado que existieron, encontramos algunos como una infiltración en un grupo de parientes, seguimiento a mujeres, esposas o parejas que luego se reunirían con Macri, fotografiar e investigar redes sociales, etc.

Desde la defensa se argumenta que se interesaban por la seguridad del entonces presidente, pero el Juez Bava descree de estas afirmaciones.

La soberanía y la libertad en peligro

Como dijimos, parecería una película si tomamos los elementos sueltos: submarino, espías, intereses económicos, etc., pero al unirlos y ponerles nombres propios, no hay nada que envidiar a cualquier producción yanki sobre estas cuestiones: un submarino que desaparece, se produce una explosión, en la zona hay reclamos soberanos sobre dos islas usurpadas por una potencia extranjera y un presidente que manda a espiar a sus ciudadanos. Todo con un inevitable condimento argento.

Que los servicios de inteligencia en la Argentina nunca dejaron de trabajar activamente desde el final de la última dictadura, no es novedad. Para más detalles, véase el tema Nisman y como su suicidio esconde una compleja trama de espionajes y malversación de fondos.

Ahora bien, que quien haya enviado a espiar sea el propio presidente de la nación, buscando resguardarse de vaya a saber qué cosa y encima sobre un grupo de personas que estaban pasando por un suplicio de no saber dónde estaban sus familiares, es aún más grave.

Mauricio Macri junto a la Armada Argentina. Foto: RT Actualidad.

Si esto le sumamos que la zona en la que desapareció el submarino y posteriormente se lo encontró a 800 metros de profundidad, es muy delicada en cuanto a la importancia de su posición geo-estratégica y económica, en medio de una disputa soberana contra un imperio que, encima, se lo invita a participar de la búsqueda y que envía un buque cuya función principal es ser antisubmarino y que encima está acusado por parte de los familiares de “perseguir” al ARA San Juan en un viaje anterior.

Atrás quedaron los intentos del gobierno cambiemita de responsabilizar al gobierno anterior de CFK de no haber hecho los mantenimientos necesarios que supuestamente provocaron la implosión a 40 metros de profundidad. Sin embargo, esto sigue siendo uno de sus argumentos principales. Lo cierto es que, al margen de las causas del hundimiento en sí, el gobierno nacional de aquel momento encubrió que a los 20 días habían dado con el submarino y desplegó toda una maquinaria de inteligencia para espiar a un grupo de personas desesperanzadas y desesperadas por saber dónde estaban sus familiares, algo que nos recuerda a otras épocas.

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