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Micaela García y la necesidad de una reforma judicial con perspectiva de género

El femicidio de Micaela no sólo impactó directo en el feminismo y en el inmenso grupo de mujeres que salió a la calle a manifestarse, pedir justicia y decirle basta a un sistema que no funciona y atenta contra la vida de una parte de la sociedad; también puso en jaque a las instituciones y […]

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El femicidio de Micaela no sólo impactó directo en el feminismo y en el inmenso grupo de mujeres que salió a la calle a manifestarse, pedir justicia y decirle basta a un sistema que no funciona y atenta contra la vida de una parte de la sociedad; también puso en jaque a las instituciones y marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia de género, una problemática que sigue causando estragos en la cotidianeidad de nuestras vidas en dimensiones profundamente irreparables.

Por Silvana Pérez para Litigio

Micaela García cumpliría este martes 27 años.

¿Quién era Micaela? Micaela era y es una de las nuestras, una piba joven, militante feminista, territorial y popular, que como muchas y muches se sentía profundamente interpelada por un amplio movimiento transfeminista que tomó las calles para decir “basta” interpelando las construcciones institucionales de los poderes estatales y el patriarcado semioculto y vigoroso que nos quitaba y nos quita a las pibas, a les pibes, a les nuestres. Una militante de este amplio movimiento colectivo que nos invitaba e invita a construir con amor inmenso frente a lo cruel y feroz del patriarcado.

Y en esta trágica historia patriarcal que mujeres y diversidades venimos padeciendo nos arrebataron también a nuestra Micaela, a nuestras Micaelas…

El femicidio de Micaela García no sólo impactó directo en el feminismo y en el inmenso grupo de mujeres que salió a la calle a manifestarse, pedir justicia y decirle basta a un sistema que no funciona y atenta contra la vida de una parte de la sociedad; también puso en jaque a las instituciones y marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia de género, una problemática que sigue causando estragos en la cotidianeidad de nuestras vidas en dimensiones profundamente irreparables.

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La conmoción social del hecho y la violencia institucional que se develaron en el marco de las movilizaciones del “Ni Una Menos” y debates emergentes como producto de las luchas sociales y cambios socioculturales dieron fuerza a demandas históricas que exigían reconfiguraciones con fuerte dimensión institucional que pusieran en primer plano la necesidad de capacitación en perspectiva de género a los organismos del Estado y a todos los agentes que lo conforman en sus distintos niveles y jerarquías. Esto dio como resultado la Ley Micaela.

Admiro profundamente la fuerza que durante siglos mujeres y diversidades tienen, como a los colectivos que padecen profundamente discriminaciones y desigualdades, violencias y arrebatos. Una de las características que admiro es la de que “si tocan a una nos tocan a todas” y cómo desde este dolor nos arrebatan una Micaela y surgen Micalelas a montones. Las Micaelas, entre ellas nuestra vicegobernadora “Anita”, norteña, militante incansable, feminista.

Micaela García, víctima de femicidio en abril de 2017.

El nacimiento de la Ley Micaela

Surge entonces de Micaela y de nuestras Micaelas una herramienta legislativa central y profundamente transformadora, capaz de interpelar allí donde el patriarcado se teje a diario. Esta profunda y revolucionaria herramienta fue impulsada por las diputadas Analía Rach Quiroga (FPV-PJ) y Lucila De Ponti (Movimiento Evita), entre otros legisladores, estableciendo la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías.

Fue promulgada en enero de 2019, a dos años del femicidio de Micaela García, que fue violada y asesinada en la localidad de Gualeguay por Sebastián Wagner, un hombre con antecedentes penales que se encontraba en libertad condicional, beneficio concedido por la Justicia de la provincia de Entre Ríos.

¿Qué enseñanza nos deja la Ley Micaela?

La Ley Nº 27.499, conocida como Ley Micaela, establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en los tres poderes del Estado.

¿Cuál es el núcleo sobre el que pulsa y hace latir esta ley en el seno mismo de la reproducción y construcción de los poderes cotidianos de la estatalidad y capacidad per formativa de construir subjetividades y realidades?

Ese núcleo es la igualdad de géneros y el acceso a todos los derechos; la visibilización en el espacio público de los temas de igualdad de género y la promoción de la erradicación de las violencias.

¿Qué es la perspectiva de género en esta Ley?

La capacitación “Perspectiva de Género: Ley Micaela” nos permite trabajar una aproximación preliminar a las cuestiones vinculadas con la sensibilización y los aspectos estructurales que afectan al género en el campo de las organizaciones públicas.

¿Cuál es el objetivo y finalidad de la Ley Micaela?

A partir del establecimiento de la Ley Micaela se busca transmitir herramientas y (de)construir sentidos comunes que cuestionen la desigualdad y la discriminación y transformen las prácticas concretas de cada cosa que se hace, cada trámite, cada intervención, cada proyecto de ley y en definitiva cada una de las políticas públicas.

Se trata de una oportunidad para jerarquizar la formación y ponerla al servicio del diseño de políticas públicas con perspectiva de género en clave transversal, es decir, en todo el Estado, con la Ley Micaela como base.

Sin dudas desde 2019 hasta hoy han existido múltiples avances en la esfera de las políticas públicas de géneros y en el abordaje de las violencias, jerarquizándose las áreas de Géneros en Nación, provincias y municipios, pudiendo estas discutir las políticas públicas a diario pulsando cotidianamente por una mirada de géneros transversal y basada en los derechos humanos. La lucha es cruel y mucha y sabemos que queda un arduo y largo camino, que sin dudas profundizará los pisos de las luchas que las Micaelas supimos conseguir.

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Por sólo nombrar algunos resultados interesantes en este recorrido al calor de un poder patriarcal que se resiste, se avanzó enormemente en la capacitación dentro de las instituciones del Poder Ejecutivo y los poderes ejecutivos municipales que han podido dar rango de política pública central a esta Ley, desbordando también a la comunidad organizada que la pedía y pide: clubes, organizaciones sociales y políticas, sindicatos, universidades, etc. Promotores de géneros, talleres Micaela, charlas, diplomaturas empezaron a rodar mostrando a nuestros ojos cómo las leyes y políticas públicas que laten al corazón de los reclamos populares y feministas muestran el sendero de las necesidades colectivas.

También pueden verse sus reveces y resistencias; una entre ellas para reflexionar y accionar de manera urgente:

Volviendo al femicidio de Micaela, Néstor Pavón –segundo sospechoso y acusado de matar a Micaela– fue excarcelado durante el 2020 luego de que la Justicia de Entre Ríos aceptara su camioneta como alternativa de caución de un millón de pesos (pasó sólo tres años detenido) cuando la Fiscalía pidió que fuera sometido a juicio oral.

Nuevamente queda en evidencia el mal accionar de la Justicia, y si bien se promulgó la Ley Micaela, en cada nivel de poder se encuentran resistencias y trabas en su aplicación real y efecto transformador. Así lo denunciaron sus padres, Néstor “Yuyo” García y Andrea Lezcano, quienes señalan que aún quedan muchas cosas que no han cambiado: “En la mayoría de los casos, actúan tarde o con indiferencia”, exigiendo así una verdadera reforma del sistema judicial –con perspectiva de género– para dejar de revictimizar a las víctimas.

Por otro lado, frente a la inmensa falla de la justicia al liberar a Pavón, sostuvieron: “Nosotros creemos que también participó de la violación y del femicidio, hay elementos en la causa como para suponer esto”. Ahora, ante la falta de respuesta de la Justicia entrerriana, el caso se encuentra frente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) y son conscientes de que es la última instancia en el país que tienen para apelar.

Reforma Judicial: la gran deuda que no se salda

La Reforma Judicial se destaca como la deuda más grande. Cientos de juicios sin sentencias, fallos vergonzosos que garantizan la impunidad de femicidas, denuncias ignoradas, femicidios evitables o imputados libres atraviesan nuestros días y ponen en jaque a las autoridades.

Micaela y las Micaelas “siguen reclamando” y enseñan a través de “su militancia llena de sueños, su compromiso con la justicia social y la igualdad de géneros”…

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