Aerolíneas Argentinas, ARSAT, AySA, Intercargo, entre otras, encabezan la lista. El proceso contempla seis posibles destinos para las compañías: privatización a través de una Oferta Pública Inicial (IPO), concesión, transformación, cesión a las provincias, cierre o asociación con socios estratégicos.
El Gobierno nacional, con Javier Milei a la cabeza, ordenó acelerar el proceso de privatización de 59 empresas estatales que están bajo análisis en la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, dirigida por Diego Martín Chaher.
El mandatario libertario pretende reducir el control del Estado sobre diversas áreas estratégicas de la economía. Si bien la gran mayoría de estas entidades son rentables, Milei sostiene que, si permanecen bajo control público, se convertirán en entidades deficitarias «por la intervención política».
El proceso contempla seis posibles destinos: privatización a través de una Oferta Pública Inicial (IPO), concesión, transformación, cesión a las provincias, cierre o asociación con socios estratégicos.
En este contexto, las autoridades plantaron tres fases principales para llevar a cabo el plan: definición, preparación y ejecución. Se estima que todo el proceso podría completarse en seis u ocho meses.
Aerolíneas Argentinas, Intercargo, ARSAT, AySA, ENARSA, Fabricaciones Militares, Banco Nación y Banco Hipotecario podrían ser las primeras compañías en privatizarse.
La privatización de Aerolíneas Argentinas es uno de los temas más controversiales dentro de este plan. Aunque el Gobierno considera inviable una privatización total en el corto plazo, ya se evalúan áreas específicas que podrían ser transferidas al sector privado, como los servicios de tierra o parte de la flota.
La actual gestión nacional sostiene que las privatizaciones son centrales para modernizar y agilizar el aparato estatal, así sea a costa de proyectos de vida, ajuste, hambre y precarización.