¿Cómo los atraviesa la transformación feminista y disidente en los varones cis-héteros? ¿Hay espacios para que ellos cuestionen sus prácticas, su forma de vincularse? Sobre eso hablamos con Pablo Mas Casariego, activista por la construcción de las nuevas masculinidades y fundador de «Varones Libres».
Por Cristian Dominguez
«El machismo no es algo con lo que los varones nacemos. Es algo que aprendemos, que vemos, que nos enseñan y que también podemos desaprender«, escribió en sus redes Bruno Rodríguez, activista de Jóvenes por el Clima y también partícipe de la campaña “Amigo date cuenta”, organizada por Spotlight Argentina para promover la construcción de nuevas masculinidades.
En esa misma sintonía, traza su activismo Pablo Mas Casariego, fotógrafo y asistente de los conversatorios sobre masculinidades en la ciudad de Córdoba. Actualmente, brinda el taller online de sexualidad «Del Porno al Autonocimiento» para masculinidades de toda Latinoamerica y España. Es, también, miembro fundador de «Varones Libres».
En diálogo con EL RESALTADOR en Radio Nacional, Mas Casariego comentó acerca de la iniciativa de Spotlight: «Es una campaña sintética, efectiva, que cumple con su rol de interpelar. Siento que es una parte o una mitad del trabajo que podemos hacer quienes cuestionamos nuestra masculinidad, tiene que ver con el ‘no’. De las cosas que nos damos cuenta que no queremos reproducir que no queremos que sigan para adelante en las próximas generaciones, tenemos que decir que no y hay que nombrar esos «no» y hay que ser claros».
No obstante, para el activista cordobés la otra mitad se basa en «empezar a decir que sí, para empezar también a construir».
«Está muy bien empezar a hacer la lista de las actitudes machistas que tachamos para no reproducir pero también nos está quedando una hoja en blanco que tenemos que llenar de sentido a la masculinidad que queremos habitar», remarca Pablo.
Y agrega: «Esa transformación se da cuando pasamos de la culpa a la responsabilidad. Porque la culpa inmoviliza; la responsabilidad es hacerse cargo de quién fuimos, de quiénes somos y de quiénes seremos«.
La sexualidad y el deseo
Tal como explicó Pablo en la entrevista -y como lo enseña en su taller- la industria del porno es una escuela para varones porque llena ese vacío que deja la cultura patriarcal cuando no se habla de lo sexual, de la empatía, del amor y la diversidad.
Expertos internacionales aseguran que el primer contacto de los menores con la pornografía se da alrededor de los ocho años. El promedio de edad continúa en baja debido al mayor contacto de los niñxs con la tecnología. Actualmente, un menor de 8 o 9 años puede llegar a tener su propio celular, y con esto el acceso a todo lo que internet ofrece.
En el porno, se pueden ver características de esta escuela que ejerce violencia y que limita la experiencia corporal y la experiencia del placer de los varones.
«El propio cuerpo es el espacio a conquistar. Construimos masculinidades conquistando afuera: conquistando territorio, conquistando personas, riquezas, títulos, poder. Creo que hoy nos toca hacer un trabajo de integrarnos hacia adentro y darle espacio a otras personas. El placer y el deseo son motores poderosos de transformación de la masculinidad, mucho más que el trabajo intelectual«, explica.
Hay una gran oportunidad de llenar de sentidos esa carcasa vacía que generamos. Ahí entra en juego el preguntarnos como vivimos nuestra sexualidad, porque la sexualidad atraviesa nuestra identidad, nuestra autoestima, nuestros vínculos. Los varones hablamos mucho sobre nuestra sexualidad en la adolescencia pero describimos guiones pornos que nada tienen que ver con cómo es la vida. Y guardamos silencios, guardamos dolores y frustraciones. Cuando empezamos a correr eso, la sexualidad se hace mucho más profunda y placentera.
Pablo Mas Casariego, activista fundador de «Varones Libres»
Un consejo para la transformación
«Para sentirnos poderosos es necesario pensar: ¿qué estamos entregando a cambio? Y lo que estamos entregando a cambio es lo más bonito de la vida: el poder contactar con nuestras emociones, el poder disfrutar de nuestros cuerpos, tener amistades mas bonitas, relaciones más libres, tener paternidades más amorosas», reflexiona el entrevistado.
Según sus palabras, dejamos todo lo genuino que podemos llegar a expresar por el hecho de caber en el «cuadrado» que nos propone la cultura machista. «La masculinidad aprendida es un campo de soja, es el monocultivo de la mente», dice Pablo y sostiene que » cada vez que uno quiere salirse de ese monocultivo, somos los mismo varones quienes nos reprimimos unos a otros».
Su consejo es que hay que «rodearse de quienes lo están intentando» porque «no podemos hacerlo solos». Para esto, hay que «traicionar el silencio heredado y abrir canales de diálogos que no solamente tengan que ver con el ‘no’ sino con tender puentes para también nombrar los dolores que nos habitan, los anhelos que nos habitan«.
«Una vez que te diste cuenta lo que le estás dando a esta cultura vacía, cobra mucho más sentido decirle que no al machismo porque te das cuenta que tu vida se hace más plena. No es un proceso de culpa, es un proceso de responsabilidad. Es un proceso creativo de transformación en donde podes encontrar la inspiración de llenar de sentido cada aspecto de tu vida. Las preguntas interpelan mucho más que el no directo. Compartirnos preguntas. A nadie le gustan que le digan como vivir. Está bien decir que no porque suceden cosas terribles. Pero también hay que animarse a vivir de otra manera y mostrar ese ejemplo. Cuando uno es niño es víctima de esa cultura machista, pero de grande uno ya es responsable», concluye Pablo.
Te invitamos a escuchar la entrevista completa acá