Luego de ocho años de relaciones diplomáticas en conflicto, los mandatarios de Brasil y Venezuela celebraron un histórico encuentro signado por la necesidad latinoamericana de unidad y cooperación ante una humanidad en crisis. ¿Qué posiciones comparten? ¿Qué hay detrás de las fotos?
Ocho años pasaron desde que Nicolás Maduro en calidad de Jefe de Estado de Venezuela no visitaba Brasil. Desde entonces, el Plan Cóndor 2 hizo lo suyo en cada país: golpe parlamentario contra Dilma, prisión política a Lula, instalación del régimen genocida de Bolsonaro mediante fraude democrático, intento de magnicidio a Maduro, autoproclamación de Guaidó como “Presidente” de Venezuela, desestabilizaciones sociales en Caracas con la firma de la OEA y el Grupo de Lima, y un sin fin de violencias financiadas y orquestadas por el país de la “libertad”: Estados Unidos.
Pero no todo es -o fue- derrota. Los pueblos que conviven en Brasil pudieron lograr que Lula recuperara su libertad y sea elegido por tercera vez Presidente del país, derrotando al proyecto neofascista de Bolsonaro.
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Y los pueblos que conviven en Venezuela resistieron los embates norteamericanos y europeos, logrando construir la espalda suficiente para que Maduro continúe siendo el representante del Estado venezolano.
“Los pueblos siempre vuelven” dijo la Vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner hace un tiempo atrás al describir el regreso de los gobiernos de tintes progresistas y populares a los Estados latinoamericanos. Y esa frase, de alguna manera sintetiza la foto histórica entre Lula y Maduro.
Unidad: ¿Para qué?
El encuentro se realizó ayer en el Palacio de Planalto en horas de la mañana y reunió a una importante cantidad de funcionarios y funcionarias de ambos gobiernos.
La posterior conferencia de prensa realizada en conjunto por ambos mandatarios dejó entrever el mapa de ruta trazado y consensuado en su primera reunión de los últimos diez años: moneda común, acercamiento a los BRICS, anti imperialismo estadounidense, regionalismo latinoamericano.
Atrás de la histórica foto, hay un momento histórico para ambas naciones. Lula viene de impulsar grandes transformaciones que apuntan a la reparación -no solo del desastre heredado de la anterior gestión- sino, además, de tomar la punta de lanza para el tan vapuleado regionalismo latinoamericano. Y por su parte, Maduro, viene de ser reconocido internacionalmente como lo que siempre fue: el único Presidente de Venezuela. EE.UU y la E.U ya no reconocen a Guaidó como tal.
Moneda común: ¿Tú me escuchas?
Lula y Maduro comparten una visión: el mundo unipolar como lo moldearon los yanquis y los europeos está en crisis, y no habrá oportunidad más idónea de superarla que generando la suficiente cooperación regionalista para fortalecer la posición latinoamericana de cara a la nueva construcción de un modelo financiero multipolar.
Para ello, Lula viene insistiendo con la creación de una moneda común del Sur con el fin de independizar a las economías latinas del dólar yanqui. ¿Los objetivos? fomentar el crecimiento de los PBI regionales, acrecentar las reservas de los bancos centrales, generar acuerdos económicos sudamericanos genuinos, evitar la imposición de sanciones, permitir mayor libertad de comercio emancipado de las reglas del gigante del Norte.
Pero no es una idea solo de Lula, sino que el mundo global está iniciando un acelerado proceso de desdolarización de la estructura financiera mundial. El mismo EE.UU está a punto de declararse en déficit debido al alto nivel de deuda contraída.
En este sentido, el presidente brasileño puso como ejemplo de esa necesidad a Venezuela, que por ser objeto de bloqueos y sanciones por parte de EE.UU, tiene limitaciones para pagar en dólares sus importaciones, una situación que describió como algo “peor que una guerra”, porque al prohibir y castigar esas transacciones “se provocan muertes de inocentes como niños, mujeres, adultos mayores que nada tienen que ver con las disputas ideológicas entre gobiernos”.
¿Renace UNASUR?
Ya en campaña, Lula afirmaba que había una necesidad latina urgente: volver a integrar un bloque político unificado que pueda estar a la altura de la actual crisis mundial. Y desde entonces, dió importantes pasos para que ello sea una realidad. El más importante se está dando hoy en Brasilia, donde los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay, Surinam y Venezuela participarán de una Cumbre que comienza a definir el destino de la región.
Su par venezolano, expresó que la región tiene que convertirse en un “gran cuerpo político” donde prevalezca la “cultura del diálogo” y el respeto mutuo para avanzar en los “grandes temas de desarrollo común” como lo representan -a su entender- la defensa de la Amazonía, el medio ambiente, el desarrollo social y económico, la creación de un sistema de salud público que funcione en todo el continente, la seguridad alimentaria y la independencia financiera y monetaria que necesita la región.
Lula, coincidió con su homólogo caribeño y argumentó: «Tenemos que discutir si queremos ser más fuertes, si queremos formar un bloque para negociar, tener más fuerza o seguir divididos y dependiendo económicamente de EE.UU.», expresó Lula sobre la necesidad que tiene la región de instalar una política económica soberana y común que acerque más a los pueblos.
BRICS que estás en los cielos
En el último tiempo, y considerando la crisis de la hegemonía occidental en el orden mundial, espacios multilaterales como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) vienen ganando terreno a tal punto que ya supera y representa una mayor parte del producto bruto interno mundial que su oponente directo como lo es el histórico G7 (Alemania, Inglaterra, Japón, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos).
«Soy partidario de que Venezuela integre los Brics. Prontamente nos vamos a reunir y tenemos que evaluar varias solicitudes de integración», indicó el presidente brasileño.
Maduro, por su parte, agradeció y solicitó a Lula su colaboración para que Venezuela se integre a este bloque. Lo mismo hizo Argentina, quien también está en tratativas para sumarse.
De esta manera, si en la próxima reunión del bloque se aceptan las dos solicitudes, ya serían tres los países sudamericanos en integrar dicho espacio. Tres naciones de las más importantes por sus economías, bienes comunes naturales y relevancia geopolítica.
Un nuevo mundo está en marcha, signado por la primacía de las necesidades económicas y sociales de las naciones antes que los posicionamientos estrictamente ideológicos de los gobiernos representantes de los Estados. Lo que no quiere decir que esto último sea lo menos importante.