En Santo Tomé, un grupo de rescatistas acudió a la laguna Juan de Garay (ex Bedetti) al ver que casi no quedaba agua. A raíz de esto, las tortugas que allí viven quedaron atrapadas en el barro.
La Laguna Juan de Garay (ex Bedetti) de Santo Tomé (Santa Fe) sufre las consecuencias de la extensa sequía que azota a Santa Fe y la región, sumado a la bajante histórica del río Paraná. Al no haber agua en este lugar, un grupo de voluntarios tuvo que rescatar varias tortugas que quedaron atrapadas en el barro que dejó la sequía de la laguna.
Fue la Mesa Territorial Ambiental la que convocó a que todos los que pudieran se sumaran a este rescate con botas, baldes y agua. A través de las redes sociales, se pudo ver cómo fue el mecanismo de rescate y devolución de los animales encontrados. Por recomendación de especialistas, las tortugas rescatadas fueron liberadas en el cauce del río Salado.
Entre las y los voluntarios abocados a la tarea, Verónica Lobos fue una de las que se acercó a la exlaguna Bedetti. «Las condiciones del suelo son bastante inestables, parece firme, pero es barroso», detallan en los videos de las redes sociales. “A medida que te vas alejando de los bordes, te vas enterrando”, detalla Verónica que muestra como su compañero logró llegar al pequeño ojo de agua que quedó.
Javier Maillao, guardavidas de la zona y colaborador de la Mesa Territorial Ambiental, detalló que en el camino se tomó con muchos caparazones de tortugas bebés muertas. A pesar de las complicaciones que representó el barro, luego de mucho excavar, lograron rescatar a varias tortugas: para salir del lugar se tuvieron que arrastrar por el barro que llega hasta la cintura.
Esta lamentable situación no solo se ve en Santo Tomé. En Laguna Paiva también secó su ojo de agua. El panorama no es alentador en la provincia.
Se lograron rescatar entre 25 y 30 tortugas
Entre los integrantes de la Mesa Territorial Ambiental y los voluntarios que se presentaron en el lugar a colaborar, se lograron rescatar entre 25 y 30 tortugas. Vale repetir que posteriormente fueron liberadas en el río Salado. Javier Maillo explicó a El Litoral que “se lograron salvar muchas crías y varios adultos, por lo que fue un éxito la iniciativa”.
La falta de lluvias, las altas temperaturas y la bajante de los principales ríos de la región hacen que las lagunas y arroyos de la provincia de Santa Fe se reduzcan a su mínima expresión, o directamente se sequen. Ocurre algo similar en la Laguna Añapiré, ubicada a unos 60 km de la ciudad de Santa Fe, en jurisdicción de Campo Andino.