La iniciativa a nivel mundial cumple 10 años, y Eco House Córdoba se suma. La intención principal es concientizar sobre los plásticos de un solo uso y cómo impactan en nuestros ecosistemas.
Hace 10 años, surgió en Australia la campaña mundial #JulioSinPlástico (Plastic Free July). La iniciativa nos invita a «desplastificarnos», tomando conciencia sobre el consumo de plásticos de un solo uso y las consecuencias que esto trae para los ecosistemas. Como muchas otras campañas sobre ecología, #JulioSinPlástico se rige por una regla básica de gestión de residuos: las 3 R (reducir, reutilizar, reciclar).
El orden de estas tres palabras no es aleatorio, sino que respeta una escala de prioridades. Reciclar es importante, y debe incorporarse como hábito; pero la reducción en la producción y el consumo de plásticos de un solo uso -por dar un ejemplo- está primero en la lista. Sin dudas es más fácil trabajar sobre lo que ya existe, reciclando; pero #JulioSinPlastico nos invita a repensar un poco más.
Durante los 31 días de este mes, y en lo posible de manera constante, esta campaña mundial invita a realizar un ejercicio básico antes de comprar o consumir: ¿lo necesito?¿Lo voy a usar?¿Se puede reemplazar con otros productos reutilizables?¿Existe una alternativa que utilice menos packaging o que sea biodegradable?
«Durante 65 años (el período de 1950 a 2015), la producción acumulada alcanzó los 7.800 millones de toneladas de plástico, de los cuales, la mitad se desecharon luego de 1 solo uso. De continuar al ritmo actual de producción y consumo, para 2050 habrá más plásticos que peces en el océano».
Nadia – Eco House Córdoba
Te puede interesar: «Ni talles reales ni especiales: Córdoba cuenta con su primer ropero gorde»
La omnipresencia de los plásticos de un solo uso
Los plásticos de un solo uso están diseñados con criterios de descarte, dificultando su reciclaje o reutilización. Este tipo de productos abundan, con una producción acumulada de 7.800 millones de toneladas de plástico a nivel mundial entre 1950 y 2015. De esta cifra, la mitad se desecharon tras ser usados una sola vez. Un ejemplo de esto son las bolsas de nylon tipo camiseta, que además de durar poco tiempo en nuestras manos tardan 55 años en degradarse. Y aun así, generan microplásticos que después consumen los animales y las personas.
La contaminación por plásticos es de las menos estudiadas. Según informaron desde Eco House Córdoba, el impacto ambiental de la contaminación por este material solo cuenta con estudios de hace una década. De todas maneras, los estudios sobre microplásticos si se encuentran en auge. Por ejemplo, en 2019, la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) publicó que los seres humanos estaríamos ingiriendo cada semana el equivalente a una tarjeta de crédito. Esto equivale a 5 gramos y se encuentran en las bebidas y alimentos que consumimos, así como también en el aire que respiramos.
Según la Global Ocean Commission (2015) la producción de plásticos se ha disparado en los últimos 50 años, y en especial en las últimas décadas. Entre 2002 y 2013 aumentó un 50%: de 204 millones de toneladas en 2002, a 299 en 2013.
Los hábitos diarios a incorporar para reducir el uso de plásticos son variados y muchos de ellos ya los conocemos. Ahora, y desde hace ya tiempo, lo importante es dar el primer paso: tomar la iniciativa y empezar a generar cambios individuales, para después cuestionarnos los hábitos colectivos.