Los pueblos mapuche, guaraní, diaguita, qom/toba, kolla, wichi y quechua son los que mayor cantidad de población concentraron.
El 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. De acuerdo al Censo 2022, en la Argentina, 1.306.730 personas se reconocieron indígenas o descendientes de pueblos originarios.
Dicha cifra representa un 2,9% del total de la población en viviendas particulares del país.
Entre otros datos, el último relevamiento nacional expuso que existen 58 pueblos indígenas a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio. Sumado a ello, el 29,3% de esa población habla o entiende la lengua de su pueblo.
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Los pueblos mapuche, guaraní, diaguita, qom/toba, kolla, wichi y quechua son los que mayor cantidad de población concentraron.
Asimismo, las provincias de Jujuy, Salta, Chubut, Formosa, Neuquén y Río Negro son las que presentaron la mayor proporción de población indígena respecto del total de población en viviendas particulares que se registraron en cada jurisdicción.
En el otro extremo, se ubicaron Entre Ríos y Corrientes.
#DíaInternacionaldelosPueblosIndígenas: el #Censo2022 reveló que hay 1.306.730 personas que se reconocieron indígenas o descendientes de pueblos originarios.
— Censo 2022 🇦🇷 (@Censo2022) August 9, 2024
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El Censo 2022 también permitió conocer que el 28,3% de la población indígena asistía a un establecimiento educativo en 2022 y que el 49,2% declaró tener cobertura de salud.
El Estado nacional se compone de un territorio heterogéneo y complejo. Pese a que las herramientas censales son útiles para conocer estadísticas y, con base en ellas, elaborar políticas públicas, no dejan de ser mecanismos eurocéntricos que ubican a lo estatal como entidad hegemónica y autoridad colectiva.
Existe la probabilidad de que muchos de los censados, por discriminación, vergüenza o cualquier otro motivo, hayan callado su verdadera pertenencia identitaria.
Por esto, hay que observar con cierta vigilancia las cifras cuantitativas que refleja el Censo 2022 y cuestionar críticamente cuáles son las estrategias desplegadas por el Estado argentino para vincularse con las comunidades indígenas, quienes tienen sus propias lógicas de gobierno y de organización social.
