Por cuarta vez en diez años, llegó la ley de humedales al Congreso

Dialogamos con el diputado nacional Leonardo Grosso sobre las posibilidades de que esta vez se apruebe la ley de presupuestos mínimos para la protección de los humedales.

Argentina ya tuvo tres oportunidades de sancionar una ley de humedales (2013, 2016 y 2021) pero todas la veces el proyecto se frustró en el Congreso. La última vez, el año pasado, se unificaron unos 10 proyectos que obtuvieron dictamen en la Comisión de Ambiente pero finalmente perdió estado parlamentario: el proceso se frenó en la Comisión de Agricultura y Ganadería.

Este año, por cuarta vez, distintas organizaciones políticas y socioambientales volvieron al Congreso para presentar el proyecto, el mismo texto que quedó fuera de juego en diciembre pasado. "Creemos que el debate ya está saldado y creemos que su tratamiento debe ser urgente", expresó a este medio el diputado nacional Leonardo Grosso, quien hasta el año pasado presidió la comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano.

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La urgencia se destaca por lo ocurrido en las últimas semanas en Corrientes, en donde el fuego arrasó con más de un millón de hectáreas, el 12% del territorio provincial. El dato fue confirmado por el INTA que elaboró un informe sobre toda la superficie afectada. En su mayoría (más de 300 mil hectáreas) se quemaron humedales de los Esteros del Iberá y otros bañados. El resto se reparte entre malezales, pastizales, bosques nativos y bosques cultivados.

Para Grosso, la aprobación del proyecto "requiere de una toma de conciencia por parte de toda la dirigencia política y un grado de responsabilidad institucional acorde a la necesidad". Además, destacó que este último proyecto es el que mejor se ha elaborado porque "se construyó con mucha amplitud y aportes de todos los sectores involucrados".

El diputado sostiene que ya "estamos llegando tarde" y que "continuar dilatando el tratamiento sería muy perjudicial", porque ya vimos que la necesidad de proteger los humedales y que la regulación de su uso va en esa sintonía.

Trabas y burocracia, qué frustración

No es casualidad que haya sido en la Comisión de Agricultura y Ganadería donde se estancó la Ley de Humedales la última vez. La expansión de la frontera agroganadera, junto con la minería y la construcción de barrios privados sobre los humedales, han sido las actividades económicas y de producción que más degradaron a estos ecosistemas.

Es desde estos sectores que operan lobbies para frenar un proyecto que ley que proteja a los humedales, territorios en los que estos empresarios están interesados para sostener sus ganancias.

"Tenemos varios sectores que intentan instalar falsos debates acerca del desarrollo versus ambientalismo. Son campañas de desprestigio hacia una ley que busca regular prácticas productivas en pos de conservar y proteger los humedales y por ende los ecosistemas que allí conviven, porque está demostrado científicamente que son los grandes aliados que tenemos para paliar las graves consecuencias del cambio climático", explica Grosso.

Y agrega: "Esos lobbies no pueden torcer la voluntad política que debe estar atada a las necesidades de la casa común. Es el Estado el único que puede y debe regular la conservación del ambiente, de otra manera seguiremos viendo cómo se incendian campos para extender la frontera del agronegocio, entre otras prácticas no sustentables".

En esta nota: Ambiente