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Animales humanos y no humanos, ¿es posible un vínculo armónico?

El día del animal es una excusa para cuestionarnos: ¿A quiénes celebramos y a quiénes no? Por Magdalena Gavier ¿Por qué se celebra el día del animal? En la mayoría de los países, el Día del Animal tiene lugar el 4 de octubre, por San Francisco de Asís considerado “patrono de los animales y del […]

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El día del animal es una excusa para cuestionarnos: ¿A quiénes celebramos y a quiénes no?

Foto: Alessandro Gallo - Disponible en Pinterest

Por Magdalena Gavier

¿Por qué se celebra el día del animal?

En la mayoría de los países, el Día del Animal tiene lugar el 4 de octubre, por San Francisco de Asís considerado “patrono de los animales y del ecologismo”. Pero en Argentina la historia es distinta: se eligió el día 29 de abril para conmemorar la fecha de la muerte de Ignacio Lucas Albarracín, pariente de Sarmiento. 

Él era abogado y especialista en derecho, fue presidente de la Sociedad Protectora de Animales y se dedicó enteramente a defender la vida de animales, militando sobre todo la lucha contra los deportes (y algunos “juegos”) en los que se utilizaba y explotaba a animales (como las corridas de toros, el tiro a la paloma y las peleas de gallos).

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De hecho fueron Albarracín y Sarmiento quienes impulsaron la “Ley Nacional de Protección de Animales” (N° 2.786). Esta ley se promulgó en 1891 y fue la base legal que incorporó la Liga Internacional de los Derechos del Animal (1977) y la ONU. Se conoce como “Ley Sarmiento” en honor a Sarmiento (que falleció en 1888).

No más comida hecha de animales

Albarracín fue también promotor de la alimentación vegetariana en Argentina, teniendo en cuenta todo lo que eso implicaba en la sociedad de fines de 1800. Que un hombre hetero cis de clase acomodada fuera vegetariano era prácticamente un insulto al patriarcado. 

Pese a que ya pasaron más de 100 años de ese entonces, hoy la cultura carnista sigue pisando fuerte, especialmente en círculos de varones hetero cis. El “asadito con los pibes” después de fútbol (pedacitos de animales dispuestos prolijamente en un asador), el salamito (vaya a saber qué partes de animales aglomeradas), el cordero a la llama (un animal literalmente abierto expuesto al fuego clavado en una cruz de metal), e innumerables rituales que convocan a un grupo de personas para disfrutar un momento. Una reunión que podría ser perfectamente disfrutada sin sufrimiento de ningún animal, con alguna de las muchísimas opciones que nos ofrece la Tierra: vegetales, legumbres, cereales, etc. y un poquito de creatividad. 

El día del animal es una excusa que quiero traer para cuestionarnos: ¿a quiénes celebramos y a quiénes no? ¿Por qué celebramos la vida de nuestro perro mientras nos estamos llevando un bocado de otro animal, con igual capacidad de sentir miedo y alegría? ¿Por qué nos horroriza ver que en China se comen perros pero no nos genera nada ver un corderito o un ternero asesinados?.

¿Por qué seguimos perpetuando y demandando este sistema violento y opresor donde sostenemos que alguien críe y alguien luego mate para que podamos elegir qué comprar en pedacitos en la carnicería o en el supermercado?

Lxs animales humanxs no necesitamos pedazos de otrxs animales para vivir, ni para tener proteína suficiente, ni para mantenernos saludables. Más bien necesitamos información clara y honesta. Necesitamos conectarnos con la naturaleza, con las otras especies sintientes. Empatizar y reparar el tejido socio ambiental es urgente. No hay tregua posible para un mundo que se cae a pedazos, podemos y debemos actuar ahora. 

Animales domesticados pero vulnerados

La sobrepoblación de animales en la calle es un problema real que existe especialmente en las grandes ciudades. Miles de animales que históricamente fueron domesticados y educados por la humanidad para su servicio o capricho hoy en día viven en situación de vulnerabilidad: a la intemperie, sin comida, sin agua, sin atención médica, sin identidad. 

La ecuación no es muy compleja: el sistema capitalista, extractivista, especista y violento en el que vivimos nos empuja y arrastra a convivir en una situación que no da más. Y ni hablar si la comercialización de animales de compañía sigue siendo un negocio. 

¿Por qué comprar a tu compañerx de vida? Cada vez que alguien decide comprar un animal para incorporarlo a su familia, está alimentando la explotación de una perra (hembra, ¡claro! porque patriarcado hasta en la sopa, a tener crías sistemáticamente, mientras que deja de lado la oportunidad a un perro de la calle de tener una familia, perpetuando su vida en la desidia. 

Es importante involucrarnos: ser parte de la solución de esta problemática. ¿Cómo? Promoviendo la esterilización de animales domesticados, involucrándose en rescates e impulsando la adopción responsable. Al respecto de estas acciones quiero contar dos historias de personas que se involucran, activan, y nos invitan constantemente a hacerlo. 

Flor, activista, rescatista y educadora canina

Flor es cordobesa, rescata y cuida de animales desde que tiene uso de razón. Su familia siempre la acompañó y apoyó, y a sus 28 años dedica su vida a educar y pasear perros (con su emprendimiento Dog Walker), rescatar y activar en pos de los animales no humanos. 

Su forma de trabajo es siempre desde los intereses propios del animal, priorizando el aprendizaje mediante estímulos y procesos que nutran el vínculo entre ambas personas, humana y no humana. Además de trabajar con casos particulares, brinda talleres de educación canina.

Roxana, activista y rescatista de aves

Roxana rescata y cuida aves desde que es chiquita. Hoy, con 58 años, tiene un refugio para aves y dedica su vida a ayudar a aves de todo tipo a recuperar su salud y volver a vivir en libertad. Fue aprendiendo con los años, preguntando y haciendo, pero sobre todo vinculándose con personas de la medicina veterinaria que colaboraron (y continúan haciéndolo) con su trabajo. 

Trabaja de manera independiente, no recibe subsidios de entidades públicas, por lo que recibe colaboraciones particulares. Si te interesa colaborar económicamente o de alguna otra manera, podés contactarte con ella a su celular: 3515328867.

Adopción: ¿qué tener en cuenta a la hora de adoptar o dar en adopción a un animal domesticadx?

  • Entrevista: si rescataste un animal y lo estás dando en adopción, podés entrevistar a las personas interesadas en adoptar para conocer más en profundidad su realidad, nivelar expectativas, contarle más detalles acerca del animal, etc. Podés preguntarle: ¿por qué te gustaría adoptar? ¿Ya conviviste con perros o gatos? Actualmente, ¿convivís con otros animales en la casa? ¿Cómo son? ¿Vivís con otras personas humanas? Las otras personas, ¿están al tanto y de acuerdo en adoptar? ¿Tienen previsto algún acuerdo de cuidados del animal? 
  • Economía: es importante ser conscientes de que convivir con un animal implica un gasto económico diario. Debemos tener en cuenta que tendremos que gastar en alimento de calidad y salud (vacunas, antiparasitarios, chequeos médicos y, ocasionalmente, accesorios para pasear o jugar).
  • Tiempo & actividades: junto con el dinero, el tiempo y las actividades que tenemos en la vida son un factor clave a la hora de adoptar. Es necesario disponer de tiempo para paseos diarios (si se trata de un perro), nutrir el vínculo, involucrar al animal en nuestra vida y hacer lo mismo con la suya, darle tiempo para que se vincule con otros animales de su especie, etc.

*Adoptar y ser responsables no significa humanizar. Los animales, especialmente los perrxs, necesitan su espacio y su tiempo para olfatear, interactuar, ladrar y socializar. 

Cada animal tiene sus intereses y no es un ser para recibir órdenes o cumplir caprichos humanos. Es importante entender que al adoptar, estamos agrandando nuestra familia: incorporamos a un integrante a nuestro círculo íntimo, y como cualquier miembro de la familia merece respeto, trato amable y amor.

¡Gracias a Flor y Roxana por sus valiosos aportes a esta columna!

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