El Gobierno Nacional, en conjunto con el Ministerio de Transporte, se encuentra gestionando la transformación de lo que denominan «Hidrovía Paraná – Paraguay». ¿De qué se trata este proyecto? ¿Qué riesgos ambientales supone?
Con un historial de 25 años de concesión, el Gobierno Nacional y el Ministerio de Transporte planean transformar a la Hidrovía Paraná – Paraguay en un proyecto «más federal». En concreto, el actual gobierno planea lanzar licitaciones públicas a fines de abril para el dragado y redragado, balizamiento y señalización de las hidrovías de los ríos Paraná y Paraguay.
Para llevar a cabo este proyecto, se conformó el Consejo Federal Hidrovía (CFH), el cual ya tuvo su primer reunión y está a cargo del Ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni. El Consejo está integrado por 7 provincias: Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe.
Este proyecto forma parte del Plan de Modernización del Transporte que el Gobierno Nacional está implementando en todo el país. Cuenta también con la participación de organizaciones públicas, privadas, no gubernamentales, organizaciones sindicales y otros entes u organismos públicos y académicos.
Entre los objetivos del proyecto, están el de ensanchar la cuenca del río para permitir la navegación de embarcaciones más grandes. También facilitar el acceso a la frontera con Paraguay por la provincia de Formosa y hasta la ciudad de Posadas, en Misiones. Actualmente los barcos llegan solo a la ciudad de Santa Fe.
Otra proyección para esta iniciativa es la de homogeneizar la profundidad máxima de la hidrovía a 40 pies en todo su trayecto. Actualmente, es de entre 34 y 10 pies, según la zona. La ampliación del calado y ancho de la ruta de la hidrovía dependerá de los resultados de los estudios de impacto ambiental.
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El progreso medido en términos económicos
“No queremos construir un modelo de hidrovía hecho a la medida de uno u otro o por el Estado sin contemplar la decisión y opinión de cada uno de los que la utilizan y necesitan. Y también, los que la necesitarán por la iniciativa que tomemos todos en conjunto para impulsar el desarrollo de sus economías”, afirmó el titular de la cartera, Mario Meoni, durante la primera reunión del Consejo Federal Hidrovía (CFH) el 22 de febrero en Rosario.
Esta extensa afirmación esconde una cuestión clave: la decisión y opinión de distintas organizaciones ambientales no pesa tanto como la de empresarios e inversionistas. Esto puede verse claramente cuando se habla de avances en las licitaciones, sin estudios de impacto ambiental tangibles hasta el momento.
A modo de «respaldo», se habla de que el 70% de las exportaciones argentinas salen por la hidrovía de 3.442km. Se mencionan las 6.000 embarcaciones que transportan 320.000 pasajeros cada año. También se presumen las más de 100 millones de toneladas en carga local y despachos procedentes de Brasil, Bolivia, Uruguay y Paraguay, por un monto aproximado total de US$70.000 millones.
No es nuevo ni sorprendente, las economías mueven al mundo y en este caso, a la transformación de una zona que muchos no quieren llamar hidrovía, sino más bien Río Paraná. Tal es el caso de Lisandro Citta, miembro de la Multisectorial Humedales Rosario. En una entrevista con El Resaltador, Lisandro hizo hincapié en que este proyecto «no contempla los ecosistemas ni las comunidades» del Río Paraná.
Estamos hablando de uno de los tres ríos más importantes del mundo por su navegabilidad, junto al Ganges en Europa y el Mississippi en Estados Unidos. Incluso, según explica Lisandro, el Paraná es el más rico en flora y fauna.
Actualmente, el 98% de los buques y barcazas que circulan por el Río Paraná son de origen extranjero. Más aún, la empresa que regula lo que se exporta y quien lucra con el cobro de peajes tampoco es nacional. Estamos hablando de un enriquecimiento y control de exportaciones en manos de otros países. Así, existe una cuestión de soberanía en el manejo del Río Paraná.
A modo de ejemplo, cabe mencionar lo que sucede en la zona del Gran Rosario. De 21 puertos que se encuentran en la zona, 18 son controlados por empresas extranjeras. Para Lisandro, Argentina está entregando un negocio multimillonario a manos extranjeras, cuando nuestros índices de pobreza y desocupación son altísimos.
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¿Cómo será la licitación de este proyecto?
Para la licitación de este proyecto, el Ministerio de Transporte planea dividirla en dos contratos. Esto es a los fines de conseguir más oferentes y favorecer la presentación de empresas locales. Incluso, para incentivar la participación de empresas argentinas, se prevé como requisito un porcentaje mínimo de 70% de capitales locales para el proceso por el balizamiento y señalización de la hidrovía.
La Unidad Ejecutora Especial Temporaria Hidrovía, organismo encargado de elaborar los pliegos, analiza realizar un concurso por el servicio de dragado y redragado de los ríos Paraná y Paraguay. Y otro para el balizamiento y señalización de la ruta fluvial.
Actualmente, la concesión está en manos de la firma argentina Hidrovía, controlada por la belga Jan de Nul y la local Emepa. Una condición importante es la de la continuidad de los trabajadores que actualmente cumplen funciones bajo la concesión actual.
Hasta el momento, se cree que los pliegos de licitación estarán listos a fines de abril y que el proceso durará al menos 180 días hábiles. En este caso, la licitación pública, nacional e internacional por el régimen de concesión de obra pública por peaje, será «a riesgo empresario, sin aval del Estado».
“Vamos a garantizar la navegación en el Río Paraná durante todo el proceso de adjudicación hasta que este el nuevo adjudicatario funcionando. En estos días que tendremos, que van a ser muy intensos, aspiramos a recibir la mayor cantidad de documentación posible para definir qué tipo de obra vamos a hacer, qué tipo de traza vamos a tener, hasta dónde van a ser los alcances”, dijo Meoni en la primer reunión del CFH.
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Un proyecto como este no contempla el cuidado del ambiente
Al dragar el Río Paraná como plantea el proyecto, Lisandro Citta explica que se propiciaría una mayor sequía en la zona. Teniendo en cuenta los incendios aledaños, lo que menos necesitan estos ecosistemas son mayores niveles de sequía. Por otra parte, se dificulta el acceso al agua para los ciudadanos y ciudadanas, además de que se modifican los ecosistemas en donde viven diversas especies.
Una cuestión preocupante y que no debe ser pasada por alto es la falta de estudios de impacto ambiental. No solo se están preparando pliegos de licitación sin los estudios de impacto ambiental necesarios, sino que en los últimos 25 años tampoco se han presentado.
El Río Paraná no es rico solo por su navegabilidad, sino que también alberga cultura, ecosistemas, historia y comunidades de nuestro país. Resulta impostergable la discusión entorno a la hidrovía, más aún cuando nuestro principal río está en manos de unos pocos.