En abril de este año, el área deforestada superó los 580 km2. Se trata de la cifra más alta a nivel mensual desde 2016.
Según informaron desde el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe), en abril de este año se registró un nuevo récord de deforestación en el Amazonas, con 580,55 km2 afectados. El Inpe es el órgano civil especializado en la investigación espacial, y fue creado en 1961. Su principal tarea se vincula a la ciencia espacial y de la atmósfera.
Hace 3 años, en 2018, se registró el último récord de pérdida de superficie boscosa con 498,52 km2 deforestados. Respecto al valor registrado el año pasado, de 407,2 km2, el de este año es aproximadamente un 42% más alto. Adicionalmente, en abril de este año se deforestó más que durante los tres primeros meses de este año (576,15 km2 entre enero y marzo del 2020).
En total, durante los primeros cuatro meses de 2021, el desmonte en el Amazonas totalizó 1.157 kilómetros cuadrados. Esta cifra represente un 4% menos que un año antes, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (Inpe). Desde la asunción del presidente Jair Bolsonaro en 2019, la tala de árboles ha aumentado exponencialmente, llegando en 2020 al nivel más alto en 12 años.
El Amazonas libera más CO2 del que absorbe
Entre 2010 y 2019, la selva amazónica emitió 16.600 millones de toneladas de CO2, mientras que consumió solo 13.900 millones de toneladas. Así lo informaron investigadores en la revista Nature Climate Change. Estás cifras indican que el Amazonas liberó a la atmósfera casi un 20% más que lo que consumió de CO2, en promedio. Además, el mismo documento indicó que la deforestación en 2019 creció casi cuatro veces.
Para llegar a esta conclusión, el estudio analizó datos satelitales que permitieran estimar el volumen de CO2 absorbido y almacenado naturalmente por la vegetación a medida que crecía el bosque. Así, se lo comparó con las enormes cantidades de carbono liberadas nuevamente a la atmósfera cuando se quema, tala o destruyen los árboles.
Mediante este estudio, se pudo afirmar que la situación de la selva cambió y la misma pasó a ser un «emisor neto». Esto quiere decir que el mundo ya no puede ni debe depender del “pulmón del planeta” para ayudar a absorber la contaminación generada por el hombre.
Cabe destacar que la cuenca del Amazonas contiene aproximadamente la mitad de las selvas tropicales del mundo. Estos ecosistemas son más efectivas para absorber y almacenar carbono que los que tienen otros tipos de vegetación. Esto quiere decir que, si la zona se convierte en un emisor neto en lugar de un «sumidero» de CO2, contrarestar la crisis climática será mucho más difícil.