El 1ro de abril, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, dijo que Argentina comenzó a transitar «la segunda ola» de contagios de Covid-19. Una parte de la sociedad parece hacer caso omiso de esa declaración, o ya nada importa. De eso y más hablamos en esta nota.
Por Agustina Bortolon, Eugenia López y Emi Urouro
Un escenario de aglomeraciones, personas sin barbijos, eventos sin protocolos, riesgos conocidos, nos hizo preguntarnos: ¿Por qué somos así?. Ante el aumento exponencial de nuevos casos, parece estar triunfando el «sálvese quien pueda» o el «yo hago lo que quiero».
En marzo de 2020, la pandemia llegó al país, pero a diferencia de aquella primera etapa, las consecuencias de realizar determinadas acciones son conocidas, la segunda ola es una realidad global, la vemos en los países vecinos que tienen hospitales saturados, pero la salida colectiva que pareció unir al país el año pasado, no estaría impactando en la actualidad.
Y si, los datos no son nada positivos, por ejemplo, el 7 de abril se registraron 22.039 nuevos casos de coronavirus, una cifra histórica, en los meses que llevamos en emergencia sanitaria. Córdoba aportó 2.071 nuevos positivos a ese número. El aumento de casos forzó al Gobierno Nacional a establecer nuevas restricciones para la sociedad.
Cómo nos gusta meternos de lleno en la gresca ciudadana, pues medio de comunicación cooperativo, profundizamos no solo en las acciones individuales, sino en el comportamiento social en pleno inicio de la segunda ola.
“Puedo estar mal, yo vivo así/ A mi manera” canta Infierno 18 pero…¿se aplica en pandemia?
Sabemos de base que las personas somos seres sociales, y las muestras de afecto son parte crucial de nuestra vida. Ahora bien, la pandemia vino a frenar repentinamente esto y las personas tuvimos que cambiar nuestros hábitos de manera precipitada. ¿Es posible sostenerlos con constancia en el tiempo? La respuesta es sí. Pero siempre y cuando exista conciencia social plena y empatía. Esto es, no hacerle a un/a otro/a lo que no te gustaría que te hagan a vos.
Existen personas que hacen caso omiso a esta cuestión y continúan poniendo en riesgo a los demás, al no tomar las medidas preventivas, porque para desarrollar la empatía y la conciencia y cuidado del otro son necesarios ciertos factores que dependen en gran medida del contexto en el que esa persona convive.
A nivel nacional, durante los últimos 21 días se ha registrado un aumento importante de nuevos contagios, y por lo tanto, de tensión en algunas regiones en el sistema de salud. Desde el Gobierno nacional alertaron que en las últimas 3 semanas, de una semana a la otra, los casos aumentaron primero un 5%, después 11 %, y por último un 26%.
En relación al punto anterior ¿el instinto de supervivencia está fallando? ¿Qué comportamiento parece triunfar? ¿El vivir a toda costa? ¿Vivir ahora? Muchas preguntas para interpelar a quienes descreen de todo, del virus, de los cuidados, de las vacunas.
«Me parece que todavía no se toma dimensión de que el virus va a persistir por mucho tiempo más, y los comportamientos que las personas tengan con respecto a los cuidados propios y del resto tiene que ver con su propia singularidad y estructura psíquica. Esto es, de qué manera y con qué elementos (en sentido psicológico) hemos contado anteriormente para resolver las dificultades que se nos han presentado»
Lic. María Eugenia López
No parece que sea el instinto de supervivencia lo que esté fallando, sino más bien las consecuencias a largo plazo que trajo aparejada la misma cuarentena y el distanciamiento social. Y si bien es paradójico pensarlo de esta forma, para afrontar un distanciamiento y aislamiento en un contexto de pandemia, esto implica que también hay gran afección y malestar en la salud física y mental de las personas, que a veces puede concluir con resignación cuanto más se extiende en el tiempo.
Pasados tantos meses de incertidumbre y cambios, las personas crean mecanismos para afrontar el estrés, el malestar y la ansiedad. Se acostumbran a resolver las diferentes situaciones con acciones (“Vivir ahora a cualquier costo”) y no se da lugar a la reflexión.
Entonces la gran pregunta es ¿Cómo podemos volver a impulsar el bienestar social a través del respeto y el cuidado del otro?, consideramos que la conciencia social podría ser un gran aliado en esta vuelta a la reflexión y pensamiento crítico sobre las situaciones.
«Dudar, quizás dudé/ Pero seguí de todos modos» sigue la canción
Teniendo en cuenta que los seres humanos hemos sido desde siempre sociales, y a sabiendas de que la pandemia cambió radicalmente nuestra forma de relacionarnos, podríamos pensar en los motivos por los que las personas no adoptan prácticamente ninguna medida restrictiva y descreen de los barbijos, del contagio y de la gravedad de la situación, subestimando al virus.
Retomando a la antropóloga Mary Douglas (1996) en relación a la aceptabilidad de los riesgos, se afirma que si un grupo de individuos ignora riesgos manifiestos, la causa es que su entramado social los estimula a obrar así; suponiendo que su interacción social codifica gran parte de esos riesgos.
Dos casos recientes, son claros ejemplos de como actuamos a pesar de las consecuencias:
- El sábado 27 de marzo en el municipio de Crespo, provincia de Entre Ríos, una fiesta autorizada por la municipalidad y para adultos y jubilados, un grupo d riesgo ante el COVID-19, generó polémica. Hablamos del 6º Gran Baile Alemán, en el salón Castillo de Crespo. Testimonios del lugar afirmaron que había más de 500 personas y que no había barbijos ni distancia social.
- En semana Santa, se realizó un baile multitudinario en San Pedro, Traslasierra. Se estima que la cantidad de público superó el máximo permitido, que en este caso habría sido de 1500 personas, ya que el predio, al aire libre, es muy amplio. Y en los videos que circularon en redes sociales, la distancia social y el uso de barbijo fueron los grandes ausentes del evento.
«Pensamientos del estilo ‘no pasa nada, a esta altura no me va a afectar’ o ‘están exagerando con el tema’ lo que hacen es calmar hasta un cierto punto a una persona, pero también va a actuar potenciando conductas de riesgo, exponiéndose a sí misma y a los demás. No tenemos que olvidar que nuestro comportamiento siempre va de la mano con nuestras emociones y pensamientos»
Lic. María Eugenia López
En la vida normal (mas allá de la pandemia y la cuarentena) hay personas que incumplen las normas permanentemente y tomando más riesgos, manejando sin cinturón de seguridad por ejemplo o sin casco, cruzando semáforos en rojo o no respetando los límites de velocidad. Entonces, es lógico que gran porcentaje de esas personas incrementen sus conductas transgresoras, porque justamente tienen menos temor y más confianza en sí mismos.
Es necesario volver a la conciencia social, a la importancia de las políticas públicas en la dimensión afectiva y vincular de las personas, especialmente en estos casos, cuando hay un inminente nuevo aumento de casos a nivel poblacional frente a la segunda ola.
La desobediencia ante las disposiciones gubernamentales frente a la situación epidemiológica, puede ser por una voluntad de reafirmación, de hacer uso de los propios derechos de los individuos para actuar libremente; o quizás por rebeldía en relación a cuestionamientos político-partidarios.
“No me gusta que se haga política con la pandemia”
presidente Alberto Fernández, en el anuncio de nuevas medidas restrictivas
Esa declaración parece se una respuesta a los dichos de la presidente del PRO Patricia Bullrich: “Vamos a resistir en la medida en que sea totalmente irracional. De 23 a 5 va a destruir un montón de negocios. ¿Vas a seguir destruyendo restaurantes? Que lo hagan, pero la realidad es que la economía argentina no resiste más”.
En diálogo con radio La Red, la ex ministra de Seguridad afirmó que desde el año pasado tienen la idea de lograr y respetar cuatro elementos básicos: “Salud, la economía, la libertad y la educación”.
La desobediencia se plantea como una forma de resistencia frente a la imposibilidad de continuar nuestra dinámica de vida tal y como la conocíamos antes. De la misma forma, nuestras expectativas sobre los comportamientos y creencias ajenas puede influenciar nuestras propias decisiones, esto es, escuchar a alguien decir «no me cuido porque total nos vamos a contagiar todos en algún momento» probablemente generen un relajamiento en otra persona y su razonamiento sea «si él no se cuida, yo tampoco».
«Querer amar, imaginar y expresar nuestra verdad» reza el tema de Infierno 18
En Córdoba, la segunda ola comenzó fuerte, el 6 de abril se notificaron 1.814 casos, cifra que representa un aumento de 77,8% en relación a la cifra del día lunes, es decir, cuando se registraron 1020 nuevos positivos.
A lo anterior, debemos agregar que la provincia Córdoba tiene 10 localidades en situación de “Alto riesgo”, por la cantidad de casos que presentaron en los últimos siete días.
Para disminuir los contagios es fundamental tomar acciones colectivas, activando comportamientos pro sociales, y en vez de no cuidarse porque otros no se cuidan, otorgarle más valor a aquellas personas que asumen las medidas restrictivas no por dominación, sino por conciencia social de saber que de esa forma no sólo se cuidan a ellos mismos, sino a los demás.
Esta situación crítica no solo afecta al país, el 3 de abril, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, adviertió que el coctel de vacunación lenta y levantamiento de restricciones de aislamiento ocasionan un nuevo aumento de contagios, incluso en países que ya superaron la primera ola.
“Déjenme ser clara en esto. Sin acciones preventivas, nuestra región podría afrontar una ola incluso más larga que la anterior”
Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
La empatía, la conciencia y la solidaridad tienen que volver a ser valores fundamentales que se pongan en práctica (no palabras vacías) que contribuyan a la aceptación y al cumplimiento de las medidas de prevención, no desde la mera obligación. Probablemente si las personas logran comprender el cuidado desde otras perspectivas esto podría ayudar a reducir el impacto de todos los problemas a los que nos enfrentamos actualmente como sociedad.
Quizás, si en vez de otorgarle mayor importancia a aquellos que promulgan poner la libertad individual por encima de todo y arengan al relajamiento y la desobediencia, le otorgáramos más atención y sentido a los que sí se cuidan y promueven lo mismo, el efecto mariposa sea que la pandemia probablemente dure menos tiempo, y durante el proceso, no tengamos que lamentar la pérdida de seres queridos, haciendo que mientras estemos en esta situación, la pasemos lo más leve posible dentro de los parámetros lógicos. La salida es sí o sí colectiva, o no es.