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Sexualidad de rendimiento vs. Sexualidad placentera

La sexualidad de rendimiento exige constantemente cuando en realidad no le podemos exigir nada a la sexualidad, porque si hay obligaciones ya deja de ser placentera, no debería entrar nunca dentro la lista de nuestros “deberías”. Por Lic. Noelia Benedetto MP 8136. El discurso actual promueve la coexistencia de muchas sexualidades posibles pero la “brecha” […]

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La sexualidad de rendimiento exige constantemente cuando en realidad no le podemos exigir nada a la sexualidad, porque si hay obligaciones ya deja de ser placentera, no debería entrar nunca dentro la lista de nuestros “deberías”.

Por Lic. Noelia Benedetto MP 8136.

El discurso actual promueve la coexistencia de muchas sexualidades posibles pero la “brecha” está planteada entre los modelos (alosexuales) de la Sexualidad de Rendimiento y el de la Sexualidad Placentera. Es decir, entre una sexualidad condicionada por el esfuerzo, la exigencia ante las inevitables dificultades sexuales, “productiva y reproductiva” y una sexualidad “recreativa” basada en el juego, en dar la bienvenida a los desencuentros y en el autoconocimiento que supone el erotismo. 

Consultas y mandatos demandantes

A mi consultorio les usuaries alosexuales vienen con varios motivos de consulta: “no se me para, soy precoz, la tengo corta, no termino/acabo, duro un solo round, no llego al orgasmo durante la penetración, no soy multiorgásmica/o”… y el último: “no squirteo”.  Las demandas son ambiciosas y extra terrenales, más sacadas del porno tradicional que de la vida real: “Quiero tener un 10/10 de erección, la quiero de 20 cm, quiero durar hora y pico penetrando, quiero estar 4 veces por noche, 2 veces por día, 24/7 todo el mes, quiero tener muchos orgasmos intensos y quiero acabar durante el coito”. La mayor parte de las veces apuntan a modificar la vida sexual desde una lógica capitalista de rendimiento, pero nadie o les menos se preguntan o se preocupan por su placer o satisfacción.

Sexualidad de rendimiento: la productividad al palo

En la sexualidad de rendimiento perdemos la serenidad y el bienestar, porque nos frustramos al crearnos exigencias y obligaciones para con nosotres mismos, con les demás. No conviene caer en la trampa de interpretar la sexualidad como una obligación, mandato o una necesidad.

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En la sexualidad de rendimiento estamos tan pendientes de “estar a la altura”, de cumplir los deseos de la otra persona y viceversa, de “hacer las cosas bien” y no de “pasarla bien”, que perdemos de vista lo saludable de jugar y compartir. Es muy contradictorio que esté más habilitado poder fingir en la cama que equivocarse o que algo no salga como lo esperábamos. 

La sexualidad de rendimiento es un espejo de cómo vivimos actualmente, la lucha constante por ser les mejores amantes, la competencia en todos los aspectos. Pero está llena de creencias, exigencias y mitos que generan muchos malestares y falsas necesidades. Le aporta una lógica de la productividad con ideales que no son viables, reforzando dificultades o disfunciones sexuales, desencuentros, atacando el autoestima, los conceptos de virilidad y femineidad. Lo cierto es que la sexualidad de rendimiento es tremendamente repetitiva, aporta monotonía y rutina. Siempre es el mismo repertorio: besos, caricias, genitales, penetración y orgasmo (simultáneo y múltiple de preferencia). Solo valora el resultado, como en una carrera, y en este caso es la carrera al orgasmo mediante una sola vía (penetración pene vagina). 

Sexualidad placentera: bien viene "fracasar en el sexo"

Tenemos una casa entera para pasear y sentir, pero si nos dejamos llevar por el cómo nos han dicho que tienen que ser las cosas, por el GUION OFICIAL, caemos en el continuo de tener que llegar a la meta en vez de disfrutar de la caminata, se llegue a donde se llegue. “Fracasar en el sexo”, muchas veces nos brinda la oportunidad de salir de este círculo vicioso de cumplir con expectativas externas que hemos hecho propias.

La propuesta del modelo de sexualidad placentera es dejar de ver el sexo como un terreno de exigencias e inseguridades y empezar a verlo como un juego para el autoconocimiento. ¿Quién dice que los juegos son sólo para les niñes? Les adultes tenemos juegos y también tenemos juguetes (sex toys), el problema es cuando pensamos esto como una competencia o bien cuando nos obligamos a jugar. No es necesario durar o aguantar por une otre, como en cualquier juego, cuando te cansás, dejás y después retomas, cuando lo vivís como una competencia estás en un círculo vicioso donde sentís que no podés abandonar. 

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La sexualidad placentera es jugar y explorar, no hay nada que demostrar, ninguna marca que romper, sólo disfrutar.  El objetivo no es ser le mejor amante, o ser inolvidable o hacer durado más tiempo, o haber tenido múltiples orgasmos como en la sexualidad de rendimiento. Sino compartir el placer de jugar, la creatividad, la curiosidad. Es exploración y autoconocimiento, poder hacer una desmentida del sexo que compramos en el porno tradicional, ya no es así nada de lo que no venden (es una ficción, no un tutorial), ni los cuerpos, ni los tamaños, ni los tiempos, ni las medidas, ni siquiera los fluidos. 

El erotismo busca no engañar al otre ni a une misme, registrar lo que sentimos y no fingir una puesta exagerada de eso. Es un juego y como todo juego se aprende por ensayo y error, y está bueno equivocarse o frustrarse para pasar de un guion sexual mediocre y plagado de lugares comunes a guiones alternativos más sensoriales. Si lo vemos como un juego, el sexo es un lugar donde se nos permite equivocarnos, si lo vemos como un lugar de exigencias similar al deporte, no hay margen para el error. 

Enfocarse en una sexualidad placentera hace que pongamos el foco en otras cosas y no en los aspectos del rendimiento que nos preocupan. Cambiemos el “que no me pase o no me puede fallar” a “puede pasar y ¿cuál es?” El erotismo se puede vivir a solas o acompañades, en cambio la sexualidad de rendimiento siempre es para otre/s. 

El sexo es más que una experiencia genital

El sexo está lejos de ser una experiencia genital para el modelo de la sexualidad placentera, es una experiencia multisensorial donde todos los sentidos están involucrados junto a un sexto esencial: la fantasía. Tenemos la imagen de lo sexual reducido a un solo tipo de práctica: la penetración con un pene y esto resulta empobrecedor para nuestra vida sexual. La asociación que aprendemos entre sexo y genitales es tan potente que nos impide entender una relación sexual sin los mismos.

En la sexualidad de rendimiento hay muchos conflictos porque se espera que el placer te lo dé le otre y que los deseos coincidan. La sexualidad erótica puede ser individual, te da seguridad y confianza de que ese buen sexo no depende de nadie más que de la relación que vos tengas con tu propio cuerpo. 

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Todavía se sigue hablando de previa y de coito heterosexual, de una división entre sexualidad de segunda y  de primera. La de segunda se considera incompleta, inmadura o cosa de adolescentes. La de primera es la sexualidad adulta y madura –la más placentera, natural, normal y completa–, olvidando que, para las personas con vulva, la penetración suele ser una práctica más ya que la estimulación del clítoris es el camino más funcional para el orgasmo de la mayoría. Aunque muchas personas tienen la creencia de que todas las personas con vulva alcanzan el orgasmo siendo penetradas, esto es un mito, la realidad es que llegan a sus vivencias orgásmicas a través de la clitorización, pudiendo prescindir de las prácticas penetrativas. 

Para ir acabando

La sexualidad de rendimiento exige constantemente cuando en realidad no le podemos exigir nada a la sexualidad, porque si hay obligaciones ya deja de ser placentera, no debería entrar nunca dentro la lista de nuestros “deberías”. Es importante, sólo si se lo desea (también es válido no tener disponibilidad/bajo deseo) poner a la sexualidad en la agenda, hacerle un lugar en el cajón, porque lo espontáneo lamento decirles que no existe. No podés crearte una obligación a desear, sólo tratar de hacerle un lugar para llegar descansade y con tiempo a eso… y si no hay deseo compartido se gestiona individualmente mediante la autoestimulación. 

También, como siempre aclaro esto no es un llamado a tener sexo, hay que contemplar que las personas que se consideran dentro del espectro asexual pueden tener deseo sexual pero no atracción sexual hacia otras personas. Esto no es patológico o anormal, ya que muchas veces el deseo pasa por no desear a otres o no sentirse atraide por elles y esto lo vivencian sin angustia o malestar. Dar por sentado que el deseo y la atracción sexual por otres debe darse con determinada frecuencia e intensidad en todas las personas tiene que ver con la alonorma en la cual estamos socializades. 

Finalmente, si algo relacionado a tu sexualidad te genera malestares o angustia, o cuando el sexo genera más preocupaciones que placeres podés consultar a un especilista en sexología clínica para abordar el tema. 

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
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