¿Cómo promover los derechos humanos en la población trans?

Cada 18 de marzo, conmemoramos el Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans. La fecha se fijó en homenaje la activista y militante “Claudia Pía Baudracco” impulsora de la Ley de Identidad de Género 26.743 y fallecida en esta fecha en el año 2012.

Por Candelaria Sajama

El 18 de marzo se conmemora en Argentina el aniversario del fallecimiento de la activista y militante “Claudia Pía Baudracco”. Nacida en La Carlota (Córdoba) fue impulsora de la Ley de Identidad de Género 26.743 (LIG). Fue también la co-fundadora de ATTTA Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina en 1993. Su pronta partida en el año 2012 fue un acontecimiento doloroso en la historia del activismo LGBTIQNB+. Ella se fue sin poder gozar de la ley por la que tanto luchó. Es por eso que el 18M se conmemora el Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans.

Si bien la Ley de Identidad de Género sentó un precedente importante para Argentina y el mundo por despatologizar las identidades trans, aún encuentra obstáculos en su implementación. Existe un desconocimiento de sus artículos, así como también grises en cuanto a su interpretación. A continuación, analizaremos diferentes prácticas que impiden el acceso a los derechos en la población travesti trans y no binarie.

Existe sobre la población trans una ramificación de situaciones de discriminación. Las mismas atraviesan desde el contexto familiar, social, educativo, laboral, hasta el  emocional y de salud mental.  Situaciones injustas que son visibles y otras no tan visibles en el día a día.

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Algunas de las más renombradas son la falta del cumplimiento de la ley de identidad de género respecto de respetar nombres y pronombres de quienes realizaron el cambio registral como quienes no. También la falta de acceso laboral y cumplimiento federal del cupo trans. Además, la negativa de las obras sociales y hospitales públicos a cumplimentar el art. 11 de la LIG en cuanto a operaciones de salud integral trans y tratamientos hormonales, entre muchas otras más.

Una serie de discursos y enunciados enraizados en la desinformación y los prejuicios culturales- sociales erosionan en la praxis el efectivo cumplimiento de las leyes y normas que amparan a esta población.

La idea no es privilegiar, sino promover la justicia social

La idea no es dar a las personas trans un trato diferente y de privilegio, sino un trato justo y que apele a los principios de equidad y de justicia social. Un trato humano que tenga en cuenta el recorrido histórico de la población trans*. Las personas trans* llevan décadas y años luchando por acceder a derechos. Y para que estos se cumplan, siglos de opresión y discriminación, una mora en el acceso a la identidad registral, una expectativa de vida de 35-40 años. Además, una serie de situaciones de vulnerabilidad que muchas veces no son tenidas en cuenta.   

Comparar la trayectoria de vida trans con la trayectoria de vida de una persona cis-género es una acción que impide que las personas trans* accedamos a una equidad en derechos humanos. Porque no tenemos un punto de partida similar sino uno desigual. Homogeneizarnos siempre fue habitual. Pero lo que se deja de lado es que somos iguales en cuanto a humanidad pero desiguales en cuanto acceso a los derechos, históricamente relegados.

Otra acción que es muy común es relativizar nuestras demandas y decir por ejemplo: 

“Todas las personas necesitamos salud, no sos la única persona en esta situación”. Este es un enunciado que funciona como un tapón que impide el acceso real a una calidad de vida y dejando al desnudo una inducción al conformismo paralizante. 

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Es necesario mirar las heridas invisibles que ha ocasionado el patriarcado y que han hecho mella en nuestras vidas y trayectorias trans* e influido en nuestra salud mental. Estas a veces son claramente visibles pero otras son difíciles de observar a simple vista, porque esas marcas están impresas internamente en nuestra historia y memoria colectiva, que dicho sea de paso fueron invisibilizadas. 

En ocasiones se aplica el uso ilegítimo de otros colectivos sociales vulnerabilizados para ponderar sus demandas por sobre las demandas trans. El abuso de este método siempre nos deja en el “último orejón del tarro” y como ciudadanas/os/es de segunda. Desde esta visión errónea siempre hay otros/as que demandan y merecen “más” que las personas trans*. Los derechos deben ser para todas las poblaciones vulneradas, no debemos invalidar ni colisionar las diferentes demandas, sino potenciarlas una a una. 

Apelar a que todo el tiempo las personas trans* nos victimizamos por exponer nuestras vivencias y obstáculos en el acceso a los derechos, primero que es violencia desacreditar los relatos de sufrimiento de otras personas segundo que cuando se visibiliza una situación de falta de acceso a derechos es con intención de producir un efecto y lograr empatía, no crean que es lindo ir por la vida contando todo lo que nos duele y exponiéndose a riesgo de no ser escuchado/a/e. 

Identificar las prácticas y enunciados que atraviesa la población trans* respecto del acceso a los derechos es el camino para empezar a pensar una sociedad donde haya equidad. Donde se tengan en cuenta las trayectorias de vida trans* para poder mejorarlas y así se garanticen los derechos humanos. Aplicar las medidas y políticas desde una perspectiva de derechos humanos y de diversidad de géneros, es el camino.

Trans: el término es usado en este artículo para abarcar una diversidad de identidades: Travestis, Transexuales, Transgéneros, trans no binaries, etc.
Cisgénero: persona que se identifica con el género que le asignaron al nacer, lo reconoce y lo adopta actualmente.

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