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Bolsonaro: decálogo de una política anti-humanista

En la columna de Es De Politólogos de esta semana, presentamos una radiografía del ascenso al poder del presidente brasileño con especial atención al (des)manejo de la pandemia. Por Ana Tereza Duarte Lima de Barros, integrante de Es de Politólogos Las políticas desastrosas y el comportamiento irresponsable, a veces autoritario, del presidente de Brasil, Jair […]

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En la columna de Es De Politólogos de esta semana, presentamos una radiografía del ascenso al poder del presidente brasileño con especial atención al (des)manejo de la pandemia.

Foto: O Globo

Por Ana Tereza Duarte Lima de Barros, integrante de Es de Politólogos

Las políticas desastrosas y el comportamiento irresponsable, a veces autoritario, del presidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, difícilmente podrían ser considerados una sorpresa, como hacen creer algunos de sus electores arrepentidos y avergonzados. Diputado federal desde el inicio de los años 90, fue solo en 2014 que su figura empezó a ser públicamente conocida a nivel nacional.

En casi 30 años como diputado, presentó 170 propuestas de ley, pero solo logró aprobar 2. Los proyectos que presentó ya señalaban su conservadurismo e intolerancia, como al pretender prohibir que los travestis y transexuales pudieran hacer uso de un nombre social (nombre por el cual quieren ser llamados).

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En 2014, cuando pasó a hacerse conocido a nivel nacional y a constar en los principales medios su posibilidad de candidatura a la presidencia, aún era vista y considerada un chiste o una broma por muchos analistas. Entre los hechos que le ayudaron a ser difundido por los medios está su discusión con una colega diputada federal Maria do Rosário, del Partido de los Trabajadores (PT).

En la discusión Bolsonaro dijo: “Ella no se merece (ser violada) porque es muy mala, es muy fea, no es de mi género, yo nunca la violaría”. Eso le costó 10.000 reales de indemnización en una demanda interpuesta por la diputada. Aunque perdiendo en la justicia, volvió a proferir frases misóginas, como cuando dijo que las mujeres deberían ganar menos porque quedan embarazadas.

Bolsonaro como diputado en Brasil. Foto: Sputnik Mundo.

Una vez que las atenciones se volvieron a su figura, se rescataron muchas frases dichas por él en el pasado, pero que en su momento no se hicieron alarmantes, dado que Bolsonaro no era una figura muy conocida. Frases homófobas, como “no podría amar a un niño homosexual, prefiero que un hijo mío muera en un accidente que aparecer con un hombre con bigote por ahí”, y prejuiciosas con los indígenas, como “debería comer hierba al aire libre para preservar sus orígenes”, pasaron a ser divulgadas por la izquierda y los grandes medios.

En 2016, siguió sin disfrazar su sexismo al decir que “no emplearía [hombres y mujeres] con el mismo salario. Pero hay muchas mujeres que son competentes”. También volvió a evidenciar todo su carácter autoritario en ocasión de su voto en el impeachment de la entonces presidenta Dilma Rousseff.

En su discurso en favor del proceso destituyente, honró la memoria del coronel Ustra, quien Bolsonaro considera “héroe nacional”. Sería el equivalente argentino a un diputado honrar la memoria de Videla y enaltecerlo. Al contrario de Argentina, Brasil no tiene fuerte memoria histórica pese a algunos intentos de rescate por parte de Rousseff, como al crear una Comisión de la Verdad.

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La falta de memoria histórica, la frustración y sentimiento de poca representatividad del electorado en relación a los partidos tradicionales (el antagonismo PT x PSDB ya llevaba 2 décadas) y la sensación de inseguridad y corrupción generalizada hicieron que Bolsonaro fuera visto como una esperanza para muchos electores.

Si en 2015 la gente aún dudaba que alguien como él lograría ser presidente, en 2018 ya nadie dudaba que tenía chances reales y serias de volverse el próximo jefe de la República. Utilizando maniobras clásicas del manual del buen líder populista, en varias ocasiones su discurso se volvía contra un enemigo imaginario, como fueron el “fantasma del comunismo”, el “marxismo cultural e ideológico” y la “ideología de género”. Según el sitio UOL, “Brasil, Nación, Dios e Ideología fueron las palabras más usadas por Bolsonaro en sus discursos.

Al llegar al gobierno, tuvo serios problemas de gobernabilidad, pues no le dio mucha importancia a negociar con el parlamento y, hasta la fecha, ya cambió sus ministros de Estado más de 20 veces. Bolsonaro además tuvo la mala suerte de que su segundo año en el cargo coincidió con el estallido de la epidemia del Coronavirus (Covid-19), que puso en evidencia toda su inhabilidad para gestionar las políticas públicas nacionales.

Foto: O Globo

Bolsonaro, desde el inicio de la pandemia hasta la fecha, minimiza la gravedad del virus. Así como Donald Trump, comparó el virus a una “gripecita”. En marzo, dijo en televisión que por su “historia como deportista, a lo sumo, tendría una gripe, o un poco de resfriado”.

También copió del entonces mandatario de EEUU la defensa de la eficacia de los medicamentos Cloroquina (medicamento antimalárica) e Ivermectina (medicamento para combatir los vermes) contra el COVID-19. Aunque ya haya varios estudios científicos de confianza que atestiguaron la ineficacia de esos medicamentos en la lucha contra el coronavirus, Bolsonaro sigue aún hoy siendo un defensor de ambas medicinas, además de que sigue apareciendo en sus manifestaciones públicas sin mascarilla. 

Así como el Partido de los Trabajadores (PT) y de los presidentes Lula e Rousseff, Bolsonaro también tiene sus fieles defensores, que quedaron popularmente conocidos como Bolsominions. Muchos de ellos fallecieron de COVID, por confiar demasiadamente en su líder y hacer caso omiso al distanciamiento social y la utilización de mascarillas; incluso, datos revelados por Congresso em Foco muestran que los Estados más “Bolsonaristas” lideran las muertes por COVID-19 en el país.

Brasil empezó 2021 con muy pocas vacunas, ya que el presidente en ningún momento había demostrado interés en comprarlas. La vacunación empezó básicamente por presión de los gobernadores, especialmente de João Dória, gobernador de São Paulo, y del ministro de la salud Mandetta (ya demitido). Con Brasil en la lista roja, figurando como uno de los países con mayor número de muertes en el mundo, la popularidad del presidente, ya en declive, disminuyó aún más.

El Presidente y el Congreso

En un contexto en que la negligencia del gobierno federal en la compra de vacunas y la manera en cómo manejaron la pandemia, que resultó en más de medio millón de muertos, el presidente del Senado resolvió mediante la instauración de una “Comissão Parlamentar de Inquérito” (CPI), juzgar las fallas del Gobierno Federal en el enfrentamiento de la pandemia del Covid-19, así como a quienes son los responsables por dichas fallas.

La CPI, prevista para acabar en octubre, ya hizo grandes descubrimientos, como que la farmacéutica Pfizer había realizado más de 100 intentos de contactar al gobierno por correo electrónico, porque quería que Brasil fuera su país modelo en la lucha contra el Covid-19 en el mundo. Al no contestar un solo correo, el gobierno brasileño rechazó más de 70 millones de dosis y luego se descubrió el por qué: miembros del gobierno tenían un arreglo para lucrar 1 dólar por cada vacuna comprada a la indiana Covaxin, vendida a un precio muy superior a la ofertada por Pfizer.

Tuits de la cuenta que reporta las denuncias contra Jair Bolsonaro.

El presidente de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), declaró que el gobierno había intentado cambiar el paquete del medicamento Cloroquina para bancar el discurso oficial de que el medicamento funciona contra el Covid-19. También la secretaria de Gestión del Trabajo y de la Educación en Salud, Mayara Pinheiro, conocida como “Capitana Cloroquina”, admitió que difundió audio falso sobre la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), la institución pública responsable por fabricar la vacuna Oxford/AstraZeneca en el país. En el audio, Pinheiro dijo que, para la Friocruz "todos involucran LGBT" y que "tienen un pene en la puerta de la Fiocruz", que "todos los felpudos son la figura del Che Guevara" y las "habitaciones son figuras de Lula Livre, Marielle Vive".

El Instituto Butantan, la institución pública responsable por fabricar la vacuna china Coronavac, dijo que también tuvo tres ofertas de vacuna rechazadas por el gobierno. Se confirmó, también, que el presidente recibía consejos de un grupo paralelo a los “consejeros oficiales”, que no hacían parte del Ministerio de la Salud y eran favorables a la Cloroquina.

La CPI acaba el mes que viene. Una Comisión Parlamentaria que no tiene poderes para instaurar procesos criminales. Si los responsables del desastre brasileño en la pandemia serán responsabilizados, eso es otra historia, mucho más complicada, para el país de la corrupción.

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